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MÚSICA

Antonio Orozco: “Para formar parte del universo sonoro hay que ser perseverante”

El preparador de ‘La Voz’ acaba de grabar su nuevo disco. Se llama ‘Destino’ y fue su hijo quien seleccionó buena parte del repertorio.

Uno, dos tres… probando. Antonio Orozco inspecciona el micrófono que dentro de un rato utilizará, verifica que el teclado, el cajón, el bajo y su guitarra suenen como debe ser y sube a un balcón para charlar con EL PAÍS. Estamos en Kapital, sala-discoteca cool de Madrid y una sede más del ciclo de conciertos Cómplices de Mahou. Faltan menos de dos horas para que comience el recital de uno de los preparadores de La Voz y, en la puerta, la gente ya ha hace cola con la esperanza de que, al entrar, puedan coger el mejor sitio. Las luces rojas encandilan y el intérprete de Devuélveme la vida habla entre sonrisas.

Pregunta. ¿Dispuesto a hacer teatro?

Respuesta. Yo tengo escrita una obra de teatro, ¿sabes? Se llama Único y es un espectáculo con el que hemos recorrido el mundo de habla hispana. La escribí en 2007 o 2008, pero no deja de ser una obra de teatro, con monólogos, interpretación… Se llama Único porque siempre, al final, cada concierto es improvisado, cambia de un día para otro y siempre es único.

P. Acabo de ver que le han puesto una chuleta.

R. He estado haciendo un álbum nuevo y ayer lo entregamos. Así que tengo en mi cabeza 44 canciones nuevas y voy a cantar canciones que tienen 13 o 14 años y por eso la chuleta. Es como una muleta para apoyarme. No le presto mucha atención, porque estoy moviéndome por ahí, pero prefiero tenerla por si se me va la pinza, que es lo más probable, tomando en cuenta que llevo un año haciendo un disco nuevo, y no quiero inventarme las canciones de antes. Bueno, alguna cosa inventada se ha quedado, ¿eh? Alguna letra inventada sobre la marcha se ha quedado porque era más bonita que la original.

P. ¿Cómo cuál?

R. La de Qué me queda. Esa es una canción muy importante que se grabó de una forma, en directo terminé cambiándole la letra y la volvimos a grabar así. Porque me gustó mucho más. A veces pasan estas cosas.

P. ¿Cómo elige el repertorio de sus discos?

R. Para este disco hemos presentado cerca de 30 canciones. Escritas han sido unas cuantas más. Hay unas seis personas que intervienen en la elección del repertorio. El más importante de todos es mi hijo de ocho años. Porque el oído de los niños es abrumadoramente natural, no tienen prejuicios y se dejan guiar por las melodías. Por eso sé que las que él elige son un éxito. La canción que más le ha gustado a mi hijo será el primer sencillo de este disco.

P. Y de sus canciones anteriores, ¿cuáles son las que prefiere él?

R. Una que se llama Hoy todo va al revés, que interpretamos con Tote King, un gran rapero. O sea: lo que está más cerca del hip hop y del rock urbano es lo que más le gusta. La música de su padre tampoco le gusta tanto, ¿eh? Ahora mismo el niño está en eso. Es muy niño pero ya toca la batería, el piano, siempre está muy enrollado en el mundo de la música. El juguete favorito de mi hijo es Spotify.

P. ¿Y usted qué escuchaba cuando era niño?

R. En aquella época el acceso a la música no era tan sencillo. Mi familia era muy humilde y en mi casa la música era la de la radio. Había algunos casetes, de Triana, de Morente, de Paco de Lucía… En fin, quizá por eso el flamenco es la base de mi música. No pretendo compararme con ellos, pero me siento un flamenco. Siempre llevo mi guitara flamenca. Y un cajón. Porque ayuda a llevar las canciones al tempo adecuado.

P. ¿Qué ha estado escuchando estos días?

R. Pues últimamente La ciudad de las ideas, de Vicente Amigo. Es un disco que yo conocía hace mucho tiempo, pero ahora lo escuchado para estudiar mucho los ritmos. Porque me parece que son extraterrestres. O sea que… ¡aprendiendo de los grandes!

P. Bueno, también hay quien dice aprender de usted. EL equipo que tenía en el programa La Voz, por ejemplo.

Hay unas seis personas que intervienen en la elección del repertorio. El más importante de todos es mi hijo de ocho años.

R. Siendo muy honesto, en muchos de los casos, los artistas que consiguen pasar los castings de La Voz son gente muy preparada. Pero estos muchachos han escuchado muchos consejos y me di cuenta de que lo que les faltaba es alguien que les dijera que hicieran lo que les diera la gana. Porque no hay que pensar en lo que dirán los demás. En el momento en que consigues gustarte a ti mismo, empiezas a gustarles a los demás. En fin, la verdad es que yo aprendo más de ellos que ellos de mí. Lo que trato de enseñarles es la seguridad que hay que tener en sí mismo. Eso ayuda a tener temple en el escenario. Por encima de todo hay que ser perseverante para formar parte del universo sonoro. Y estar dispuesto a hacer sacrificios. Mira: hoy he estado trabajando hasta las ocho de la mañana, he cogido el avión a las nueve. Llevo ya casi 48 horas sin dormir, pero esto forma parte de mi trabajo. Hoy a la media noche ya estaré en la cama.

P. ¿Cuándo desconecta?

R. Nunca. Me gustaría, pero no. Estos días, por ejemplo, el trabajo ha sido muy intenso para poder llegar a las fechas de entrega. Escribí, grabé… El disco se titula Destino y viene con un sonido absolutamente diferente. Será un salto al vacío. Porque no vale anclarse en los sonidos. Es más divertido hacer algo diferente. Ya está entregado y a ver qué dice el público. Sale a la venta el 4 de diciembre.

P. ¿Ahora quiere ganarse a las hijas de sus fans?

R. Cuando las canciones están donde tienen que estar, el público las acepta. No entiende de edades. Es lo que está pasando con Raphael. Él demuestra que la música no tiene edad y que la haces sin dirigirte a nadie en particular.

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