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Vicente Amigo conquista el mítico Carnegie Hall

El guitarrista andaluz debuta con rotundo éxito en el prestigioso teatro, lugar de grandes hitos de la música popular

Fernando Navarro
Vicente Amigo en la Sexta Avenida, al lado del Carnegie Hall.
Vicente Amigo en la Sexta Avenida, al lado del Carnegie Hall.ALYCIA KRAVITZ

“Parece como que me estaban esperando”, dice Vicente Amigo (Guadalcanal, 1967), sentado en el camerino, apenas media hora después de haber dado un espléndido concierto en el prestigioso Carnegie Hall de Nueva York. A decir verdad, ha sido así: el público neoyorquino que ha llenado este clásico teatro de Manhattan, considerado un hito histórico de la arquitectura y la cultura norteamericanas, le ha brindado una sonora ovación al verle salir al escenario, antes de agarrar la guitarra española. Amigo ha caminado hasta el centro de la amplia platea rodeado de aplausos mientras han sido muchos los que se han puesto en pie para recibirle. “Estoy muy contento con la respuesta de la gente. El público ha sido muy cariñoso. Pero estas cosas me dan vértigo”, reconoce el guitarrista, quien ha actudo dentro de la programación del Festival de Flamenco de Nueva York.

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Diseñado por William Burnet Tuthill, el Carnegie Hall es algo más que un lugar precioso para dar conciertos. Esta edificación construida toda de piedra, con un característico exterior de ladrillo ocre y detalles de terracota, es como el gran salón de ceremonias de la música popular. Un sitio con unas connotaciones casi míticas. Bajo su gigantesco techo abovedado, han tocado las voces de la ópera y los directores de música clásica más importantes de la historia, pero también los grandes colosos del jazz como Benny Goodman, Duke Elligton, Count Basie, Glen Miller, Billie Holiday o Nina Simone, entre otros.

Con el aura que transmite su salón florentino de yeso blanco y piedra gris, formando un espacio armonioso de arcos abiertos y pilastros corintios, el rock’n’roll tuvo un hecho importante cuando Bill Haley and his Comets dieron un concierto benéfico en 1955. Fue como una especie de chispa que encendió una mecha imparable de la cultura juvenil. Tal y como se encargan de recordar en los pasillos con carteles de la época, los Beatles dieron dos actuaciones, ya legendarias, en su primer viaje a Estados Unidos. También pasarían los Rolling Stones o, años más tarde, los Led Zeppelin, aunque en Manhattan fue más simbólica la emotiva actuación de Bob Dylan en 1963, cuando como bardo folk parecía representar mejor que nadie los deseos de la generación norteamericana de los sesenta. Entre los flamencos, los nombres que han pisado el Carnegie son de primera categoría: Paco de Lucía, Enrique Morente con Tomatito o Estrella Morente.

“Había mucha tensión”, reconoce Amigo sobre su debut en el Carnegie Hall. “Venir a este lugar de tanta historia. Se te mete en la cabeza que tienes que estar ahí y es fácil que no duermas”, añade. El guitarrista, metido de lleno en una gira norteamericana, no es la primera vez que toca en Nueva York, pero nunca antes lo había hecho en un lugar tan emblemático, de esos sitios que, como dice el propio Amigo durante la actuación al saludar al público, son “templos de la música”. “Me he tratado de templar y tengo el rito de meterme para adentro. A veces te puedes poner más nervioso tocando en un pequeño pueblo que en todo un Nueva York, pero el rito es indispensable”.

Amigo ofrece un recital de flamenco bello, con dos guitarras, percusión, bajo y el inestimable apoyo al cante de Rafa de Utrera. Las notas de guitarra española fluyen en un absorbente caudal flamenco, con paseos melancólicos que tienen siempre una ejecución perfecta. Esas notas, sobre todo las altas, resuenan con especial énfasis, con una claridad asombrosa, dando valor a las palabras del violinista estadounidense Isaac Stern, patrón de este templo de la música y del que cuelgan fotografías, así como partituras, en los pasillos del Carnegie Hall: “El Carnegie es como un instrumento. Toma lo que tú haces y lo convierte en algo inmortal”.

Vicente Amigo al acabar su concierto en el Carnegie Hall.
Vicente Amigo al acabar su concierto en el Carnegie Hall.YANN SERRAND

“Pat Metheny me ha dicho que ha sonado muy bien”, cuenta Amigo en el camerino. El famoso guitarrista de jazz ha ido a dar la enhorabuena a Amigo tras el concierto. Metheny, quien colaboró con Enrique Morente, muestra gran entusiasmo por el trabajo del andaluz. También le visita Mike Stern, guitarrista de jazz que ha trabajado con Miles Davis, Stan Gertz o Arturo Sandoval.

Entre el público, algunos quieren ver en Amigo un sucesor de Paco de Lucía, el guitarrista eterno que en Nueva York era muy querido. Amigo, que cita a al menos 10 guitarristas españoles que están al “primer nivel”, sabe que eso es imposible. “Paco nos ha dejado un vacío tan grande y difícil de encajar. Yo toco la guitarra por él. En mi caso, es muy difícil de encajar su pérdida, tanto a nivel artístico como personal”, dice. “Pero tenemos que seguir hacia adelante y darle las gracias por lo que nos ha dejado con su música y la mejor forma es tocando. Yo me acuerdo de él mucho todos los días”.

A partir de ahora, otro recuerdo a tener en cuenta será el de Vicente Amigo en el Carnegie Hall. Otra conquista más del flamenco, ese sonido universal de raíz española.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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