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El cine francés busca nuevos mercados

Su taquilla en el extranjero cae un 12%, pero aumenta su público en América Latina y Asia

Gregorio Belinchón
Liam Neeson, en 'V3nganza', la pelìcula francesa más taquillera en el mundo en 2015.
Liam Neeson, en 'V3nganza', la pelìcula francesa más taquillera en el mundo en 2015.

Los números no son buenos, pero ayer Unifrance, el organismo estatal que promociona el cine francés en el extranjero, mostró en un acto presidido por el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, que sabe por dónde buscar nuevos clientes. En 2014 el cine francés vendió 106 millones de entradas fuera de sus fronteras por valor de 600 millones de euros, lo que supone, en ambas cifras, un 12% menos que en 2014. Para comparar, en Francia el cine local vendió 72,5 millones de entradas.

Sin embargo, la industria cinematográfica francesa parece tranquila: porque siguen, por segundo año, ganando más dinero fuera que en su país y porque ya se han recuperado del batacazo de 2013, provocado por el espejismo de 2012, año en que se vendió por todo el mundo Intocable, lo que catapultó su taquilla extranjera a 144,1 millones de entradas colocadas en el extranjero (81,4 millones en su país). En 2013, si en Francia cayó su propio público hasta 64,6 millones de espectadores, fuera fue aún peor, con 50,6 millones (el peor resultado de la década). Llegó Luc Besson con Lucy y hubo un alivio generalizado: 2014 acabó con 120,2 millones de espectadores extranjeros por los 91,3 millones locales. Y en 2015 ha llegado ese 12% de descenso. El cine francés se ha enganchado al tirón de V3nganza (Taken 3), que ha recaudado fuera de su país de producción 261,7 millones de euros. Sí, es en inglés, porque de la recaudación total francesa fuera de sus fronteras el 40% (la media de la década es un 44%) fue con películas en francés, el resto, filmes rodados en inglés. Las dos siguientes más taquilleras también tuvieron el inglés como idioma original: El principito y Transporter Legacy.

Esa segunda posición de El principito muestra otra tendencia por la que el cine galo encuentra otra salida comercial: la animación, que supone el 20% de su taquilla mundial. De las diez películas francesas más vistas en el extranjero, tres son de dibujos: junto a la adaptación del libro de Saint-Exupéry, están Astérix y Obélix en la mansión de los dioses y Mune (no estrenada en España).

En Unifrance recalcan que están creciendo justo en mercados emergentes: Asia, con 28,9 millones de entradas es ya su mercado principal, adelantando a Europa Occidental, a pesar de que en China, que sigue siendo el país del mundo que más cine francés consume, con 14,7 millones de entradas ha caído su porcentaje un 18%. Aun así, las cuatro películas francesas estrenadas en China en 2015 han tenido de dos a seis veces más espectadores que en China.

El otro gran terremoto económico se ha dado en América Latina, que con 22,3 millones de espectadores, supera a Norteamérica, con 15,4 millones de entradas. México, que entra en América Latina, es el tercer país del mundo donde más se ve cine francés (ha crecido un 76% gracias al tirón de La bella y la bestia) y Brasil es el cuarto (con un crecimiento del 44% por El principito). En Colombia el público aumenta un 116% gracias al éxito de La familia Bélier, que allí tuvo más espectadores (537.000) que en Italia, Alemania o España.

Por cierto, en España el taquillazo francés ha sido Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? Si en 2014 vendió en Alemania 3,9 millones de entradas, en 2015 la comedia tuvo en España 830.000 espectadores del 1,3 millones que logró fuera de Francia.

Unos últimos datos: en décima posición de las más vistas entra el documental La sal de la tierra, con 830.000 espectadores fuera de Francia, ya que el cine galo juega muy bien en el terreno de las coproducciones. Y en el del cine taquillero, porque de su famoso cine de autor la película más vista ha sido Viaje a Sils Maria, de Olivier Assayas, con 220.000 espectadores.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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