Que cada uno decida
Celebro que Fernando León haya plantado sus cámaras ante esta gente intentando captar anverso y reverso, autenticidad y claudicaciones, utopías y realidades
El título de este documental es inquietante: Política, manual de instrucciones. El resultado también. Hablo en primera persona. Evidentemente, alguien que no cree en el fatigoso y estratégico eslogan de que la gente de Podemos se comen a los niños, portan cuernos, rabo y tridente, su triunfo equivaldría a la victoria de Atila y los Hunos, del retorno de las checas y del sanguinario invento de monsieur Guillotin, de los bárbaros del norte, del totalitarismo siniestro que impusieron Stalin, Hitler, Mao, Fidel Castro, Chávez y otros benefactores de la humanidad. Y no debo ser yo solo el que piensa eso, alguien que se mantiene virginal ante el deber cívico de votar, sino que esas predicciones apocalípticas son ofensivas para cualquier ciudadano en posesión de un mínimo de inteligencia.
Consecuentemente, celebro que Fernando León de Aranoa, el espléndido creador de Familia, Barrio, Los lunes al sol y de otras películas posteriores de las que prefiero no acordarme, haya plantado sus cámaras ante esta gente intentando captar anverso y reverso, autenticidad y claudicaciones, utopías y realidades, seguridades e incertidumbres, sueños y estrategias, verdades y mentiras, espectáculo y teatro, disensiones internas y pactos. Y de entrada, consigue algo tan fundamental para mí como no consultar de vez en cuando el reloj en un metraje de dos horas. También que al finalizar no tenga una sensación exultante, ni la comodidad que puede otorgar un panfleto bien hecho. Me han mostrado cosas que me perturban, hay momentos y personajes por lo que puedo sentir comprensión y empatía y otras que bordean el lado oscuro. No me siento manipulado. No es un templo presidido por el maniqueísmo. Me hace pensar.
Y por supuesto, hay personas ahí con las que me tomaría unas copas y con las que puedo compartir cosas y otras con las que tendría poco que hablar.
Abarca un periodo de 428 días en la existencia de Podemos, desde la asamblea de Vistalegre a las elecciones generales. Y habla de un terremoto ideológico y social que parece ya muy lejano pero que comenzó hace ni tres años. Que nace a raíz de una imagen que amo, la de aquel 15-M en el que mucha gente asqueada del estado de las cosas, puteada por los de siempre, sale a la calle no solo para manifestar su ira y que a los timadores de lo establecido les entre un poquito de acojone, sino para que esa unión sirva para intentar cambiar lo que se pueda (no lo que se quiera) de una abyección institucional y todopoderosa que se ha convertido en norma, que parece tener asegurada la vida eterna y la impunidad. Y vale, para mantener la farsa unos años hacemos como que mandas tú y otros yo. Pero el anhelo de los revolucionarios se encontrará con la realidad. Y puedes acabar convirtiéndote en aquello que parecías detestar. Y la batalla será cruenta. Y los otros disponen de más armas. Y ningún escrúpulo.
Me interesa lo que cuenta Fernando León y cómo lo cuenta. Y me quedo fascinado con un fulano que además que poseer un cerebro importante se expresa con precisión y lucidez. Es Íñigo Errejón. Sí, ese chico con pinta de empollón. ¿Que si han hecho este documental para convencer a los izquierdosos dubitativos o escépticos de que deben votarles? Pues a lo mejor lo consiguen.
Babelia
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