Las mil caras de una actriz
Concha Velasco y Blanca Portillo dialogan sobre su experiencia sobre las tablas en un encuentro organizado por EL PAÍS y La Abadía
No tuvieron ni que empezar a hablar Concha Velasco y Blanca Portillo para recibir el caluroso aplauso de la parroquia. Y ellas, sorprendidas, comenzaron una reflexión sobre el reconocimiento del público. "Aquí en España no se estila mucho lo de aplaudir al principio, ¿no?", les inquirió el moderador, Jesús Ruiz Mantilla. Velasco aseguró que a ella sí. Portillo bromeó con que a ella solo al final, "y a veces". Las actrices protagonizaron ayer el tercer encuentro de El puente de la Abadía, una serie de conversaciones entre intérpretes de la escena española organizada por el teatro madrileño y EL PAÍS. Ante una sala abarrotada, las intérpretes desgranaron su vida en las tablas.
Las protagonistas hablaron, curiosamente, de sus otros roles en el mundo del teatro antes que de su faceta de actriz. Portillo, del de directora: "Si eres el director de la obra, se pasa fatal, porque una vez que se abre el telón ya nada está en tus manos". Destacó también la emoción de desarrollar una faceta nueva: "Como actriz me quedan muchas cosas por hacer, pero como directora aún más, por eso me siento joven en ese papel". Velasco se lanzó como entrevistadora: "¿Y cómo eres tú con tus actores?". Su compañera respondió sin tapujos: "Trabajo con ellos como si fuese de porcelana, los cuido por encima de todo. Pero también me considero muy exigente".
Concha Velasco habló de su papel de productora. "La mayoría de las veces me jugué mi patrimonio, ahora tengo dos hijos que no me lo permiten". La intérprete criticó que el aumento del IVA cultural ha acabado con las grandes producciones de teatro. "Eso no quiere decir que haya matado el buen teatro, porque ese se puede hacer también con poco dinero", apostilló.
Portillo, que hace unos años se metió en la piel de Segismundo, sacó el tema de la versatilidad y aseguró que no se plantea si su personaje es hombre o mujer, "son seres humanos". Su compañera afirmó que no estar de acuerdo con el papel "es un reto". Las dos estuvieron de acuerdo en algo: si no fuera posible interpretar a alguien que no te gusta, nadie querría hacer de los malos malísimos.
Y para terminar, unas palabras sobre la experiencia. "He vivido más tiempo en los camerinos que en mi casa, ni siquiera estuve cuando mis padres murieron y por eso me critico", confesó Velasco. Portillo la secundó: "Llevo 34 años trabajando, tenemos una profesión tan apasionante que creo que a veces hay que parar para vivir y enriquecerse, te tienen que pasar cosas, porque la vida también es apasionante".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.