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La belleza como recurso humano

El atractivo físico es un recurso que depende del azar biológico y que por ende las élites no pueden acaparar

César Rendueles

Uno de los hitos intelectuales de la posmodernidad fue el renovado interés de distintas disciplinas académicas por el modo en que el cuerpo humano está atravesado por procesos de construcción social. Sin embargo, desde esta perspectiva se ha tendido a tratar la corporalidad como si fuera una especie de texto maleable a través de los discursos, una superficie de inscripción semiótica. El resultado es que los cuerpos analizados en algunos estudios culturales resultan extrañamente espirituales, seres de luz con una relación remota con nuestra carne mortal. La cara oscura del capital erótico se aparta de ese paradigma. Estudia el modo en que vivimos hoy nuestra experiencia corporal e intervenimos sobre ella, y lo hace mediante un análisis anclado en las prácticas efectivas de distintos grupos sociales. El resultado es un libro cada vez menos frecuente: un ensayo de sociología académica que cumple todos los requisitos de la literatura científica y al mismo tiempo resulta accesible e interesante para un público amplio.

El concepto de “capital erótico” fue popularizado por la socióloga británica Catherine Hakim en una obra muy polémica. En ella, Hakim partía de la tesis de Pierre Bourdieu de que para entender la desigualdad hay que tomar en consideración no sólo los recursos económicos, sino también el capital social y cultural, y añadía una cuarta categoría, el capital erótico, relacionada con el atractivo físico. Desde su punto de vista, se trata de un tipo de recurso que depende del azar biológico y que, por tanto, las élites no pueden acaparar: una persona pobre, sin estudios ni contactos sociales puede disponer de un importante capital erótico. Sin embargo, según Hakim, en nuestra época tanto el patriarcado como cierto feminismo han estigmatizado la belleza femenina, impidiendo que las mujeres hagan valer esa forma de poder, muy en particular las mujeres de clase baja, que no disponen de otro recurso.

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La cara oscura del capital erótico discute la teoría de Hakim analizando la belleza y el atractivo físico no como un dato biológico, sino como un campo cultural en disputa que los diferentes grupos sociales gestionan de distinta manera —en ocasiones con gran sufrimiento— en sus relaciones afectivas, culturales y, sobre todo, laborales. A través de una amplia serie de entrevistas y grupos de discusión, Moreno Pestaña saca a la luz la forma en la que mujeres trabajadoras con distintos niveles de cualificación desarrollan, cuidan y emplean su capital erótico. Estas estrategias no son, es cierto, puramente negativas, pero en muchas ocasiones tienen dimensiones dañinas y alie­nantes, como los trastornos alimentarios. También las políticas del cuerpo están profundamente marcadas por los conflictos sociolaborales contemporáneos.

La cara oculta del capital erótico. Capitalización del cuerpo y trastornos alimentarios José Luis Moreno Pestaña Akal Madrid, 2016 400 páginas. 24 euros

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