Nueve musas y un payaso del espacio se pasean por Ciudad Rodrigo
La Feria de Teatro de Castilla y León programa sus espectáculos en diferentes horarios para llegar a todo tipo de espectador
Por las mañanas, funciones para los más pequeños; por las tardes, espectáculos para todos los públicos o de adultos, y por la noche, una comedia que alivie de tantas horas viendo teatro. Así se estructuran las 53 representaciones de 44 compañías que ofrece, desde el pasado martes, 23 de agosto, hasta el sábado, 27, la 19ª Feria de Teatro de Castilla y León, que se celebra en la monumental Ciudad Rodrigo (Salamanca). Como en toda feria, “aquí se viene a comprar”, frase repetida en los corrillos de los 260 profesionales acreditados (entre programadores culturales y representantes de festivales) que vienen a ojear para, si alguna obra les parece interesante, comprar unos bolos.
En ese escaparate hay piezas teatrales, danza, monólogos, música, títeres… y espectáculos como Star Clown, un estreno de la compañía Teatro la Sonrisa para niños a partir de seis años, que se ha representado este jueves en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal que, con un aforo de 450 espectadores, estaba casi lleno. La obra tiene un solo personaje, un payaso extraterrestre (interpretado por Javier Rey) que cae con su nave en el escenario de un teatro en el que está a punto de empezar un espectáculo de magia. El actor responde en escena a las risas y comentarios de los niños —hasta una lloró—, y la reacción final de estos indica que se lo han pasado bien.
Nada de naíf tiene Pequeño catálogo (sobre el fanatismo y la estupidez), de la compañía Cómicos del drama, obra en la que se hilan cuatro historias sobre la violencia y la irracionalidad, y que muestra "hasta dónde podemos llegar los humanos", dice uno de sus tres intérpretes, Diego Molero (Madrid, 1974), con 22 años en la profesión. Este confiesa que, cuando está en el escenario, su obsesión es “que no se vaya un programador”. Lo que se digan estos cuando salen de la obra, como si fuera el pulgar de un emperador romano, puede suponer contrataciones futuras o el olvido. Molero considera que, en ferias como la de Ciudad Rodrigo, ese contacto entre los distintos sectores del mundillo teatral, a través de los encuentros profesionales, charlas o comidas, “hace que se respire el oficio de actor”.
Sin embargo, en la feria mirobrigense no solo hay obras en sala, la calle es también protagonista en esta ciudad de 13.000 habitantes que puede presumir de puente romano, catedral románica y palacios renacentistas. La tercera parte de la programación es bajo el sol que ha caído a plomo estos días. Un ejemplo, 9 musas, de Karlik Danza Teatro. Es un espectáculo itinerante en el que nueve actrices (varias con zancos pese a algunas calles empedradas) se convierten en divinidades femeninas, acompañadas de dos músicas y una cantante. Al principio, cientos de personas las siguieron desde la plaza en la que está la catedral como si fueran pokémones. Durante la hora que duró este pasacalles, con parada en la plaza mayor, las musas bailaron y declamaron, en una apuesta en la que brilla la estética.
De un marco monumental para ver obras, a uno de los espacios acondicionados para la feria. Un pabellón de deportes, no exento de algunas incomodidades para los espectadores, fue el escenario de Nora 1959, libérrima adaptación de Casa de muñecas, de Ibsen, que ha levantado The Cross Border Project, y que se estrenó en el Centro Dramático Nacional, en Madrid, el pasado noviembre. La directora de esta compañía, Lucía Miranda (Valladolid, 1982), explica que su obra habla de “nuestras abuelas”, las mujeres que se educaron y crecieron en el franquismo, en una sociedad patriarcal y machista. “Para este montaje entrevistamos a muchas mujeres, y coincidían en que escuchar música en la radio, cuando estaban solas en casa, les ayudaba a sobrellevar esa vida”. Por eso, coplas y boleros se suceden casi como si fuera un musical, y en la función del miércoles las canciones fueron tarareadas por el público de más edad. Miranda señala que Nora 1959 es “teatro documental que recupera la memoria colectiva y reivindica el derecho de las personas a decidir qué hacer con su vida, pero que, a la vez, busca que la gente se divierta”.
El sábado se echará el cierre de la feria y entonces comenzará la nerviosa espera de las compañías, durante varios meses, para recibir la alegría de alguna oferta que les lleve a actuar en teatros o salas de toda España en 2017. En los dos últimos años lo han logrado casi el 90% de las que acudieron, según los organizadores de la feria. Las únicas que saben lo que ocurrirá son las nueve musas que recorrieron el jueves el centro histórico de Ciudad Rodrigo, porque, como gritaban a coro: “Conocemos lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos”.
Babelia
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