Cuatro editores abordan el futuro de los libros
Responsables de grandes sellos europeos reflexionan sobre la literatura en Internet, las redes sociales y el papel de la crítica
Despejados los fantasmas digitales, cuatro prestigiosas casas editoriales europeas que marcan el paso de la literatura de calidad —como aquel don Quijote que avanzó por los bosques y llanuras “despejando miedos, enderezando entuertos y desfaciendo agravios”— analizan para EL PAÍS, en la librería La Central, de Madrid, el futuro del sector que pasa por la reinvención del editor y la utilización de múltiples formas de llegar al lector en ambos mundos, digital y analógico.
Los cuatro editores han estado en Madrid para celebrar los 50 años de Alianza: Petra Hardt, directora internacional de Derechos de la alemana Suhrkamp; Anne-Solange Noble, directora internacional de Derechos de la francesa Gallimard; Giuseppe Laterza, presidente de la editorial italiana Laterza; y Valeria Ciompi, directora editorial de la española Alianza.
El diálogo empieza por acallar las alarmas de hace unos años ante la llegada del libro electrónico. Hoy sus ventas en Estados Unidos han descendido y se han estabilizado en el 20% o menos.
Aliados de las letras de calidad
Sellos imprescindibles. Alianza, Gallimard, Laterza y Suhrkamp comparten más de 60 autores y una filosofía de calidad que los acerca a un mismo perfil editorial.
Alianza (fundada en 1966) tiene un fondo de autores y obras clásicas imprescindibles, desde la etapa escolar y universitaria en todos los géneros. Además de autores contemporáneos de calidad.
Gallimard (1911) es un sello mítico de grandes escritores europeos del siglo XX, al que se suman descubrimientos contemporáneos.
Laterza (1901) está especializada en ensayo y libros académicos.
Suhrkamp (1950) posee uno de los catálogos más prestigiosos en ensayo y narrativa.
Giuseppe Laterza. No ha habido una irrupción digital, solo representa el 4%. Los gurús fracasaron en su vaticinio de que el libro iba a morir pronto.
Anne-Solange Noble. En Gallimard desde el principio hicimos la digitalización de nuestro catálogo, al igual que las novedades.
Petra Hardt. El e-book es solo otra forma del libro impreso. Son unos ingresos adicionales.
Valeria Ciompi. En España sí se sintió ese temor. En Alianza tenemos una buena relación con los libreros, les hemos dicho que vamos a digitalizar y a intentar la distribución a través de ellos.
G. L. En mi editorial hemos hecho el experimento de streaming como en [el servicio musical] Spotify. Esto no daña la compra de libros físicos, es una forma orientada a los jóvenes que quieren leer y no tener la obra impresa.
Pregunta. ¿Ha servido la Red para buscar nuevos autores que se publican online?
P. H. Esa no es una forma en la que funcionemos. Los europeos somos distintos de los estadounidenses. Encontramos a los autores por recomendaciones de otros escritores, por premios, concursos, por lecturas de sus manuscritos que llegan a la editorial. Esa forma de la web es más para autores comerciales, no para la literatura que hacemos nosotros.
G. L. La Red es una oportunidad muy interesante. Pero se tiene que explorar todavía desde el punto de vista editorial. Por ejemplo, si pongo un texto en mi página de streaming lo primero que voy a propiciar es una discusión con la comunidad de lectores. Esto es solo el comienzo que deben desarrollar las editoriales. No depende solo de la tecnología, sino de una forma distinta de trabajar que puede ser la predominante en el futuro. Lo interesante sería tener una mezcla entre publicación tradicional con cine, teatro, y otros aspectos salidos del libro.
P. ¿Qué estrategias manejan para frenar el descenso de ventas y lectura? Mientras en España la venta de literatura ha caído un 33%, en el resto de Europa no ha sido para tanto.
P. H. En Alemania la literatura de calidad es estable. El mercado lo apoya el Gobierno.
A. N. El apoyo institucional que hay en países como Alemania o Francia a la cultura y al libro debería ser generalizado, pero no es un apoyo del Gobierno, es el dinero de los impuestos de todos.
G. L. El año pasado, por primera vez en la crisis, el mercado subió. Esperamos que siga, aunque no recuperaremos lo perdido.
V. C. En España hay un problema con la literatura. Si hablamos en términos de escritura, en la mayoría de manuscritos que recibimos hay una reducción de la sintaxis, del léxico. Hay una aspiración de ser entendidos por el gran público. Un lector que quizás está menos dispuesto a prestar atención al texto altamente literario y denso.
P. H. En Suhrkamp las ventas de derechos de autores de calidad son estables y en algunos casos aumentan, lo cual es muy positivo. Hay libros que se traducen a 30 o 40 idiomas. Cada año hacemos unos 600 nuevos contratos debido a la calidad de las obras.
G. L. Trabajamos con festivales literarios o con teatros y otros campos relacionados con el libro o donde este pueda tener una presencia para llegar al público. Tenemos que inventar una nueva forma de ser editores.
P. ¿Qué diagnóstico hacen de la situación de los medios de comunicación y la crítica? En Francia y Alemania hay programas de radio y televisión y una prensa que dedica espacios a la cultura y a los libros.
P. H. El problema es que hay muchas críticas en diferentes soportes, pero su influencia ha disminuido. La editorial del futuro debe dar 17 posibilidades de divulgar la obra... abrir el mercado.
G. L. Una de las preguntas de las grandes editoriales es cómo utilizar las redes sociales. Es difícil saber si son buenas para la literatura en general o solo para los nichos. Estamos en un nuevo camino de comunicación.
Antes de despedirse, los cuatro editores asienten ante esa idea.Creen que ha llegado el momento en que deben ser ellos quienes busquen llegar a los lectores y dialogar directamente con ellos.
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