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La vida sin pretensiones

Lola Baldrich protagoniza 'La guerra del sofá', una historia sencilla sobre la rutina en la que los actores se han dirigido a sí mismos

Isabel Valdés
Lola Baldrich, cantante y actriz, en su casa en Madrid.
Lola Baldrich, cantante y actriz, en su casa en Madrid. Carlos Rosillo

Existen lugares comunes y conflictivos para una parte de los mortales que comparten hogar: qué estante del mueble del baño, el lado de la cama, la taza del desayuno o la posición en el sofá. Problemas del primer mundo, se dice. Para Lola Baldrich (Toledo, 1971), protagonista de La guerra del sofá, un respiro que a veces se impone como necesario.

La culpa de este viento fresco es, en origen, de Manuel Hidalgo, periodista y escritor entre otros, del libro con el mismo título (La guerra del sofá, Temas de hoy, 2000); después, una compañía vasca decidió hacer una versión teatral que corrió a cargo de Carlos Panera. “Fue en la universidad de Bilbao, allí estaba Gorka Mínguez, mi compañero y socio en esta aventura. Trabajamos juntos en otra cosa y me propuso esto poco después”.

'La guerra del sofá'

Texto: Manuel Hidalgo.

Directores e intérpretes: Lola Baldrich y Gorka Mínguez.

La obra está en el Pequeño Teatro Gran Vía (calle Gran Vía, 66), los jueves y domingos hasta el 3 de julio.

No hay nadie más, ellos dos son los únicos durante los ensayos, que además fueron muy “caseros” —cataron los ensayos la pareja de ella, la de él, un compañero de trabajo de Mínguez… —. “Hemos hecho un ejercicio máximo de confianza el uno en el otro y cuando llevas muchos años en las tablas hay algo que tienes muy trabajado: la intuición de la clave en la que estás hablando. Esta tampoco es un delirio de dificultades”, Baldrich se ríe porque en su pluriempleo presente la otra obra a la que dedica sus días es Addio del passato, en La pensión de las pulgas, una versión de La Traviata de una intensidad constante y creciente.

Este teatro “sencillo” es a la vez “maravilloso”. Explica Baldrich que se rompe la cuarta pared y eso es algo que siempre enriquece. “La falta de pretenciosidad la hace especial y, vanidad aparte, está muy bien defendida”. La guerra del sofá se estrenó el pasado 16 de enero en el Teatro Barakaldo y llega ahora el Pequeño Teatro Gran Vía. Cuenta la actriz que en las butacas hay codazos, medias sonrisas, cuchicheos: “Más allá del término comercial está hecha para que la gente se vea en ella”.

Una escena de 'La guerra del sofá'.
Una escena de 'La guerra del sofá'. Sergio Mínguez

El mezclum en los escenarios: “Han de convivir todos los estilos y géneros, desde las vanguardias raras hasta la función más doméstica y campechana”. Al final (y al principio) uno va al teatro a pensar, sí, pero también a reconocerse; y en ese vistazo al espejo salen desde las bajas pasiones hasta lo más mundano. “Hay amor, y enfermedad y muerte y tragedia… vale, vale, fenomenal, pero ¿has planchado?”.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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