Emily Blunt: “Esta industria aplasta a las personas”
La actriz protagoniza 'La chica del tren', adaptación del 'best seller' homónimo
Emily Blunt se sabe una chica con suerte. “Esta es una industria que aplasta a las personas emocional y económicamente. El hecho de que haya tenido las oportunidades que he tenido, que me hayan permitido llegar hasta aquí sin tener que servir mesas ni tener que hacer trabajos que no quería hacer no es algo que me tome a la ligera”, asegura. “Hasta aquí” significa protagonizar, con 33 años y 15 de carrera, una de las adaptaciones más esperadas de Hollywood: la del best seller de Paula Hawkins La chica del tren, que se estrena el viernes en España. Y con ella, como sucedió con otros éxitos literarios en femenino como Perdida o 50 sombras de Grey, saltan la alarma de esas mujeres que, en pleno siglo XXI, aparecen totalmente enajenadas (en su caso, además, rematadamente alcoholizada) por sus relaciones con los hombres.
El personaje de Blunt va y viene en el mismo tren de cercanías en Nueva York solo para poder ver durante apenas unos segundos la vida de su expareja al lado de su actual esposa y con el retoño que ella nunca le pudo dar. Y todo bajo de los lingotazos del vodka que esconde en su botellín de agua. Al suceder un crimen en la casa de al lado, ella misma tendrá que reevaluar si lo que ven sus ojos es fruto de la falta de la baja autoestima, de los celos o de la melopea. O incluso si ella misma cometió el crimen, porque al final, lo que define al personaje, según la actriz británica “es que tiene miedo de sí misma". "Es una historia sobre si nos fiamos o no de nosotros mismos”.
"Esta película presenta mujeres imperfectas, con las que te puedes identificar. Se les permite equivocarse, tomar malas decisiones”
“Está claro que ya sabemos que una mujer no debería sentirse incompleta por no tener hijos, la casa o el marido perfecto. Pero esta película explora cómo esa responsabilidad, pese a todo, sigue existiendo”, asegura la actriz que fue capaz de robarle planos a Meryl Streep y Anne Hathaway en El diablo viste de Prada. Por eso, Blunt considera que “esta película marca un camino en lo que respecta a los papeles de mujeres en una película para gran público. Presenta mujeres imperfectas, con las que te puedes identificar. Se les permite equivocarse, ser malas, tomar malas decisiones”. Blunt desvía cualquier crítica feminista al filme hacia la enorme tensión a la que está sometida la mujer de hoy, especialmente en lo que respecta a la maternidad. “La maternidad se ha convertido en algo muy rígido”, explica con conocimiento de causa, pues ha tenido dos hijas con el también actor John Krasinski. “Espero que seamos más amables entre nosotras, que entendamos que la maternidad es algo duro para todo el mundo y que no deberíamos juzgar a alguien por cómo educa a sus hijos. En Estados Unidos la maternidad es algo tan intenso, con todos los blogs, tantas perspectivas sobre cómo hacer una cosa a o la otra... Y en general, en todo el mundo, estamos bombardeados por las imágenes de la perfección”
Ella reconoce que Hollywood no ayuda mucho: “La gente idealiza tu vida privada, porque lo que se muestra es la perfección. Gente perfecta, con maridos e hijos perfectos en una alfombra roja. No se imaginan que tus hijos tienen berrinches, no hay fotos de eso”. Su carrera, desde luego, también es de lo más fotogénica. Tuvo un debut en 2001 totalmente majestuoso, pues fue al lado de Judi Dench en las tablas de Londres interpretando The Royal Family, ha sido candidata a cuatro Globos de Oro en cine y se llevó uno en televisión y ahora tiene como próximo reto cinematográfico la nueva versión de Mary Poppins, junto al que llama “el hombre del momento”, Lin-Manuel Miranda, y su ya amiga Meryl Streep. Será no una revisión sino una continuación de las andanzas de la institutriz supercalifragilísticoespialidosa. ¿También se tendrá que enfrentar a los nuevos roles de infancia y cuidados medio siglo después de la original? “La película está llena de esperanza para los niños y, desde luego, es un regalo para mí hacer esto por mis hijas, que van a ver a su madre siendo Mary Poppins, un icono de la infancia. Pero yo haré mi propia versión, qué remedio, porque nadie canta como Julie Andrews”.
Babelia
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