Robles: bolero rompedor del siglo XXI
El músico mexicano sorprende con su notable mezcla de bolero y rock en el disco 'Melódico'
La mezcla parece tan explosiva como irreal, pero, a decir verdad, suena contundente. Por momentos desgarradora. Bolero mezclado con rock de los setenta. Antonio Machín mezclado con Queen. Su nombre es Rodrigo Robles, conocido artísticamente como Robles, autor del disco Melódico. “Pensé en boleros que sonaran como la música que se produce hoy, no como aquellos de los sesenta o setenta. Tienen un beat o un sampleo de una maraca que ya los hace sonar distintos”, confiesa el músico mexicano en conversación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Eso fue el plan, muy bien ejecutado a la vista de los notables resultados recogidos en el álbum Melódico, pero la idea original llegó, precisamente, como si de la letra de un bolero se tratase. Era de noche, en México DF, y Robles se encontraba en un bar con un amigo “sesentón” cuando este le dijo, “después de unos cuantos mezcales”, que no se había hecho un buen bolero en los últimos 30 años en México. “Y me lancé a intentarlo pero desde mi perspectiva del rock. Planeé un álbum y compuse varias canciones para que estuvieran ligadas y tuviesen la misma tonalidad”, asegura. Algunos lo han dado en llamar neobolero. Robles, que recuerda el disco de Natalia Lafourcade Mujer divina, ríe antes de contestar: “El bolero en México siempre está presente, aunque la gente joven de mi generación lo considere música de viejitos. A mí musicalmente me encanta y tiene unas posibilidades infinitas, con su serie de acordes tensos y disminuidos”.
Robles estudió Comunicación con especialización en Cine, pero su pasión por la música le venía de chaval. “Mi padre me ponía mucha música que me marcó como Cat Stevens, Bee Gees, Bob Dylan, Queen… Con eso crecí. Mi padre es ingeniero civil pero músico frustrado. Un buen día me regaló un órgano y lo tocaba cuando regresaba de trabajar”. Ese órgano se convirtió en piano y desde entonces Rodrigo no lo soltó. “El piano siempre ha sido mi elemento de composición”, reconoce.
Sin embargo, durante sus primeros pasos en la música, el piano quedó aparcado. Al menos cuando se juntaba con amigos para formar bandas. “En esos grupos de mi pubertad conocí la disciplina y el ritual de componer canciones”, explica. Debutó en 2012, año en el que lanzó su primer EP bajo el nombre de Rodrigo Robles. Al año siguiente, editó Disco Verde, su segundo EP. Y, este año, bajo el nombre de Robles, ha sacado Melódico, un trabajo orquestado de una forma conceptual, sin pausas, con el aire romántico y rompedor sentimental de los boleros, pero con una producción propia del indie-rock actual.
“Mi mayor influencia es Antonio Machín. Es cierto que su manera de producir los boleros, con orquestas de 60 personas, no podía ser, pero sí tenía en cuenta su forma de componerlos”, cuenta. “Y luego metí mis influencias del rock y el pop. El ingeniero de mezclas me decía que sonaba a Brian May –guitarrista de Queen-. Supongo que lo que oía era un solo de guitarra eléctrica pero boleresca. Me fijé en gente como León Larregui, de Zoé, que en su disco en solitario mete una buena paleta de instrumentos, que da todos esos colores”.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.