Drake: La rutina del éxito
El último disco del músico recibe un siete sobre diez. También reseñas de Corizonas y Andy Stott
Artista: Drake
Disco: Views
Sello: Young Money Entertainment
Calificación 7 sobre 10.
El disco de la semana: Drake - Views
El año pasado, Drake dejó al público y la crítica estupefactos con la mixtape If you’re reading this it’s too late. En ella, el rapero y cantante huía de su propia zona de comodidad artística y presentaba la grabación menos Drake de su carrera. Un álbum tenso, de sonido austero, planteamiento radical y lírica guerrillera en que descubría su faceta menos melódica y acaramelada. Se lo facilitaba, entre otras cosas, el hecho de tratarse de un disco de calle sin obligaciones comerciales de ninguna clase, pero también su estatus de estrella absoluta que puede hacer lo que quiera cuando quiera.
Con los deberes hechos, con la sensación de haberse quitado un peso de encima –restregarle a sus enemigos un poderoso lanzamiento de batalla y espíritu libre–, Drake vuelve a ser más Drake que nunca en Views, su nueva grabación oficial, estrenada en exclusiva por la plataforma Apple Music. El libro de estilo del artista canadiense aplicado al dedillo, línea a línea, punto por punto. Más de ochenta minutos de explotación consciente de un universo lírico y sonoro que empieza a mostrar síntomas de haber cedido a las comodidades de la rutina. Seguramente una parte de culpa de esta percepción la tiene la desmedida duración del proyecto: resulta complicado, por no decir imposible, ser brillante y revelador de forma constante durante hora y media, y Drake se empeña en volver una y otra vez a los mismos temas, emociones y recursos en un recorrido al que le podríamos mutilar veinte minutos.
De tempo pausado, tono atmosférico y moral baja, Views transmite emociones enfrentadas. En contraposición a los minutos de relleno, la sensación de déjà vu, la languidez cargante y la ausencia de un destino artístico claro, el disco también es capaz de arrollarte con momentos de absoluto genio. With You, One Dance o Too Good juegan magistralmente con el UK Funky, el post dubstep y los ritmos caribeños y se reivindican como mucho más que hits inapelables para este verano. Son las pistas que deberían conducir al futuro musical más inmediato del rapero, cómodo e inspirado en esta huida hacia delante de beats más acelerados, juegos vocales jamaicanos y aires de club londinense clandestino. Algo parecido a lo que también se percibe cuando escuchas el megahit Hotline bling, con todo merecimiento reconocida como una de las mejores canciones de 2015, o Western road flows, que parte de un sample de Mary J. Blige para convertir la nostalgia noventera en material de ilusionante frescura.
Mucho más brillante e inspirado en el apartado musical que en el lírico, Views te obliga a concentrarte más en los detalles de producción que en las rimas y las historias de su protagonista. Drake sigue abordando temas interesantes –la desconfianza generalizada, el aislamiento de la realidad y la coraza emocional que conlleva el éxito y la fama–, pero su planteamiento ya no es nuevo ni sorprendente. Todo esto lo había tratado antes, y seguramente con más convencimiento; aquí se limita a matizarlo y exagerarlo. En cambio, el diseño del sonido sí invita a recrearse y saborear a fondo el álbum: Boi-1da y Noah “40” Shebib, colaboradores habituales del artista, y nineteen85, que protagoniza una irrupción imparable en la órbita hip-hop, firman algunas canciones que, con toda seguridad, marcarán la pauta a seguir por la escena hip-hop en los próximos meses. David Broc
Corizonas - Nueva dimensión vital
Artista: Corizonas
Disco: Nueva Dimensión Vital
Sello: Subterfuge
Calificación 7 sobre 10.
El relato más reciente del pop -el de aquí y el de allá- no está exento de hallazgos que surgen de la casualidad. Felices uniones que, amparadas primero por la afinidad personal y cierta empatía en sus presupuestos creativos, desarrollan propuestas que acaban por generar más que la simple suma de sus partes. Dado que hay un componente lúdico en su génesis, son colaboraciones que muchas veces podrían saldarse con la vitola del pasatiempo paralelo: ese clásico que tan bien luce cuando un puñado de músicos busca oxigenarse antes de volver a coger fuerzas y encarar, ya con todo el peso que implica facturar a nombre propio, un nuevo trabajo. Y lo cierto es que ese suele ser el caso. Pero como toda regla tiene su excepción, también hay ocasiones en las que el asueto acaba traduciéndose, con el tiempo, en discos de mucho fuste.
