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'IN MEMORIAM'

Luis Figuerola-Ferreti, el músico

La música tuvo una presencia fundamental en la vida del publicista y hombre de radio

Desolada tras conocer la noticia de la muerte, el pasado miércoles, de Luis Figuerola-Ferretti, me ha animado a escribir estas líneas el deseo de resaltar su faceta musical, tal vez no suficientemente comentada en los medios. Conocí a Luis a primeros de 2007, cuando entré como contralto en el coro Vía Magna, dirigido por Óscar Gershensohn. En el descanso de uno de los primeros ensayos a los que asistí fui presentada a Luis Figuerola-Ferretti, que cantaba en ese coro en la cuerda de bajos. Le pregunté si era el Luis Figuerola-Ferretti de la radio. Al responderme afirmativamente, me llevé una sorpresa muy agradable, pues Luis me había alegrado muchas mañanas con sus hilarantes intervenciones radiofónicas. Cuando tuve que abandonar temporalmente el coro por haber sido nombrada embajadora de España en Bélgica, me escribió una divertida carta de despedida, desde su personaje inventado de Padre Bonete. Ya de regreso en España, tuve el honor de tenerle nuevamente como compañero en el coro Bach Atelier, que dirigía José María Álvarez, en el que interpretábamos obras de Bach. También coincidí con Luis cantando El Mesías de Haendel en el Auditorio Nacional en alguna edición de los conciertos participativos de La Caixa.

Luis siempre fue muy querido por todos sus compañeros y directores, no solo en el Vía Magna, sino en los diversos coros en que participó: el del CEU, dirigido también por José María Álvarez, el Ensemble Koiné, bajo Ignacio Yepes, el de los Jerónimos... Creo que Luis pudo pensar que la participación en los coros sí constituía una actividad seria, de esas a las que se refería su amigo Santiago Martínez Lage en el obituario que le dedicó en EL PAÍS.

Su talento musical era enorme y más que evidente para el gran público en la interpretación de sus personajes radiofónicos inventados de Doña María y Esmeralda Clamores. Sabía entonar, impostar, componer, improvisar, expresar... La música clásica ocupó un enorme lugar en su vida, y le acompañó hasta el mismo día de su muerte, según tengo entendido. Se puede decir que era musicalmente polifacético. Conocía bien nuestro cancionero, y tenía una memoria prodigiosa para recordar toda clase de piezas de distintos géneros.

En los últimos tiempos la enfermedad retiró a Luis de la actividad coral. Estoy convencida de que, santo como era —cosa que nadie discutiría, ni siquiera el Padre Bonete—, estará en el cielo cantando las maravillosas obras de la música sacra que tanto le gustaban.

Silvia Iranzo Gutiérrez, embajadora de España, fue compañera de coros de Luis Figuerola-Ferreti.

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