Andrómeda de neopreno
No es habitual escuchar a Albert Pla en una película estadounidense, pero a su ritmo, y con un carismático Óscar Jaenada al volante, empieza esta miniatura
Es difícil fijar la identidad autoral de Jaume Collet-Serra –si es que existe-, pero lo cierto es que en la obra de este catalán afincado en Hollywood hay algo más que mera competencia técnica. Si algo comparten películas como La casa de cera (2005), La huérfana (2009), Non-Stop (Sin Escalas) (2014) y Una noche para sobrevivir (2015) es un indefinible punto de extrañeza, que las desmarca de esa fuerza de homogeneización que recorre el Hollywood de multisalas. Su cine parece hecho con palpable placer y casi siempre parece regido por la exigencia de ir al grano, sin perderse en redundancias.
INFIERNO AZUL
Dirección: Jaume Collet-Serra.
Intérpretes: Blake Lively, Óscar Jaenada, Angelo Jose, Sedona Legge.
Género: terror. Estados Unidos, 2016
Duración: 86 minutos.
No es habitual escuchar a Albert Pla en una película estadounidense, pero a su ritmo, y con un carismático Óscar Jaenada al volante, empieza esta miniatura en la que el director, sin ánimo de enmendar ninguna plana, rinde el inevitable tributo al Tiburón (1975) de Spielberg antes de embarcarse en un ejercicio de tensión minimalista en torno a un cuerpo ofrecido en sacrificio y las fauces que amenazan con devorarlo. Como una Andrómeda enfundada en neopreno, Blake Lively evoca el mito clásico sobre roca o sobre ballena muerta, mientras el cineasta va explorando las posibilidades dramáticas de un planteamiento tan esquemático.
Hay en Infierno azul una cierta debilidad por reciclar nuevas tecnologías de comunicación en prescindibles efectos de posproducción y abruptos saltos en la textura de imagen (algo justificado por el uso diegético de microcámaras), pero, también, tensión constante y momentos tan valiosos como el del peligroso recorrido entre medusas
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