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“Busco estar en películas que trascienden el momento”

Michael Fassbender repasa su carrera y sus últimas dos películas, 'Macbeth' y 'Steve Jobs'

Michael Fassbender, el pasado 18 de octubre, en Londres, en la presentación de 'Steve Jobs'.
Michael Fassbender, el pasado 18 de octubre, en Londres, en la presentación de 'Steve Jobs'. Neil Hall (REUTERS)

Solía tener una larga melena y aspiraba a ser guitarrista de heavy metal. Pero una hermanastra de Cenicienta se interpuso en su camino y gracias a ella hoy disfrutamos del magnetismo de Michael Fassbender, cuyas últimas metamorfosis han consistido en encarnar a Steve Jobs y al mismísimo Macbeth.

Nacido en Heidelberg (Alemania) en 1977, crecido en un pueblo irlandés, Fassbender tenía 17 años cuando participó por primera vez en una obra de teatro. Entonces se lanzó al escenario sin pensarlo para interpretar a una de esas mujeres malvadas que pueblan los cuentos para niños. Ahí descubrió que el corazón le latía más fuerte actuando. Aceptar el papel de hermanastra ya ponía sobre la mesa las cartas que iba a jugar en el futuro: las del provocador. “Lo que busco es participar en películas que trascienden el momento, de las que se hable, aunque sea un rato al salir del cine o con suerte incluso al día siguiente. Me gustan los papeles provocadores. Los seres humanos somos muy complejos, con muchos matices y por eso busco personajes que también lo sean, son los más interesantes”.

Fassbender habla con los periodistas tras un pase de Steve Jobs, donde se mete en la piel del empresario visionario y controvertido objeto de admiración casi religiosa y a la vez vilipendiado por su falta de sensibilidad. Para él hechos como las buenas o malas prácticas de paternidad de Jobs —el lado débil del héroe que subraya el filme— no deberían ser objeto de comentario. “No soy padre y no puedo ni voy a juzgar si Jobs era un buen o mal progenitor. Como actor solo sirvo a la historia. Últimamente le damos demasiada importancia a la autoridad moral y creo que es muy aburrido”. Y eso que siempre se les pide a los actores que opinen moralmente sobre sus papeles. “Cuando me llegó el guion me sentí muy afortunado. Está escrito magistralmente, como un Shakespeare moderno. Nunca he pensado demasiado en cómo era Jobs. Sí creo que cambió la manera en que vivimos nuestras vidas, y esa es la persona que yo he tratado de retratar, en lo bueno y en lo malo, como a un ser humano”.

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Viéndolo metido en la piel de Steve Jobs, inquietantemente parecido al original, uno pensaría que su talento debió de tardar poco en llamar la atención. No fue así. Durante más de una década nadie le prestó atención y tuvo que llegar un director novel, el hoy oscarizado Steve McQueen, para descubrir la joya. Ha sido su actor fetiche, primero con Hunger, donde interpretó al terrorista del IRA en huelga de hambre Bobby Sands, y después en Shame donde explotó su lado seductor y oscuro convirtiéndolo en un adicto al sexo. Después llegaron Ridley Scott, Tarantino, Soderbergh, la gloria… y Hollywood le incluyó en la saga de los X-Men.

Horas de estudio

Con la tercera película de McQueen, 12 años de esclavitud, Fassbender consiguió en 2014 su primera candidatura al Oscar, como actor secundario. El intérprete se siente influido por el director: “Steve define la actuación como entrar en una habitación a oscuras e ir descubriendo los muebles. Para mí el plató de rodaje es así. Actuar y preparar un personaje es un proceso muy intuitivo. No me gusta intelectualizarlo demasiado”. Sin apenas preparación académica —abandonó los estudios de interpretación porque no le daban suficiente importancia al cine—, invierte muchas horas en aprenderse los guiones y en ver vídeos. “Actuar es como ponerse un traje y poco a poco ir sintiendo cómo se va adaptando a tu cuerpo. Pero sin duda la clave es la repetición, leer el guion una y otra vez, practicar, como hacen los músicos. Y así, con suerte, consigues que un día el jazz ocurra”.

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