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Bowie contado en 12 canciones

De 'Space Oddity' a 'Where are we now' grandes 'hits' del Duque Blanco

David Bowie, durante su concierto en Praga el 23 de junio de 2004, dentro de la gira 'A Reality Tour'.
David Bowie, durante su concierto en Praga el 23 de junio de 2004, dentro de la gira 'A Reality Tour'.DAVID W. CERNY (Reuters)

David Bowie aprendió muy pronto que un medio tan caníbal como el pop la única posibilidad de sobrevivir al instante era no dormirse en los laureles, buscar, cambiar, sorprender, sobre todo sorprenderse a sí mismo. Pero mientras efectuaba esa búsqueda, y a la par que intentaba acercar el rock a otras formas artísticas, nunca se olvidó de hacer canciones que el público pudiera recordar y que la historia no pudiera ignorar

Space Oddity (1969) Después de seis años buscando trascender en una década dominada por los Beatles, Dylan y los Stones, Bowie encuentra su voz con una canción que ya contiene algunos de los elementos que le harán saltar a la gloria no mucho después: una bella melodía, un personaje –el Comandante Tom- con el que poder fundirse y un contexto de ciencia ficción. Con ella alcanzó el Top 5 británico por primera vez, aunque tardaría tres años en volver a lograr otro éxito.

The man who sold the world (1970) Una de las grandes canciones del Bowie previo al estrellato, tuvo que ser versionada por Nirvana en Unplugged para ser admirada como tal. Un toque latino en el ritmo y una letra que, como en muchas otras de Bowie, transmitía un mensaje inquietante. El hombre que vendió el mundo estaba solo en su cima, un concepto al que la versión de Cobain añadió un sentido aún más trágico.

Life on Mars? (1971) Publicada en Hunky Dory, uno de los discos que ejerció como prólogo al fenómeno glam que el propio Bowie lideró, nació cuando su letra fue rechazada para la adaptación inglesa del tema Comme d’habitude, mundialmente popularizada por Sinatra como My way. Bowie dejó de ganar una fortuna pero a cambio firmó una de sus canciones más emocionantes. Definida por el piano de Rick Wakeman y añadiendo ese aire de cabaret británico tan afín al primer Bowie, logra transformar la confusión de este mundo en algo fascinante como pocas otras canciones lo han logrado.

Starman (1972) La primera canción de Bowie en convertirse en éxito tras Space Oddity era un tiempo medio que de nuevo recurría a la ciencia ficción. Se grabó in extremis para el álbum Ziggy Stardust, confiando en que reforzaría el potencial comercial del álbum. El hombre de las estrellas que nos observa en la letra se mezcla con una melodía inspirada en Somewhere over the rainbow. Un toque de bizarro optimismo remata la canción que cambió radicalmente la suerte de Bowie.

Rebel rebel (1974) Bowie daba carpetazo a su etapa glam con su canción más glam, escrita originalmente para un musical basado en Ziggy Stardust y acercándose al rock de sus admirados Stones, con un riff de guitarra que parecía robado de un sueño de Keith Richards. Para entonces Bowie ya había refinado su capacidad para reinterpretar hallazgos ajenos, tanto que su amigo Jagger terminaría diciendo, “nunca estrenes zapatos nuevos si David anda cerca”.

Fame (1975) Firmada a medias con John Lennon, esta reflexión sobre el hecho de ser una estrella en el siglo XX pertenece a su paseo por la música negra, plasmado en Young americans. Una rodaja de funk basada en un irresistible riff de Carlos Alomar y cuyo mensaje resultó amargamente profético cinco años después, cuando Lennon murió asesinado a manos de un fan demente en cuya casa la policía también descubrió fotos de Bowie.

Sound and vision (1977) Tras otro inesperado giro que lo llevó a reencontrarse con Europa, se instaló en Berlín y, bajo la influencia de los grupos electrónicos alemanes, grabó un disco cuya cara B era instrumental. Los ejecutivos de RCA pusieron el grito en el cielo al comprobar que Bowie insistía en hacer cosas raras, como por ejemplo, un single como este, donde canta por primera vez a mediados de la canción.

"Heroes" (1977) Además de experimentos, el periodo experimental alemán de Bowie también arrojó un clásico incontestable, una canción que se debate entre el romanticismo de las baladas de los sesenta, la ironía que destacan las comillas del título y la épica que aporta la omnipresente guitarra de Fripp. La reacción de Bowie al punk acabó siendo su canción más famosa.

Ashes to ashes (1980) Cuando los setenta llegaron su fin, los postulados artísticos de Bowie ya eran reverenciados por toda una nueva generación de músicos británicos. Su respuesta fue una gloriosa y melancólica balada que resumía su trayectoria entre guiños y autorreferencias, un mensaje cuya visibilidad fue posible gracias al vídeo de David Mallet, uno de los primeros clips artísticos en la historia del género.

Let’s dance (1983) Teñido de rubio y bronceado, Bowie inició su andadura en la nueva década dispuesto a amortizar económicamente su estrellato. El artista se pone el traje de empresario, iniciando una etapa caracterizada por discos flojos y la pérdida de rumbo. Let’s dance es una de las pocas canciones a salvar de ese periodo, con ese crescendo prestado del Twist and shout y una impecable producción a cargo de Nile Rodgers, el hombre fuerte de Chic.

Hello spaceboy (1995) Bowie nunca dejó de hacer excelentes canciones, pero el impacto de estas comenzó a disminuir a partir de 1987. Incluida en 1.Outside, el disco que le volvió a dar lustre vanguardista en pleno crepúsculo del grunge, la versión de este tema regrabado junto a Pet Shop Boys merece figurar entre lo mejor de su obra, por su potencia y por hablar, una vez más del terror que produce la velocidad de la vida.

Where are we now (2013) Llegó por sorpresa el día en que Bowie cumplió 66 años. Los rumores le daban por retirado, víctima de una grave enfermedad. Con esta canción, frágil y nostálgica, plagada de referencias a sus días en Berlín, afrontaba el presente desde la antesala de la vejez, con una melodía que, como ya era habitual en él, dosificaba para obtener un mayor impacto emocional.

Las 20 esenciales de Bowie en nuestra lista de Spotify

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