M. Night Shyamalan contra los clásicos

En una secuencia de Ocean’s Twelve Bruce Willis, que se interpreta a sí mismo en un pequeño papel, escucha pacientemente los comentarios que otro personaje le hace sobre El sexto sentido. “Vi que ella no hablaba con usted en el restaurante y lo supe. Pero, no importa, la película sigue siendo muy amena”, dice, explicando que a él, la gran sorpresa final que guarda el filme, no le pilló desprevenido. Entonces Bruce Willis sonríe y afirma: “Si todo el mundo es tan hábil, ¿cómo es que recaudó 675 millones de dólares en todo el mundo, solo en taquilla?”. La secuencia en cuestión no hacía otra cosa que trasladar a la ficción lo que había pasado en la vida real cuando en 1999 llegó a las pantallas El sexto sentido. Millones de espectadores habían quedado impactados por la historia y por su inesperado y brillante desenlace.

Dos de estos asombrados espectadores fueron en su día la crítica Desirée de Fez y el director Paco Plaza. “Yo en esa época estaba en la Escuela de Cine en Madrid”, recuerda el realizador de la saga REC. “Cuando pasé delante del cine y vi a Bruce Willis pensé que iba a ser una especie de La jungla de cristal. La sorpresa que todos nos llevamos fue espectacular y nos dimos cuenta de que estábamos ante un autor que iba a arrancar el nuevo siglo con una voz poderosísima. Un autor, además, dentro de la propia industria”.

Paco Plaza y Desirée de Fez son los encargados de presentar la programación que TCM ha preparado para el sábado 19 y el domingo 20 de marzo, y que lleva el título de M. Night Shyamalan versus los clásicos, un “cara a cara” cinematográfico entre dos de las mejores películas del director norteamericano de origen indio, El bosque y El protegido, con títulos como Tiburón, Los pájaros, La mujer pantera o El hombre lobo. Unos largometrajes que han influido indudablemente en el estilo visual y narrativo de Shyamalan.

Para Desirée de Fez, gracias al éxito de El sexto sentido, “la gran sorpresa” se convirtió en una especie de “sello de identidad” del cine de Shyamalan. Una marca que, a la vez, se fue volviendo en su contra porque los espectadores iban a ver sus películas intentando averiguar cuál era la revelación, sin fijarse en cómo estaban construidas.

“Es cierto”, opina Paco Plaza. “Lo que pasa es que el cine de Shyamalan encierra tantas cosas que la sorpresa casi es lo de menos”, argumenta. “Es como el árbol que no te deja ver el bosque. Sus películas se disfrutan muchísimo más cuando sabes el final. Lo fascinante de Shyamalan es descubrir cómo está construido el artificio para llegar ahí. Todas las claves que va ocultando para que ese final sorpresa no sea incoherente”.

Con El bosque, según Desirée de Fez, arreciaron las críticas contra Shyamalan por ofrecer más de lo mismo. “Es el momento en el que deja de ser intocable”, admite Paco Plaza. “Marca una frontera en su filmografía. Muchos espectadores iban a ver la película para pillarle, para decir: yo a los veinte minutos ya me di cuenta de que esto es así. Y eso desvirtúa el hecho de ir al cine”, sentencia el director porque “el valor de una película va mucho más allá de la anécdota que cuenta”.

M. Night Shyamalan nunca ha escondido su admiración por maestros como Alfred Hitchcock. También a él le gusta aparecer en sus películas haciendo pequeños papeles o cameos, tal y como solía hacer el director inglés. Su cine bebe claramente de las esencias del cine norteamericano de terror de los años 30 y 40 y, por supuesto, Steven Spielberg es otro de sus grandes referentes cinematográficos.

Todo esto lo podrán comprobar los espectadores de TCM asistiendo desde sus casas, los días 19 y 20 de marzo, al enfrentamiento cinematográfico entre M. Night Shyamalan contra los “clásicos”. Un desafío en el que no habrá ni vencedores ni vencidos. Tan solo el placer de contemplar el mejor cine.