Adiós, persona tóxica. Hola, nueva vida
'¡Corre!' no es solo una obra de teatro, es una orden y la única salida. La obra, de Yolanda García Serrano, llega a la Sala Mirador
Consume. Agota. Entristece y enloquece. Absorbe, aniquila. Hay gente que, además de todo eso, destruye. Y hay quien, a pesar de todo eso, se queda. Como cualquier otra adicción, las personas tóxicas enganchan. Esa es la historia de Kiko, el extintor de la paz de su hermana Emma, sufridora a tiempo completo desde que tiene conciencia. Así, con ‘¡Corre!’, plantea Yolanda García Serrano su primer paso lejos de la comedia
A través de un cristal dos pares de ojos se escrutan, tal vez se echen de menos, se reprochan y se rehúyen. Se quieren y se reencuentran. Emma, a la derecha, es la vencedora de ese ajuste de cuentas fraternal, aunque ella todavía no lo sepa. Kiko, a la izquierda, es el atizador emocional de la infancia, la adolescencia y la edad adulta de Emma, aunque no sea del todo consciente. Ella es la hermana que salió bien. Él es el garbanzo negro. El cristal de la sala de visitas de la cárcel es lo único que los protege: a ella de él, a él del mundo.
¡Corre! es más que el título de esta obra de Yolanda García Serrano (Madrid, 1958), es una orden, una apelación, un grito de angustia pero también de empujón, de último esfuerzo. Correr acaba siendo la única salida para ambos. Y esa maraña de pasado, rencor y dolor está plasmada en un texto de una sencillez abrumadora, un tú a tú que la directora y dramaturga ha cosido sin sobrescribir y que puede verse en la Sala Mirador desde el pasado 10 de marzo.
'¡Corre!'
Dramaturgia y dirección: Yolanda García Serrano
Intérpretes: Nur Levi y Antonio Zabálburu.
En la Sala Mirador (Madrid), del 10 de marzo al 3 de abril. De jueves a sábado a las 20.00, los domingos a las 19.30.
“Para contar cosas impactantes es mejor hacerlo de forma sencilla”, dice esta mujer de pelo negro y mirada firme que empezó en el teatro (y nunca lo abandonó) y que después ha sido realizadora, guionista de cine y televisión, directora en la pantalla grande y ganadora de varios premios, entre ellos un Goya en 1995 a Mejor Guion Original por Todos los hombres sois iguales y una nominación al cabezón a Mejor Documental en 2005 por ¡Hay motivo!
Este es su primer paso lejos de la comedia pero muy cerca de sí misma. La escribió desde su propia vida, su experiencia: “Son personajes que conozco muy de cerca y hace mucho que tenía ganas de hacerlo, pero he necesitado tiempo para que la distancia me dejara tener una visión que no lo convirtiera en un documental”. Emma y Kico (Nur Levi y Antonio Zabálburu) son de su familia, y aunque asegura la directora que todo lo que ocurre en la obra es ficción, eso no ha restado dolor. “Estuve buscando dentro de muchos huecos de mí misma, porque esto es una cosa que sale, que te sacas como si te hicieras una lobotomía: arranco trozo de cerebro, arranco tripas”.
“Aquí puedes conseguir de todo, excepto un helicóptero y una mujer…” fue una frase que le dijo el Kico real a García Serrano: “He hablado con él, claro. Le preguntaba y él me contaba. Cómo es la gente en la cárcel, cómo cuando sales no tienes nada y te vas a un albergue… Ha sido doloroso, porque tú lo escribes y sigues con tu vida, pero la otra vida se queda dónde estaba”.
La del hermano en la cárcel, de donde no ha parado de salir y entrar durante los últimos años de su vida. Tiene 33, ningún interés por trabajar y una facilidad pasmosa para crujir los cimientos de la paciencia y la vida de Emma que, pese a todo, sigue estando ahí. Enganchada a su hermano y de repente descubridora de un pasado que ella se negó a ver. “Cuando ella escucha el relato de su hermano, de su infancia, se da cuenta y ata cabos. A veces el caparazón para que algo no te hiera es necesario. Volverte duro, o ciego o insensible para poder seguir viviendo. Emma, siendo una niña, no puede asumir lo que ve, y lo transforma”.
La obra no se queda en drama carcelario; no está concebida como tal. Es una vida como pueden ser otras. García Serrano prefiere que quien la vea salga pensando que es primavera, “no un invierno duro y terrible”. Pese a eso, y en muchos aspectos, lo es, y aunque no responde a nada, las preguntas y los temas en los que se adentra son muchos: la masificación de las cárceles, la educación, los cánones que la sociedad impone o intenta imponer… Y el eje son ellos y sus ganas de correr cuando correr es sinónimo de huir. O de avanzar.
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