Eso es lo que ha ocurrido ahora con Corizonas, la sociedad formada por los veteranos Coronas y los más jóvenes Arizona Baby. Tramaron una complicidad que primero derivó en gira, aquel tour llamado Dos bandas y un destino, en 2010. La sintonía que allí forjaron dio paso, un par de años después, al álbum The News Today (Subterfuge, 2012), que tuvo un buen rodaje en temporadas posteriores por nuestros escenarios. Pero ahora la saga tiene continuidad con un álbum en el que la conexión entre madrileños y vallisoletanos se sacude la aridez del ejercicio de estilo para formular un rock de raíz norteamericana de muy amplio espectro, con destellos de un brillo pop que se antojaban inimaginables hace cuatro años. Lejos del simple cruce de caminos entre el folk polvoriento, el surf rock brioso y los efluvios fronterizos, Nueva Dimensión Vital busca apuntalar un discurso rock de raigambre diáfana pero con proyección incalculable, en esa órbita que aquí defendieron en los últimos tiempos bandas como Jet Lag o The Sunday Drivers. Cuentan a su favor con el tránsito al castellano, en el que Javier Vielba ahora despliega textos con poso irónico y cierta querencia por las vaharadas psicodélicas. Aunque -sobre todo- el activo lo constituyen canciones como soles, de efecto inapelable.
Hay fulgor pop en La cuerda que nos dan y Las paredes bailan, pero también hay americana llevada en volandas por vientos en Todo va bien, con un solo de guitarra que podrían firmar los Jayhawks. O lisergia contagiosa en el tema titular, ese clásico instantáneo que, junto con la crepuscular Lluvia de abril (en las antípodas de la jarana festivalera a la que se les asocia) puede poner de acuerdo a fans de My Morning Jacket y Wilco. Porque Corizonas han abandonado los ranchos, los bosques y los ríos de su anterior entrega para abonarse no solo a un trazo urbano que les sienta estupendamente, sino también a la conexión con el ADN del mejor pop español de siempre, al que honran en Luces azules, Yo quiero ser yo o Místicos en éxtasis, enlazando con nuestros 60 con la misma destreza que los últimos Tachenko o los primeros Lori Meyers. El ritmo de vals de Para qué, quizá la única consulta a un libro de estilo rígido, cierra un trabajo sorprendente que respira con naturalidad por todas sus costuras, hermanando fondo y forma de una manera ejemplar. Carlos Pérez de Ziriza
Andy Stott - Too Many Voices
Andy Stott no es conocido precisamente por ser la alegría de la huerta… Los EPs “Passed By Me” (Modern Love, 2011) y “We Stay Together” (Modern Love, 2011) escarbaron los cimientos sobre los que el artista construiría una catedral de sonidos negros, opacos, ciegos. Ese tipo de oscuridad en la que la vista es imposible y, por lo tanto, el resto de los sentidos se disparan. Atmósferas inquietantes que Stott supo lubricar en la dupla formada por “Luxury Problems” (Modern Love, 2012) y “Faith in Strangers” (Modern Love, 2014), dos discos que han sido abrazados como clásicos absolutos por los fans de la electrónica con tintes más darks.
ARTISTA: Andy Stott
DISCO: Too Many Voices
SELLO: Modern Love
CALIFICACIÓN: 7 sobre 10
Andy Stott tampoco es conocido por ser particularmente amigable con el público en sus actuaciones en directo o en sus sesiones como dj. En el pasado Primavera Sound 2014, por ejemplo, muchos fueron los que tuvieron que huir del escenario / búnker Boiler Room por temor a un ataque de ansiedad… Ese es el ratio de perturbadora y clasutrofóbica oscuridad que suele practicar Andy Stott. Pero, para sorpresa de muchos (bueno, para sorpresa de aquellos que suelen pensar que un artista es un ente unidimensional capaz exclusivamente de facturar un único sonido), resulta que el de Manchester no es un polífemo recluido en la penumbra de una cueva, sino que también puede ser una araña con múltiples ojos que todo lo ven y con múltiples patas que todo apresan.
Y es que “Too Many Voices” se aleja del paradigma de la electrónica industrial yerma y del paisajismo oscurantista para airear la estructura interna de las canciones de Andy Stott y permitir así nuevas presencias espectrales, fantasmas de otros géneros musicales. Por un lado, queda claro que las nuevas coordenadas del artista están marcando sobre su mapa musical el terreno de la renovación del r&b por la vía de lo digital y los future beats, tal y como atestiguan la sensualidad noctámbula de “First Night” o el cielo estrellado al raso del single “Butterflies”, que viene a ser algo así como MOVEMENT en versión Andy Stott. La segunda novedad sonora de “Too Many Voices” puede resumirse en el pletórico cierre del disco con el tema titular: una canción en la que el artista parte de la vaporosidad de (por poner un ejemplo) Grouper para quebrarla usando la fractalidad y las estructuras mentales especulares de artistas como Arca, Lotic u Organ Tapes. La nueva ola.
Hay quien piensa que un buen disco es aquel que te ofrece un discurso totalmente cerrado, pulido, perfecto. Pero hay quien, por el contrario, opina que es mucho más estimulante cuando un artista te muestra el “work in progress”, permitiéndote acompañarle en el camino. En ese punto está Andy Stott: “Too Many Voices” ya no habita la catedral oscura de sus otros trabajos, sino que es más bien un puente hacia un lugar que, por ahora, no es ni cerrado ni pulido ni perfecto. Pero tiempo al tiempo. Raül de Tena
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