Así es el nuevo disco de Radiohead
La banda de Oxford convierte el lanzamiento de su noveno álbum, ‘A Moon Shaped Pool’, en un acontecimiento mundial a pesar de que más de la mitad son canciones antiguas
Es asombrosa la soltura con la que Radiohead controla el tempo de sus lanzamientos. Aunque se daba por hecho que su nuevo disco, el noveno, llegaría antes del 20 de mayo, fecha del concierto en Ámsterdam con el que darán inicio a su gira de 2016, hasta la tarde del viernes no se hizo oficial desde sus redes sociales que la versión digital estaría disponible ayer domingo a las siete de la tarde hora británica, las ocho en España.
Lo primera sorpresa: no todas las once canciones que componen A Moon Shaped Pool son desconocidas. Radiohead cuenta con millones de fans que controlan al milímetro su repertorio y gracias a ellos se ha sabido que además de True Love Waits, habitual en sus conciertos y ya incluida en I Might Be Wrong, grabación en directo de 2001, al menos otros cuatro temas son antiguos. Si a eso se suma que Burn The Witch, el primer adelanto del álbum, fue compuesto entre 2003 y 2005, el resultado es que al menos la mitad de A Moon Shaped Pool procede de los archivos del grupo.
Les quedan bastantes más. Por los foros de fanáticos del quinteto de Oxford circulaban una veintena de títulos que podrían haber acabado formando parte del listado final. En una primera -y precipitada- escucha el disco no resulta demasiado sorprendente. Parece un resumen de todos los radiohead que hasta ahora han sido. Hay guitarras que podrían haber sido sacadas de sus discos de mediados de los noventa. Muchas de ellas acústicas. Con bastantes arreglos orquestales. Mayoría de temas reposados, baladas y medios tiempos de escucha agradable, de cuando parecían una banda de pop en permanente crisis de identidad. Pero también hay partes que son puro kraut rock y abundan las construcciones jazzísticos y los arreglos electrónicos. Hace ya un tiempo que la banda de art rock más popular del mundo es un estilo en sí misma. Aunque parezca una obviedad, Radiohead suena a Radiohead.
Eso no ha quitado ni una pizca de emoción a este lanzamiento. Radiohead son unos maestros a la hora de convertir algo en principio rutinario en un acontecimiento mundial. El truco está en transformarlo en un juego para los casi 12 millones de fans que tienen en Facebook o los 1,6 millones de Twitter.
Las primeras pistas llegaron en enero, pero los acontecimientos se han precipitado en 8 días. Todo empezó el sábado 30 de abril, cuando aficionados británicos que habían comprado previamente material de la banda en su tienda oficial encontraron en sus buzones un flyer con una ilustración y las frases “Sing the song of sixpence that goes ‘Burn the witch” y “We know where you live” (“Canta una canción de seis peniques que dice / Quema La Bruja / Sabemos dónde vives”). Al día siguiente el grupo de Oxford vaciaba de contenido su web y sus redes sociales hasta dejarlas en blanco. El martes aparecía un teaser en esas mismas páginas. El miércoles, un vídeo de animación del primer adelanto del álbum, Burn The witch. El jueves, un segundo teaser y el viernes, el vídeo de otra canción, Daydreaming, dirigido por Paul Thomas Anderson, y el parco anuncio de que la versión digital del álbum llegaría este domingo a las siete de la tarde. Una hora que parece pensada para hacer la puñeta a la prensa. No había ninguna información adicional, ni siquiera el título.
Mapa del lanzamiento sorpresa
En 2007, el lanzamiento de In Rainbows se anunció con 10 días de antelación, y aquello pareció una locura. En 2011, el aviso de la salida de The King of limbs se redujo a menos de la mitad: cuatro días. Para A Moon Shaped Pool ha bastado con tres.
Los plazos para dar salida a un disco menguan constantemente, en algunos casos, ni siquiera existen. El británico James Blake, estrella de la electrónica, desveló la fecha de publicación de su tercer álbum con pocas horas de antelación. Beyoncé no se molestó en comunicar el lanzamiento de Lemonade, que llegó el 23 de abril, vía Tidal. Pero la rumorología apunta a que llevaba meses terminado. Puede que decidiera esperar a que Adele publicara, 25. La diva británica y su sello, el mismo que el de Radiohead, no revelaron la fecha de salida hasta pocas semanas antes. Se esperaba, como finalmente pasó, que ese disco fuera un terremoto, y la mayoría de los artistas se retiraron galantemente.
Ese es uno de los problemas de este nuevo método. Nadie sabe lo que tú haces, pero tú tampoco conoces los planes de los demás.
Tampoco se especifica dónde se podrá encontrar. A la hora de cerrar esta información estaba disponible en iTunes, en Google play y en una web habilitada para su venta http://www.amoonshapedpool.com/. Los precios oscilan entre los 11,50 euros de una descarga y los 76 de la edición especial en vinilo doble, que no llegará hasta septiembre.
De momento queda fuera Spotify, en la que sí aparecen las dos canciones de adelanto y web a la que Thom Yorke, cantante y líder de Radiohead, parece odiar con todo el alma. En 2014 la definió como “el último estertor de la industria”. Se quejó, como han hecho otros tantos músicos, por la desproporción entre número de escuchas e ingresos y retiró de ella los dos álbumes que ha firmado en solitario.
Pero en Radiohead las decisiones son colectivas y no parece que sus cuatro compañeros compartan sus fobias. A la espera de ver que ocurre con A Moon Shaped Pool, todos los discos de la banda están disponibles en Spotify, con la única excepción In Rainbows, de 2007.
Achacan esa falta al caos contractual que rodea al álbum. Con ese disco empezaron los lanzamientos por sorpresa. Fue el primero tras acabar su contrato con EMI, la multinacional con la que editaron seis discos desde su debut, Pablo Honey, en 1993, hasta Hail To The Thief en 2003. Lanzaron In Rainbows en formato de descarga digital y dando al público la opción de pagar la voluntad. Algo que hasta ese momento era considerado una locura. La versión física del álbum fue editada por varios sellos independientes, incluido uno propiedad del mismo grupo. Actualmente hay al menos 30 versiones distintas en CD y LP.
Aprendieron la lección. Desde entonces es XL Recordings, una independiente con músculo de multinacional, la que se encarga de los discos físicos. El contacto con ese sello se produjo en 2006, cuando Yorke publicó con ellos su primer trabajo en solitario, The Eraser, una diatriba contra el gobierno de Tony Blair. Durante la promoción de ese disco, Yorke no parecía muy favorable a convertirse en empresario y distribuir por Internet, como finalmente haría. En aquellos años, y todavía hoy, el proceso tradicional de fabricación de discos, se había convertido en un coladero. Los álbumes eran sistemáticamente filtrados en Internet. La forma de evitarlo, pensaron, era filtrarlos ellos mismos una vez acabado el proceso de grabación. Por eso la versión física de este nuevo álbum no llegará a las tiendas hasta el 17 de junio, más de un mes después de la versión digital.
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