Broadway, más abierto que Hollywood
La diversidad en los favoritos a los Tony pone en evidencia a los Oscar Los actores negros, latinos y asiáticos abundan en los repartos de la mayoría de obras exhibidas en Manhattan
Después de las polémicas del #OscarsSoWhite, los Tony anuncian sus nominados mañana y parece que van a sacar la bandera de la diversidad para restregársela a la Academia de Hollywood, que lleva dos años olvidándose de las minorías en sus candidaturas.
Hamilton, el fenómeno más impactante en las tablas neoyorquinas desde El Rey León, no es que sea la favorita, es que se da por hecho que vaya a ganar. Ha causado furor poniendo música hip hop a uno de los padres de la patria (el mismo cuyo rostro aparece en el billete de diez dólares) bajo la batuta, la piel y las letras de Lin-Manuel Miranda, de ascendencia puertorriqueña. Miranda, aprovechando el anacronismo, reescribe el nacimiento de la nación como un fenómeno multirracial y aunque le han llovido las alabanzas (Pulitzer incluido y con la familia Obama en la platea dos veces) cuando convocó un casting para salir de gira por todo el país y citó a “actores no blancos” no faltaron quienes hicieron como Charlotte Rampling en los Oscar y hablaron de neorracismo a la inversa.
Miranda ya arrasó en los Tony de 2008 con In the Heights (por Washington Heights, barrio blacklatino de Manhattan), pero esta vez su biografía musical de Alexander Hamilton entra en la categoría de fenómeno. Parece que es el Matar a un ruiseñor del siglo XXI: material escolar obligatorio para entender la complejidad moral de Estados Unidos.
Pero al margen de este éxito, ¿es Broadway más abierto que Hollywood? ¿O es un espejismo? Esta temporada se estrenaron El color púrpura, con Jennifer Hudson, adaptación de una novela sobre mujeres negras en la Georgia de principios del siglo pasado; el musical sobre Gloria y Emilio Estefan, On Your Feet, y Eclipsed, un relato de las tres esposas de un líder guerrillero de Liberia protagonizado por Lupita Nyong’o y escrito por Danai Gurira.
“Esta temporada es más diversa, pero puede ser una anomalía. Aunque se está mejorando y probablemente los Tony serán más diversos que los Óscar, no sabemos el año que viene qué pasará”, dice Peter Kim, activista por la visibilidad de los asiáticos en Broadway a través de la AAPAC (Coalición para la Acción de Intérpretes Asiático-americanos).
Los olvidados
Kim suma a la lista Allegiance, sobre una familia japonesa-americana repudiada en California tras el ataque de Pearl Harbor. Y recuerda que los asiáticos, olvidados o representados “de manera exótica” en “obras viejas como El rey y yo”, son la minoría con mayor poder adquisitivo en EE UU.
Pero comparemos los premios que representan a Broadway y a Hollywood: los Tony son más jóvenes (70 años contra 88), fueron creados por ocho mujeres y se llaman así como homenaje a una de ellas, Antoinette Perry, que falleció antes de la primera entrega en 1947. Si los premios de Hollywood tomaron su nombre del tío Óscar, los de la American Theatre Wing hicieron lo propio con la tía Toñi. Para estar nominada una obra tiene que haberse estrenado en uno de los 39 teatros del distrito de Broadway en Manhattan durante el último año.
El voto también es distinto: las candidaturas a los Oscar son decididas por una Academia de más de 6.000 miembros: el 94% de los votantes son blancos y el 77% son hombres, según calculó en 2012 Los Angeles Times. Para los Tony, son unos 50 profesionales los que escogen todas las nominaciones. La mayoría de ellos está sacada por sorteo del sector académico o de organizaciones artísticas sin ánimo de lucro, para evitar que su voto esté condicionado.
En su primera edición los Tony ya premiaron a un actor puertorriqueño, José Ferrer, por un Cyrano de Bergerac que, al ser llevado al cine en 1950, también le daría el Oscar, el primero (y único) para un actor protagonista latino. En el caso de los afroamericanos protagonistas, fue antes Harry Belafonte (Tony en 1954) que Sidney Poitier (Oscar en 1963). Aunque ojo: cuando la japonesa Miyoshi Umeki ganó la primera estatuilla para un asiático en 1957 por Sayonara, quedaban muchos años hasta que en 1991 la filipina Lea Salonga hiciera lo mismo en los Tony, por Miss Saigón.
Hollywood ha reflexionado sobre el germen de la cuestión (la escasez de guiones y personajes para las minorías) y Broadway también hace el mismo ejercicio.
En 1959 A Raisin in the Sun se estrenó como la primera obra para el gran público escrita por una dramaturga negra, Lorraine Hansberry, y protagonizada por Sidney Poitier. Pero según Ángel Morales, profesor de teatro en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), todavía “el mainstream de Broadway sigue siendo mayoritariamente blanco”.
Babelia
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