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Crítica | 'OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El juguete rabioso

'Ouija: el origen del mal' no inventa nada, pero logra erigirse en sólida pesadilla para un buen Halloween

OUIJA: EL ORIGEN DEL MAL

Dirección: Mike Flanagan.

Intérpretes: Elizabeth Reaser, Henry Thomas, Annalise Basso, Lulu Wilson.

Género: terror.

Estados Unidos, 2017.

Duración: 99 minutos.

El mayor sobresalto que recibieron los espectadores de la rutinaria Ouija (2014) de Stiles White llegaba en los créditos finales: allí, un rótulo detallaba que el término Ouija, lejos de referirse a un instrumento ancestral de comunicación con el más allá era, en realidad, una marca propiedad de la multinacional juguetera Hasbro. El término lo registró en 1890 el inventor y abogado Elijah Bond cuando patentó su propia tabla alfabética concebida a imagen y semejanza de la que, por aquel entonces, utilizaban espiritistas americanos con menos olfato comercial. Con el tiempo, la marca acabaría integrada en el catálogo de Hasbro. No deja de ser interesante, pues, considerar Ouija, la película, como el aparatoso anuncio de un juguete disfrazado de cinta de terror: curiosa publicidad la que intenta venderte un objeto con el potencial de atraer a un espíritu que, literalmente, te cosa los labios.

Ouija, el origen del mal es la precuela de esa mediocre película y, en este caso, la remarcable sorpresa es que su responsable se haya tomado el trabajo mucho más en serio que su predecesor. Comprometido con el género, Mike Flanagan -autor de, entre otras, Oculus: el espejo del mal (2013)- decide jugar aquí la carta del horror vintage, que tan buenos resultados le ha dado al James Wan de Expediente Warren: The Conjuring (2013). Flanagan demuestra aquí ser un cineasta capaz de componer el plano, esculpir una atmósfera progresivamente enrarecida y pensar en la eficacia de una sobria puesta en escena, como si, de hecho, estuviera canalizando esa autoconciencia de la teatralidad que tiene su personaje central: una espiritista viuda, madre de dos hijas, que suple sus carencias para la videncia con una cierta ética de la representación. Ouija,el origen del mal no inventa nada, pero logra erigirse en sólida pesadilla para un buen Halloween.

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