Viaje sentimental arriba y abajo entre clases sociales

Daniel Veronese ha dejado el teatro político a un lado, entre otras cosas porque no cree en él, y en Invencible, obra del dramaturgo inglés Torben Betts, ha optado por abordar el lado humano de los personajes frente a las diferencias sociales. Conflictos económicos, vecinales, de pareja y personales pueblan el montaje, que se puede ver en los madrileños Teatros del Canal hasta el 20 de noviembre. Maribel Verdú, Jorge Bosch, Jorge Calvo y Pilar Castro (incorporada recientemente al reparto en sustitución de Natalia Verbeke, que ha dejado la gira por un problema de salud) suben a escena esta comedia dramática.

Una pareja de estatus social elevado se ve obligada por la crisis a trasladarse a un barrio más humilde, donde intentan relacionarse con sus vecinos, otra pareja a la que llaman despectivamente “los trogloditas”, porque los consideran por debajo de su clase. Sobre esa trama se ha costruido una pieza que director y actores coinciden en calificar como una montaña rusa, “un viaje sentimental en el que la risa y las lágrimas se suceden de una forma muy simple y, a la vez, potente”.

La obra llegó a manos de Veronese después de que Verdú y su marido —y productor del montaje—, Pedro Larrañaga, la vieran en Londres. La actriz se sintió atraída desde un principio por el personaje de Emilia. “Es completamente diferente de mí, y a los actores nos gusta interpretar a quienes no se parecen a nosotros”, señala. “Es una mujer de extremos, obsesionada con el orden y con decir la verdad por encima de todo, lo que le acarrea muchos problemas, una idealista que quiere cambiar el mundo e intenta redimirse por algo terrible que le pasó”, apostilla.

Sátira social que muestra la crudeza de las relaciones entre personas de diferentes clases sociales y culturas, toma su título del nombre del gato de la pareja más humilde, Invencible.

“Bajamos un escalón social y, al relacionarnos con los vecinos, se desatan conflictos e intentamos lidiar con nuestros fantasmas”, tercia Jorge Bosch, pareja de Verdú en la obra.

Los intentos por encontrar algo en común entre ambas parejas resultan baldíos por las enormes diferencias que existen entre ellos. “En el transcurso de la obra puedes estar de acuerdo con lo que plantea un personaje y, al momento, disentir completamente”, considera la intérprete. Es como subir en un carrusel en constante movimiento, con sus subidas y sus bajadas inesperadas.