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El Gallo corta un oreja en Madrid la tarde del homenaje a Víctor Barrio

Javier Jiménez, lesionado el pasado viernes en Pamplona, dado de alta y trasladado a Sevilla

El novillero Aitor Darío El Gallo cortó una oreja en la tarde de su debut en Las Ventas, premio de lo más condescendiente, con clara influencia del paisanaje, en una tarde en la que Madrid rindió un sentido y emotivo homenaje el malogrado matador de toros Víctor Barrio.

Con un cuarto de entrada, se lidiaron novillos de Carriquiri, muy bien presentados, un auténtico corridón de toros, nobles y de variado comportamiento. Destacaron segundo, cuarto y, sobre todo, quinto. Sin raza y a menos, el primero; muy parado el tercero, y el sexto se acabó pronto.

David de Miranda: estocada baja (silencio tras aviso); pinchazo y estocada (ovación).

Aitor Darío El Gallo: pinchazo y estocada fulminante (ovación tras petición); estocada (oreja).

Jesús Martínez: estocada caída (ovación tras aviso); pinchazo y estocada (vuelta al ruedo tras aviso).

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Víctor Barrio, fallecido en la plaza de toros de Teruel.

Más allá del ruedo, muchísimo más allá, en la tarde dominical en Las Ventas predominó y pesó la tristeza y la emoción por el recuerdo del torero Víctor Barrio.

El responso que hubo por la mañana en los corrales de Las Ventas se prolongó por la tarde con un emotivo y respetuoso minuto de silencio antes de romperse el paseíllo. Del silencio más sepulcral se pasó al estruendo de una calurosa ovación que se prolongó durante varios minutos a la vez que desde el tendido 7 aparecía una pancarta con la leyenda: ‘Víctor Barrio, en el recuerdo de la afición’.

Las banderas de la plaza ondearon a media asta en señal de duelo, y las divisas de los utreros extremeños de Carriquiri lucieron color negro en lugar del habitual encarnado y verde.

Víctor Barrio siempre estará en el recuerdo de los aficionados, los mismos con los que se mezclabas cada domingo para apoyar a todos esos jóvenes que, como fue su caso, sueñan con un triunfo en la primera plaza del mundo para empezar a abrirse paso en esta durísima profesión, de la que fue ejemplo por su honradez y desmedida afición.

David de Miranda, que se despedía de novillero en Madrid antes de tomar la alternativa en Huelva de manos de José Tomás, apenas pudo hacer nada con su primero, novillo noble pero sin raza.

En el cuarto, que se prestó más, anduvo fácil y reposado De Miranda, corriendo la mano con soltura para lograr muletazos limpios, templados y de inmaculado trazo. Buen nivel del novillero de Trigueros, que mostró oficio, buenas mañas, y aplomo y valor en un final de cercanías, bernadinas incluidas.

El Gallo, que debutaba en Madrid, llevó a cabo una primera labor con notables desigualdades, fundamentalmente por falta de sitio y ajuste, ante un novillo que respondió con nobleza en el último tercio. Lo mejor, la estocada final. Incomprensible la petición de oreja que hubo.

Ante en el quinto se le vio más asentado y ceñido, lo que hizo que la faena, a la que le faltó también mayor limpieza en algunas fases, tuviera algo más de entidad, aún sin ser tampoco nada del otro mundo. Aquí sí paseó la oreja, aunque el premio contó con una clara influencia del paisanaje.

El otro debutante en la tarde, Jesús Martínez, se topó con un primero muy agarrado al piso, con el no pudo pasar de voluntarioso. En el sexto, en cambio, dejó atisbos del buen concepto que atesora. Toreo de gusto, aroma y sentimiento en una faena que, como el novillo, que se desfondó enseguida, fue irrefrenablemente a menos. Al final dio una vuelta al ruedo.

Javier Jiménez, dado de alta y trasladado a Sevilla

El torero Javier Jiménez, lesionado de consideración el pasado viernes en los Sanfermines, recibió ayer el alta hospitalaria de la Clínica Universitaria de Pamplona y viajó en ambulancia a su domicilio en Espartinas (Sevilla).

En la capital andaluza el diestro será sometido a nuevas revisiones que dictaminen la evolución de la fractura de la apófisis de tres vértebras cervicales sufrida durante la lidia de su primer toro de Cebada Gago, en el cuarto festejo de los Sanfermines.

Jiménez aún deberá llevar un collarín durante un tiempo no determinado, ya que los médicos no han previsto todavía un plazo de recuperación.

A pesar de la aparatosa voltereta que sufrió, el torero sevillano se mantuvo en el ruedo tanto para estoquear al toro del percance como al segundo de su lote.

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