La isla hermosa reafirma su pasado español
Numerosos vestigios recuerdan el periodo hispano de la isla. Aquel tiempo, cuando era Formosa, cobra importancia en la investigación histórica
Nueve banderas ondean a la entrada del fuerte Santo Domingo, uno de los edificios históricos más visitados en el distrito de Tamsui, al noroeste de Taipei. Las banderas representan, de manera cronológica, los nueve poderes que han pasado por los terrenos de esta edificación, desde España a la República China. Hoy lo que se puede ver es la estructura que dejaron los holandeses tras la toma de la fortaleza en 1642, pero los vestigios del paso de los exploradores españoles por la zona siguen intactos.
El edificio de piedra y ladrillo es uno de los muchos elementos que recuerdan el periodo de la presencia española en lo que se conocía como Formosa —isla hermosa—, hoy Taiwán. El pasado hispano de la isla oriental, entre 1626 y 1642, tiene un valor muy significativo; “La narración del pasado basada en documentos escritos, empieza en Taiwán con la llegada de los españoles”, señala el catedrático de la Universidad Nacional de Taiwán José Eugenio Borao, autor de La experiencia española en Taiwán (1626-1642): Final barroco de una aventura renacentista.
El fuerte Santo Domingo es la punta del iceberg de una historia que daba comienzo en mayo de 1626, con la llegada de una flota española al norteño cabo Santiago (Sandiaojiao). La expedición tenía como objetivo contrarrestar la presencia holandesa localizada en el sur de la isla y comenzar un proceso de evangelización de la región. El grupo, dirigido por Antonio Carreño Valdés, creó un asentamiento (la Santísima Trinidad) en lo que es hoy el puerto de Keelung, y un fuerte (San Salvador) en la isla de Heping para asegurar su posición.
Proyecto de investigación
Desde 2011, un equipo de investigadores españoles, primero en afiliación con el CSIC y después con la Universidad de Konstanz, ha trabajado en el norte de Taiwan realizando las primeras excavaciones arqueológicas sistemáticas en busca del pasado español en la pequeña Heping. El convenio Programa Formosa 2010 entre el CSIC y la NSC de Taiwán permitió emprender este proyecto en conjunto con un equipo taiwanés formado por investigadores de la National Taiwan University y la Academia Sinica (Taipei), promovido entre otros por Borao. Desde 2013 el trabajo se realiza desde la Universidad de Konstanz y la Academia Sinica. Las excavaciones realizadas en la zona permitieron encontrar, a comienzos de 2012, los cimientos de la iglesia de Todos los Santos, edificada por los dominicos en el siglo XVII. Restos que todavía están en estudio”.
En 1629 los españoles apuntalaban su control sobre el norte de la ínsula con la fundación de un nuevo asentamiento en Tamsui. En dicho territorio se llevó a cabo la construcción del fuerte Santo Domingo, la principal referencia de la herencia hispana en Taiwán. Años después, en 1638, los exploradores tuvieron que retirarse de esta zona por las extremas condiciones climáticas, las enfermedades y los continuos conflictos con aborígenes y holandeses. Finalmente, en 1642, el resto de la colonia en la Santísima Trinidad abandonaba la zona tras el ataque de los holandeses, cerrando así el episodio español.
Anclada en un conflicto con la República Popular China desde la retirada del partido nacionalista chino (Kuomintang) a la isla —el país presidio por Xi Jinping reclama la región como parte de su territorio—, Taiwán ha buscado en su pasado histórico de manera continua para justificar sus ansias independentistas. El legado español es uno de los argumentos esgrimidos por diferentes académicos para evidenciar una historia taiwanesa distinta de la china.
Pedir perdón a los aborígenes
El pasado 1 de agosto la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, pedía disculpas de manera pública a los aborígenes taiwaneses por “el injusto trato recibido durante los últimos 400 años de historia”. Ahí es nada: un injusto trato histórico.
El gesto es solo un primer paso, de importancia, de un largo proceso que busca sacar a la luz las injusticias sufridas por las tribus indígenas en la ínsula.
José Luis Caño Ortigosa, investigador de la Universidad de Tsing Hua, señala que “fue bajo el dominio español cuando la isla de Formosa se integró por primera vez, y ya para siempre, en las conexiones internacionales de carácter global y en la historia compartida por todas las naciones del planeta”. El vicepresidente de la Asociación Hispánico Taiwanesa de Intercambio Cultural lleva varios años recopilando las fuentes sobre las relaciones entre Taiwán y España junto a Fabio Lee. Caño considera que “las posibilidades de recopilar nuevas informaciones son enormes” y apunta a centros como el Archivo General de Indias, el Archivo General de la Marina Álvaro Bazán o el Archivo Histórico de la Compañía de Jesús de Roma.
Ciudad a descubrir
Borao apunta, entre otras, a una futura línea de investigación arqueológica por debajo del nivel del mar, para ampliar el conocimiento sobre este periodo de la historia: “Los holandeses echaron a los españoles del norte de Taiwán en 1642, pero en 1641 ya lo habían intentado. Está documentado que en la pequeña batalla naval que tuvo lugar a la entrada del puerto de Keelung se hundió el buque insignia holandés. Es muy posible que todavía esté por ahí esperando a alguien que lo encuentre”. El catedrático de la Universidad Nacional de Taiwán suele comentar que Keelung es “una ciudad histórica sin historia”, haciendo referencia a todo lo que queda por descubrir en la ciudad asiática no solo sobre el periodo español, sino sobre los 3.000 años en los que la ciudad ha estado continuamente habitada.
Ye Yuhua ha venido hoy al fuerte Santo Domingo por primera vez. “Para nosotros es muy importante la presencia española en la isla”, señala la profesora de guardería de Taichung —tercera ciudad en importancia de Taiwán— y añade que “uno puede estar de acuerdo o no con sus actuaciones, pero una cosa es segura, le da estructura a nuestra historia”.
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