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Gaudí, un fenómeno social y económico sin fin

Los edificios del arquitecto baten récords de visitas y sus obras protagonizan subastas El banco que creó para la Colonia Güell se vendió esta semana por 400.000 euros

José Ángel Montañés
Pieza de hierro en forma de dragón o ave que se subasta el próximo día 2
Pieza de hierro en forma de dragón o ave que se subasta el próximo día 2ARTE SUBASTAS BILBAO

Antoni Gaudí (1852-1926) es el único arquitecto del mundo que tiene siempre enormes colas de turistas a las puertas de sus edificios. En Barcelona, donde se concentra la mayor parte de sus construcciones, entre ellas siete catalogadas como Patrimonio de la Humanidad —el Parque Güell, el Palacio Güell, la Casa Milà (La Pedrera), la Casa Vicens, la fachada de la Natividad y cripta de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell, esta última en Santa Coloma de Cervelló—, sus obras son el primer motor turístico, pulverizando cada año las cifras del anterior. En 2015 recibió 8,2 millones de visitantes. Solo la Sagrada Familia sumó 3,7 millones, una cifra que, además de convertirlo en uno de los monumentos más visitados de España, permitió acelerar de forma vertiginosa los trabajos de construcción, gracias a un presupuesto anual de 25 millones de euros provenientes de las entradas. Estará acabado en 2026.

Pero no siempre ha sido así. Durante décadas Gaudí y sus obras han sido denostados y acusados, también por los barceloneses, de una apariencia excéntrica y hortera. Sin embargo, ahora, todo lo gaudiniano vive un momento de esplendor. El pasado miércoles Christie’s de Londres subastó uno de los 20 bancos que el artista creó para la cripta de la Colonia Gaudí por casi 400.000 euros, tras doblar su precio de salida. El banco forma parte de los cinco que en 1972 vendió el párroco de entonces para instalar algo tan terrenal como la calefacción en la iglesia. Los vendió por 10 millones de pesetas y, tras perdérseles la pista, han ido aflorando, a cuentagotas, a lo largo de los años: uno pertenece desde 1976 al MoMA de Nueva York, un segundo fue comprado en 1977 en París y acabó en 1993 ingresando en el Museo de Orsay y los otros tres han aparecido y se han vendido en diferentes casas de subastas; en 2011 (Sotheby’s de París por 384.750 euros), 2015 (Christie’s de Nueva York por 182.447 euros) y el último, el que se vendió esta semana.

Fetichismo

“El precio alcanzado es una muy buena noticia en un mercado que está de capa caída”, asegura Albert Velasco, conservador del Museu de Lleida y experto en el mundo de las subastas, que mantiene que, como ocurre con los grandes artistas, hay cierto fetichismo alrededor de las obras de este creador que hace que crezca su cotización. “Gaudí realizó piezas más vanguardistas que otros modernistas como Gaspar Homar o Joan Busquets. El mayor problema es el de la atribución, ya que muchas piezas no se sabe con seguridad si las hizo él o alguno de sus seguidores”, añade Velasco. Y recuerda el caso del banco de piedra de Reus que sus dueños querían vender en 2012 por dos millones de euros asegurando que era una creación de Gaudí, pero que se quedó sin comprador en Sotheby’s de París tras presentarse al final como “atribuido a”, pese a que partía de un precio de solo 100.000 euros.

El banco diseñado por Gaudí para la Colonia Güell de Santa Coloma de Cervelló que se vendió en Londres.
El banco diseñado por Gaudí para la Colonia Güell de Santa Coloma de Cervelló que se vendió en Londres.CHRISTIE'S

Es el mismo problema que destaca Luis Gueilburt, uno de los mayores especialistas en el mobiliario del artista. “Hace falta una fundación como la que tienen Tàpies, Miró o Dalí, que controle todo lo relacionado con Gaudí, que establezca qué es una creación suya y vele por la conservación de sus edificios. Eso es lo único que alejaría las dudas y permitiría conseguir mejores cotizaciones”, defiende el especialista, que se alegra y mucho de que se subasten sus piezas. “El hecho de que Gaudí esté en el MoMA o en Orsay lo equipara a los grandes creadores, es muy bueno que se vendan sus obras, que esté en el mercado del arte y que se conozca en todo el mundo”. Para Gueilburt, no obstante, el precio alcanzado por el banco no es alto: “Se trata de una pieza de la que existen solo cinco ejemplares, es como un grabado de Durero, que no es único, pero tiene las copias limitadas, y por un durero seguro que se paga mucho más”.

El 2 de noviembre volverá a subastarse una obra de Gaudí. En este caso se trata de una pieza de hierro forjado de 108 centímetros con forma de dragón rampante. La vende Arte Subastas Bilbao y parte de 60.000 euros. “Cuenta con un certificado de autenticidad y todos los permisos de exportación, por lo que esperamos que alcance una cotización mucho más alta si se interesa el mercado internacional”, explica Germán Jubera desde Bilbao, que reconoce que lo que puede hacer que la pieza no alcance un mayor remate es el no haber podido establecer para qué edificio concreto la creó el arquitecto.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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