El arte instaura la paz en San Sebastián
Una exposición con más de 600 obras de 21 museos internacionales repasa las principales manifestaciones artísticas de la paz
San Sebastián es una antología artística de la paz. La ciudad que ostenta la capitalidad de la cultura europea en 2016 ofrece un viaje a lo largo de 500 años de historia del arte, la cultura y el derecho que permite repasar las grandes manifestaciones que ha tenido la paz para el ser humano. 1516-2016. Tratados de paz es el hito central de San Sebastián 2016, una exposición con más de 600 piezas de artistas de la talla de Goya, Rubens, Murillo, Ribera, además de Picasso, Le Corbusier o Maruja Mallo, también de Elena Asins, Alice Creischer y Nancy Spero o las fotografías de Sophie Ristelhueber.
Los Reyes inauguran este viernes la muestra que se desdobla entre el Museo San Telmo y el centro cultural Koldo Mitxelena, donde se reparten obras provenientes de los fondos de 21 museos internacionales que aluden a la paz, los tratados y acuerdos, la desmilitarización, la ausencia de guerra y la no violencia. Es un auténtico tratado sobre la paz que indaga “en torno a la representación de la paz y de la Paz, con minúscula y con mayúscula, que nos han legado el arte y el derecho”, explica el comisario de la exposición, Pedro G. Romero. Felipe VI y Letizia han sido recibidos por el lehendakari, Iñigo Urkullu, mientras un grupo de manifestantes protestaba en la misma plaza contra la presencia del monarca.
En la entrada al recinto expositivo de San Telmo cuelgan las banderas de la ONU, la Cruz Roja, la del colectivo de gays y lesbianas y una bandera blanca que se empleó en la guerra de Filipinas en 1898, porque en el Museo del Ejército de Madrid no consta ninguna de este tipo ya que ondearla se consideraba como “una traición”, asegura el inspirador de la muestra. A partir de ahí se ordenan en bloques temáticos las obras que han prestado los grandes santuarios del arte, como el Louvre, el Pompidou, el Reina Sofía, El Prado, el Bellas Artes de Bilbao, MNCARS, MACBA, la Fundación Jorge Oteiza, la Fundación Tàpies, la Universidad de Salamanca, el Parque de la Paz de Hiroshima o el Memorial del Holocausto de Auschwitz. Solo El Prado ha cedido más de 60 obras para esta exposición, el mayor préstamo nunca concedido por la pinacoteca nacional para una cita de este tipo.
Tratado de paz arranca en 1516, año de publicación de Utopía, de Tomas Moro, por ser considerado “el primer momento en el que se plantea la idea de la paz”, comenta Romero, y se detiene en su parte inicial en la obra de Francisco de Vitoria y la Escuela Ibérica de la Paz, que en el XVI fue la verdadera fuente del llamado Derecho Internacional de Gentes, el corpus filosófico que exploró por primera vez las vías para terminar de forma civilizada con la guerra y la violencia.
El recorrido artístico de San Telmo se detiene en Los Libros Plúmbeos de la Abadía del Sacromonte de Granada y en otra estancia se reproduce uno de los muros del Salón de Reinos del Casón de Buen Retiro de Madrid que diseñó Velázquez para Felipe IV en 1650, con cuadros de Zurbarán y Maíno que simbolizan las paces triunfales anteriores a la Revolución Francesa. Procedente del Louvre, se ha dispuesto una réplica de la Galería de los Espejos de Versalles que conmemora las llamadas pax borbónica y que después fue escenario de grandes acontecimientos como el matrimonio de María Antonieta, la proclamación del Imperio Alemán o la firma del Tratado de Versalles (1919) que puso fin a la I Guerra Mundial.
Destacan el lienzo de Rubens Felipe II a caballo y el lienzo de Goya Muchachos jugando a soldados, ambas joyas cedidas por El Prado, o La conversión de san Pablo, obra de Murillo. El imponente Combate de mujeres, de Ribera; el Bufón Barbarroja de Goya y el retrato que Sánchez Coello pintó del rey Sebastián I de Portugal dan paso a obras más recientes, como La caída de Barcelona, de Le Corbusier o Cabeza Llorando y Cabeza de mujer llorando con pañuelo, ambas pintadas por Picasso tras el bombardeo de Gernika.
La visita en San Telmo culmina con apartados dedicados a los “emblemas” de la guerra y paz –banderas, estandartes, escudos de armas, uniformes militares…- y un espacio que honra a los muertos (cementerios, tumbas…) que dan paso a la colección dispuesta en el Koldo Mitxelena, donde se han instalado una representación de la exposición Del Tercer Mundo, que inspiró la bienal de La Habana de 1968, y la Exposición de Arte Internacional en Solidaridad con Palestina, inaugurada en Beirut en 1978.
Se muestra un cañón -en bronce y con grabaciones de fragmentos del Corán- tomado como trofeo de la Guerra de Marruecos, el único que no se empleó para esculpir los leones del Congreso, y sobresale la cesión realizada por el Museo de la Paz de Hiroshima. Son cuatro relojes –tres de pared y uno de mesilla que quedó cristalizado- cuyas manecillas están detenidas a las 8,15, la hora en que una bomba atómica destruyó la ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945.
El periplo artístico no pretende explorar, explica el comisario, la contraposición entre la guerra y la paz, sino “atender a la paz, a las formas y representaciones complejas que la paz ha atravesado históricamente, sea entendida como pax imperial, sea como expresión de victoria, sea como proceso de conciliación de unos y otros, como abandono de la violencia, como goce, como una alegría de vivir”. Romero sostiene que la exposición permite profundizar en la “complejidad” y “ambigüedad” de muchos de los símbolos artísticos porque “la paz no es solo una aspiración utópica de nuestras sociedades, también es la otra cara de la gueraa”.
La muestra de San Telmo y el Koldo Mitxelena es el plato fuerte que ofrece San Sebastián para celebrar este año la capitalidad cultural europea y se erige en el eje central de un proyecto más ambicioso que gira siempre en torno a la idea inspiradora de la capitalidad: la convivencia entre diferentes. Además de la exposición central, Tratados de paz comprende otras siete muestras sobre episodios históricos (Casos de estudio), que analizan acontecimientos históricos como la Paz de los Pirineos, las Paces de Urbía, la Abdicación de Bayona, el Abrazo de Bergara, el Pacto de San Sebastián, el bombardeo de Gernika o las Conversaciones de Argel. Se completa con un estudio monográfico y siete producciones artísticas contemporáneas (Afueras) que se distribuirán en 10 localidades.
La exposición se abre al público el 18 de junio y se podrá visitar hasta el 2 de octubre. La entrada cuesta seis euros, salvo los martes, que es gratis.
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