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Una bienal heterogénea, difusa y sorprendente

Mundos virtuales, entornos 3D, obras generativas, manipulaciones fotográficas, poesía digital y pintura dinámica, son algunas de las propuestas de The Wrong

Uno de los pabellones expuestos en The Wrong.
Uno de los pabellones expuestos en The Wrong.

Vuelve The Wrong. New Digital Art Biennale, la bienal equivocada, híbrida, independiente, difusa, libre y gratuita. La segunda edición que acaba de inaugurarse y se celebra hasta el 31 de enero, multiplica las cifras ya asombrosas de la primera entrega: ahora hay medio centenar de pabellones en Internet, 40 embajadas físicas en otras tantas ciudades del mundo, 90 comisarios y más de 500 artistas. Su fundador es David Quiles (Alicante, 1973), conocido en España como editor de la revista multimedia ROJO®, que durante una década (hasta 2011), ofreció una alternativa a los formatos editoriales tradicionales y en América Latina como organizador del festival interdisciplinar Nova en Brasil. The Wrong es el fruto de 15 años de carrera, dedicados a crear y desarrollar formatos abiertos, ajenos a las modalidades del sistema mercantil del arte, donde los artistas pudieran mostrar su trabajo sin interferencias.

"A primera vista puede parecer un proyecto difuso e inabarcable, pero comparado con la inmensidad de Internet o de la comunidad artística mundial, The Wrong es un proyecto muy concreto, donde cada curador en cada pabellón y en cada embajada tiene muy claro lo que quiere mostrar y cómo lo quiere mostrar. Yo selecciono a los curadores de pabellones y embajadas, y ellos eligen a sus artistas", explica Quiles, que en esta segunda edición ha potenciado la vertiente presencial del evento, otorgándole la misma extensión e importancia que la parte virtual.

David Quiles, dunfador de The Wrong.
David Quiles, dunfador de The Wrong.

En España hay embajadas en Barcelona, Bilbao, Valencia y Málaga y dos pabellones llevan la firma de dos artistas españoles. Not Found, a broken net art exhibition es una fascinante propuesta de Mario Santamaría y Cesar Escudero, nostálgica y reivindicativa a la vez, que reúne nueve proyectos especialmente representativos de la historia del net.art, que han desaparecido dejando tan sólo una triste pagina que pone el clásico Error 404. Not Found. "Not Found juega a quebrantar algunos códigos en el contexto de la bienal. Ni imagen, ni obras, ni espectáculo. La web es un homenaje y un ejercicio arqueológico sobre prácticas de arte electrónico en Red, señalando el carácter fantasmal de algunos de los elementos estructurales de la World Wide Web", explica Santamaría. El segundo pabellón virtual español acoge Interface Change Cultures, una muestra de interfaces artísticas seleccionadas por César Escudero, que propone nuevas formas de trasmitir la información. "La interfaz es un elemento que sirve para hacer comprensible el lenguaje informático. Lejos de ser solamente un recurso técnico, el diseño de la interfaz permite a los usuarios interactuar fácilmente con el ordenador, pero al mismo tiempo esconde sus estructuras y códigos, convirtiéndose en un proceso no neutral", asegura Escudero, que también ha establecido una embajada de Interface Change Cultures en la ciudad austriaca de Linz, cuya universidad acoge el master homónimo.

La mayoría de los pabellones despliegan muestras colectivas, pero también los hay dedicados a artistas individuales, como el londinense James Hicks, que crea espacios en 3D, y Stefan Saalfeld, que mezcla pintura clásica y tecnología digital. Algunos pabellones trabajan la relación del visitante con el espacio online a través de verdaderas arquitecturas virtuales y otros se centran más en las obras que acogen. Por ejemplo, Equalizer explora la relación entre arquitectura y arte sonoro, Calli.io.pe intenta combinar el mundo de Internet y la poesía y Code Nebula investiga la intersección entre arte y programación, a través de artistas que utilizan los lenguajes informáticos. También hay un pabellón que aborda la preservación y el deterioro de los objetos digitales, Dystrophies, que reúne una serie de vídeos sobre el tiempo, la memoria y los sueños, que se proyectan a lo largo de 24 horas durante las cuales se van lentamente destruyendo. El pabellón mexicano Uncurated es el único que tiene su embajada en una institución pública, el Museo Universitario del Chopo de Ciudad de México, cada vez más activo en el frente de la interdisciplinariedad entre las artes; mientras que Sin línea reúne animaciones, vídeos, ilustraciones, net.art y acciones realizadas por artistas de Ciudad Juárez y tiene su embajada en Chihuahua. "También hay un pabellón público sin límites de espacio, el Homeostasis Lab, donde se exhiben las obras de artistas, diseñadores y otros creativos, que quieren participar en el evento, pero no han sido invitados", concluye Quiles.

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