El cine se muere

El cine se muere, o al menos se muere el cine español. Ese es el alarmante diagnóstico de la Fundación Alternativas, próxima al PSOE, en el análisis sobre el estado de la Cultura que ha dado a conocer hace una semana. Y de él se ha hecho eco Furtivos, el colectivo de profesionales del cine que habitualmente publica su tribuna en El Confidencial, reafirmando lo que ellos mismos vienen denunciando desde hace tiempo: “La producción de cine ha quedado en manos de dos grupos mediáticos, Atresmedia y Mediaset, optando por producciones acordes con su línea de negocio centrada en la televisión”. Es decir, “han desaparecido las producciones medianas quedando únicamente las grandes producciones millonarias o las películas de bajísimo coste”.

Una de las razones para que esto suceda es que “la financiación pública a la cultura ha descendido un 33% desde 2009 a 2016. Por contra, y como ejemplo cercano, el Parlamento italiano aprueba estos días un presupuesto anual de 400 millones de euros para el cine, 12 veces lo que ha destinado el Estado español durante los últimos tres años como media”.

 Pero no por eso los de Furtivos piden subvenciones, “no es lo que se necesita”, dicen, “pero sí desgravaciones fiscales, un IVA similar al europeo y unas líneas de financiación permanentes y ágiles”. Y lógicamente lucha real contra la piratería ya que “el 87,48% de todos los contenidos consumidos en 2015 eran ilegales”. La historia de nunca acabar. Los gobiernos pasan y la crisis permanece.

Sin embargo, viendo la abultada programación del inminente festival de Málaga –cerca de 100 estrenos- da la impresión de que todo va sobre ruedas en el cine español, aunque luego vendrán las consabidas dificultades para estrenar tanta película, especialmente por falta de dinero para su promoción. Hacerlas no es nada fácil pero llevarlas a buenas salas es aún peor, tanto las de nuevos autores como las de veteranos. Es una cuestión antigua aunque nunca haya tenido tantas trabas como las de ahora. Le pasó incluso a los más grandes, Fernando Fernán-Gómez por ejemplo, que en 1977 sufrió un pobre lanzamiento para su muy peculiar película, Bruja, más que bruja, una zarzuela paródica con buenas dosis de humor, tanto negro como blanco. Felizmente en este festival de Málaga la van a recuperar. Será una grata sorpresa para los más jóvenes y una alegría general para todos, seguramente capaz de hacer olvidar tan malos augurios.