Clase magistral con el profesor Coppola
El director de ‘El padrino’, premio Princesa de Asturias de las Artes, compartió con el público, en un café de Gijón, sus reflexiones y anécdotas sobre el futuro del cine
Un calcetín rojo y otro amarillo como complementos a un traje gris. Al final, el experimentalismo era esto. En Francis Ford Coppola (Detroit, 1936) conviven varios seres humanos. El empresario turístico genera suficiente dinero como para que el cineasta viaje en su jet privado de Abu Dhabi a Asturias y de ahí a Barcelona. El productor se dedica a películas de género para que el defensor del Live Cinema, el cine en vivo, pueda marcarse sus digresiones. El creador que en cuanto sale a la calle le tocan —con gaitas, silbando, con pasacalles— la banda sonora de El padrino esconde a un experimentador que cree que el arte solo tiene sentido si se arriesga.
El cineasta pedagogo
“Es un error pedir al niño que se especialice, algo a lo que como padres nos empuja el miedo a un mal futuro laboral. No importa con qué disfruta un crío, que le guste ya hace que tenga sentido”, contaba Coppola cuando le preguntaron sobre la educación de su hija Sofia. “Le empujé a hacer de todo. Nuestro actual modelo educativo procede de la Alemania del siglo XIX. ¿Dónde acaba la química y empieza la biología? ¿Dónde finaliza la filosofía y arranca la literatura? ¿Por qué trocear las materias? Nunca deberíamos dejar de estudiar, y menos en este nuevo mundo. El aprendizaje es uno de los grandes placeres de la vida”.
Debe de ser complejo vivir en Coppola, toda una carrera marcada por una saga de mafiosos italoamericanos, un tema que ni le interesaba en sus inicios: “De joven yo quería rodar películas experimentales, películas que no se hubieran hecho antes. Cosas como La conversación. Y por eso mis compañeros de la escuela de cine nos mudamos de Los Ángeles a San Francisco. Pero hice dinero con El padrino. Ahora vivimos momentos difíciles para los creadores personales. Hollywood es solo una idea: hacer películas para ganar dinero. La pregunta es ¿quieres hacerte rico? El concepto de que un artista gane mucho dinero es reciente, nace de las grabaciones, que generan derechos de autor. Cuando empezó el cine, se podía experimentar con el lenguaje. Hoy no. Los productores no permiten que emerja el espíritu que creó el lenguaje del cine. Prometeo robó el fuego y fue encadenado por ello. Lo mismo le pasa al cine: está encadenado porque todo se mueve por dinero”.
Así arrancó ayer por la tarde la charla del premio Princesa de Asturias de las Artes con estudiantes (en realidad el público muy heterogéneo) en el café gijonés Dindurra, previo a su encuentro con público en el adyacente teatro Jovellanos, al que también acudió la reina doña Leticia. Coppola insistió en que le preguntaran por el futuro del cine, que era de lo que venía a hablar, y al final logró meter su cuña publicitaria: “El futuro del cine no es el 3D, que ha tenido ya varias resurrecciones, sino otros campos como la escritura. La novela tiene 400 años y se ha reinventado constantemente. Así que en el guion hay mucha innovación posible. Otro campo de mejora lo ofrece el documental. Aunque se base en la realidad, usan técnicas magníficas. Me fascinó ver cómo mutaba Stories we tell,de Sarah Polley. Otra tendencia: los proyectores digitales albergan archivos que pueden variar de un día a otro, son mutables, no como el celuloide. Pueden conectarse a la Red y que la gente los cambie. Es el cine en vivo. El cine se basa en planos, la televisión en eventos, la literatura en frases y el teatro en escenas. Debemos recuperar el poder de la representación, del actor, perdido desde que se crearon la fotografía y el montaje”. Él ya lo ha hecho este verano en Oklahoma. “El cine es el matrimonio entre actuación y escritura. Los jóvenes directores saben poco de la actuación a no ser que provengan del teatro. No se sacan cosas del actor sino que surge de ellos. Tú solo ayudas. Yo me encierro una semana solo con los actores para ir paso a paso convirtiéndoles en los personajes".
El tema de la película
Francis Ford Coppola dejó más perlas para el recuerdo: “Cualquier proyecto creativo tiene una idea grande detrás, el tema. Debes tenerlo muy claro desde el inicio. En La conversación era la privacidad. En El padrino, la sucesión. Solo una palabra. El director toma millones de decisiones al día. De vez en cuando llega una pregunta a la que no tienes respuesta y debes volver a la idea. En La conversación me enseñaron un montón de abrigos para el protagonista, estilo al del teniente Colombo… Y yo elegí uno transparente, recordando mi tema”.
También habló de las plataformas digitales: “Durante años hablamos de la tele y el cine como algo separado. Pues hoy en día son casi lo mismo. En el cine ya no hay latas, sino archivos digitales. Desde pequeño me interesa la tecnología. Y ya adiviné que habría un momento en que las redes sociales acabarían perdiendo interés, como efectivamente ocurre hoy. Al final las empresas digitales necesitan contenidos nuevos. El cine siempre ha estado en venta y en tres años Yahoo, Google y Apple comprarán los estudios. Pienso en las series y creo que todo es cine: dure un minuto, 100, o un mes”.
También regaló sentencias contundentes: “La idea de hacer un trabajo creativo sin límites es ciencia ficción”; “El cine es conflicto, estás moldeando una piedra con las manos y habrá grandes catástrofes”; “Acabo de leer hace tres semanas Don Quijote. Me ha costado, pero ha sido muy divertido”; “Tenemos una crisis de salud mental en el mundo occidental”; “Los artistas son el radar de la Humanidad”. “El cine es el arte de nuestro tiempo e ilumina nuestra vida contemporánea”. Dicho lo cual, se fue a saludar a la reina.
Cinco películas del director
El padrino (1972). La crítica y los innumerables premios avalan que El padrino es una de las mejores películas de la historia del cine. Protagonizada por Marlon Brando, la historia de la familia Corleone retrata el mundo de la mafia de Nueva York, donde la corrupción, la intriga, la venganza y el poder se dan cita.
La conversación (1974). De temática mafiosa también es La conversación, otra de las grandes obras de Coppola, protagonizada por Gene Hackman. La historia de un espía solitario que vende los secretos más íntimos de los demás llegó a tener tres candidaturas a los Oscar.
El padrino II (1974). La segunda entrega de la serie protagonizada por Robert de Niro, Marlon Brando y Al Pacino traslada parte de su acción a Cuba, al borde de la revolución. Esta parte de la trilogía recibió seis oscars incluyendo a la mejor película, mejor director y mejor actor de reparto.
Apocalypse Now (1979). Ambientada en la guerra de Vietnam, Apocalypse Now adapta el clásico El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Su rodaje en la selva de Filipinas fue uno de los más duros de la historia. El protagonista, Martin Sheen, sufrió un infarto y el director perdió 30 kilos.
La ley de la calle (1983). El filme obtuvo la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián. Situada en los años cincuenta, en Tulsa (Oklahoma) es una versión de una novela de Susan E. Hinton. Está considerada una de las joyas del género experimental de Coppola, que protagoniza Matt Dillon.
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