Piérdete en la ciudad y disfruta del arte
Un centenar de creadores proponen un recorrido por la vida urbana, desde la fascinación hasta el desencanto, en una exposición del IVAM
Perderse deliberadamente en la ciudad es una forma de descubrir una urbe diferente. Esta idea del filósofo alemán Walter Benjamin sustenta el discurso expositivo de la nueva muestra del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), articulada a partir de 300 obras de un centenar de creadores de diversas disciplinas, con predominio de la fotográfica, tal vez, junto al cine, la que más y mejor ha reflejado la vida urbana.
Perderse en la ciudad es también deambular entre las múltiples visiones que han alimentado el imaginario. Desde la fascinación de los años 20 por la velocidad y los rascacielos, hasta la mirada desencantada de finales del siglo XX y principios de la actual centuria, donde el caos de las multitudes convive con la soledad. La exposición propone un recorrido por las distintas formas de mirar el hecho urbano desde hace 100 años y hasta la actualidad. Y lo hace a partir de la colección del IVAM, “posiblemente, el museo de arte contemporáneo español que más se ha interesado por la ciudad”, en opinión de José Miguel G. Cortés, director del centro y comisario de la muestra que se abrirá al público mañana.
Perderse en la ciudad es, no en vano, una forma de poner en valor sus notables fondos con obras de artistas tan consagrados como Walker Evans, Sigmar Polke, Gordon Matta Clark, Lee Friedlander, John Baldesari, Robert Rauschenberg, Erro, Julian Opie, Cindy Sherman, Hiroshi Sugimoto, Alex Katz, Horacio Coppola, Equipo Crónica, Juan Muñoz o Cristina Iglesias. Y es una forma de centrarse en el arte, y dejar atrás y en manos de la juez la polémica dirección del IVAM, entre 2004 y 2014, de Consuelo Ciscar, imputada por los supuestos delitos de prevaricación y malversación, junto con otras cinco personas, por la compra de obras de arte y la contratación de publicaciones.
La exposición, que concluye el 4 de junio, se abre con un espléndido fotomontaje del germano-holandés Paul Citroën, que refleja el deslumbramiento por París y Nueva York, en 1923. Llaman la atención las dos salas de mayor tamaño: una dedicada a las construcciones frías y al espíritu taxonómico de Bernd y Hilla Becher, Thomas Struth o Andreas Gursky; y la otra, repleta de las diferentes tribus y multitudes urbanas con obras de Txomin Badiola o Nobuyoshi Araki. Se muestran la adquisición de la serie memorística de Mira Bernabéu sobre el vaciamiento de un zoo y las fotografías sobre la falacia del hogar de Gregory Crewdson, cedida en depósito por Cal Cego.
Babelia
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