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Muere a los 88 años el banderillero sevillano Julio Pérez Vito

El torero estaba considerado como uno de los mejores rehileteros de todos los tiempos

El banderillero Julio Pérez Vito, considerado el decano de los toreros, ha fallecido esta madrugada en Sevilla a los 88 años. El torero nació el 24 de enero de 1928 en Camas (Sevilla), hijo del novillero Manuel Pérez, que también se anunció como Vito en los carteles.

Se presentó en público en Ubrique (Cádiz) con 15 años y debutó como novillero con picadores en Madrid el 14 de abril de 1946, alternando con Perea y Parrita.

Tomó la alternativa el 1 de septiembre de ese mismo año. El diestro mexicano Carlos Arruza le cedió un toro de Felipe Bartolomé en presencia de El Choni en la plaza de Valencia. Un mes más tarde, la confirmó en la plaza de Las Ventas, con Curro Caro como padrino, y en presencia de Arruza, esta vez de testigo

El Vito se mantendría en las filas de matadores de toros cinco temporadas alternando con las figuras del momento. Sin embargo, su carrera como matador se vio truncada por dos graves percances. Sufrió una cogida muy grave en Jaén el mismo año de la alternativa. Posteriormente, en la Feria de Abril de 1947, el día 20 de abril, fue cogido por un toro de Guardiola, que le infirió una grave cornada en el muslo derecho. Estos contratiempos influyeron de forma decisiva en las escasas actuaciones de los años 1948, 1949 y 1950. En 1961 renunció a la alternativa y se hizo banderillero; a pesar de esta renuncia, El Vito estaba considerado como el decano de los matadores de toros.

Como banderillero fue una reconocida figura con el capote y los garapullos. Actuó a las órdenes de toreros como Manolo Vázquez, Chamaco, Diego Puerta, Litri y Jaime Ostos. La cuadrilla de este último, compuesta por El Vito, Luis González y Blanquito, marcó un tiempo glorioso en el toreo. El Vito se ganó el favor de los aficionados porque acostumbraba a salir de la cara del toro andando después de colocar los palos en todo lo alto. En algunos festivales en Sevilla, El Vito puso las banderillas en los seis astados, como reconocimiento a su categoría como rehiletero. De hecho, era considerado dentro de la profesión como uno de los banderilleros más importantes de todos los tiempos.

Dejó los ruedos en 1965, aunque no abandonó su contacto con el toro. Se convirtió en un experto hombre de campo, y colaboró con empresas y toreros con una singular capacidad para conocer al toro en su hábitat natural de la dehesa.

El cadáver del torero va a ser velado en el tanatorio de Camas y será enterrado en el cementerio de San Fernando de Sevilla.

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