Benjamin Millepied deja la Ópera de París
El coreógrafo dimite como director del ballet parisino por “motivos personales”, entre reproches de la compañía. Será sustituido por la bailarina Aurélie Dupont
Su llegada fue anunciada como la de un salvador. Benjamin Millepied era el hombre que iba a transformar para siempre una institución legendaria pero algo anquilosada, con la misión de hacerla entrar, de una vez por todas, en el siglo XXI. Pero el reinado del coreógrafo francés al frente del ballet de la Ópera de París habrá terminado durando poco más de un año. Millepied ha anunciado este jueves su dimisión como responsable de la compañía que dirigía desde noviembre de 2014.
“Ha sido un honor, pero lo más importante para mí es crear, sentirme inspirado por mis bailarines y ayudarles a que mejoren. Este cargo, tal como existe hoy, no está hecho para mí”, ha expresado Millepied en una concurrida rueda de prensa en el Palais Garnier. El coreógrafo deja la gestión de este ballet público para centrarse en “la creación y la expresión artística” y seguir adelante con su tarea de coreógrafo de su compañía de danza contemporánea, L.A. Dance Project, basada en Los Ángeles. Tras una breve comparecencia, el coreógrafo ha abandonado la sala, negándose a responder las preguntas de los medios. En un comunicado previo, Millepied había apoyado su decisión en “motivos únicamente personales”.
En realidad, la dimisión se produce en un contexto de tensión entre el director y su compañía. Millepied no habrá logrado reformar este cuerpo de 150 bailarines, enfrentándose al enojo de algunos de sus integrantes, que se han sentido arrinconados durante su mandato, y también al bloqueo de una institución gobernada por jerarquías infranqueables y dinámicas internas heredadas de otro tiempo. Por ejemplo, su voluntad de programar más danza contemporánea que ballet clásico no gustó a todo el mundo, como tampoco sus intempestivas declaraciones de los últimos meses en los medios, que dejaban entrever un hartazgo respecto al cargo.
Un documental emitido en diciembre en la televisión francesa disgustó a algunos bailarines. En él, Millepied afirmaba que la compañía “era la mejor en danza contemporánea, pero no en lo clásico” e ironizaba que no había descubierto todavía la supuesta “excelencia” de sus artistas. En otra entrevista, publicada por Le Figaro, Millepied añadió que la Ópera de París era “una burbuja” donde las coreografías no se modernizaban “desde los tiempos de Nureyev, que lleva 22 años muerto”. “Les parece bonito montar La bayadera o El lago de los cisnes. La presión comercial es considerable y se apoyan sobre los grandes títulos que llenan las salas”, protestó entonces. Además, Millepied recomendó a sus bailarines que gestionaran sus carreras “con sentido empresarial” y utilizaran “las redes sociales” para promocionarse.
Sus palabras sentaron como un jarro de agua fría dentro de la compañía. “Me sentí ofendido por ese artículo devastador, por la falta de respeto de Benjamin Millepied por una compañía a la que denigra totalmente”, expresó el bailarín estrella Karl Paquette, en la Ópera de París desde hace 30 años, a Le Monde. “Nunca me he sentido tan mal en esta casa como desde hace seis meses”.
Pero el mandato de Millepied también tiene aristas positivas. El programa de su única temporada programada –a la que seguirá una segunda, que será presentada el 10 de febrero y que cuenta con dos espectáculos propios– demuestra una firme voluntad de ruptura y apertura. Millepied ha invitado a la Ópera a coreógrafos iconoclastas como George Balanchine, William Forsythe, Jérôme Bel o Anne Teresa de Keersmaeker. Además, su personalidad joven y mediática ha multiplicado el interés por una institución algo vetusta. Millepied creó una plataforma digital (3e Scène) donde invitaba a artistas, cineastas y escritores a interactuar con el mundo de la ópera. Entre ellos, nombres prestigiosos como los de Xavier Veilhan, Alex Prager, Mathieu Amalric, Rebecca Zlotowski o Éric Reinhardt. Desde que accedió al cargo, las donaciones del mecenazgo privado se han multiplicado: solo en una gala celebrada en septiembre de 2015, Millepied logró recaudar un millón de euros.
Nacido en 1977 en Burdeos e hijo de una profesora de ballet, Millepied empezó su formación a los 8 años. A los 18 años entró en el New York City Ballet, donde llegó a ser primer bailarín. En 2010, Millepied coreografió la película Cisne negro, donde conoció a su esposa, la actriz Natalie Portman. La supuesta voluntad de la actriz de regresar a Estados Unidos no habría sido, según fuentes de la Ópera de París, el motivo real de su dimisión. “Esas suposiciones son propias de la prensa del corazón”, ha desmentido el director de la Ópera, Stéphane Lissner. “Entiendo que quieran agregar otros motivos, pero no los hay. Tampoco ha habido ningún problema con la compañía. Es normal que, de un total de 150 bailarines, no todos estén de acuerdo con él. Tampoco fue así con su predecesora”, ha expresado Lissner. “Lamento que se marche tan rápido, pero hay que respetar su identidad como artista. La carga de trabajo era excesiva respecto a su oficio de coreógrafo”, ha añadido.
A partir del otoño, Millepied será sustituido por Aurélie Dupont, antigua bailarina estrella de la Ópera de París, que se retiró en mayo pasado a los 43 años, tras rechazar una oferta para trabajar con él como mano derecha. Dupont, que pasó más de tres décadas en la Ópera de París y ha bailado con coreógrafos como Pina Bausch y Angelin Preljocaj, se ha mostrado más conciliadora al aceptar el cargo. “Esta casa es como una anciana a la que hay que respetar. Tengo paciencia y sé que no se puede reformar de inmediato”, ha declarado. Tampoco se ha mostrado dispuesta a seguir con el pronunciado gusto de Millepied por lo contemporáneo. “Que de los 13 espectáculos de una temporada solo haya dos de danza clásica me parece insuficiente. Yo los voy a propulsar”, ha concluido.
Babelia
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