“Es difícil hacer un buen trabajo con lo poco que te dan”
Dustin Hoffman, cumplidos los 78 años, sigue en el cine. Ahora estrena 'El coro', donde aparece como secundario de lujo
A Dustin Hoffman se le escapa la risa cuando comparte lo que acaba de leer. “Alguien ha hecho una investigación sobre la vejez y asegura que los 70 son los nuevos 30”, afirma casi con lágrimas en los ojos. El ya ha cumplido los 78 y, en persona, se le nota. Las canas, el cansancio en la espalda, el rostro más hinchado. No así en su energía, en la búsqueda de perfección que le llevó a pelearse con muchos directores a lo largo de su carrera y ahora le lleva a protestar contra el estado de las cosas. Sigue buscando. No se resigna a las comedias donde De Niro encuentra su nicho ni busca refugio en el teatro como Pacino. Tampoco se engaña. Es el primero en reconocer que su último trabajo en El coro no es el papel protagonista que venden. “Si no fuera una estrella, si no ayudara a vender la cinta, mi papel sería secundario. Esta es la historia del niño”, afirma de un filme en el que interpreta al director de un coro infantil donde llega un nuevo integrante.
Tampoco es que se sienta utilizado. O derrotado. Quizá algo cansado de una industria donde fue el rey (siete candidaturas y dos oscars en sus años de gloria lo demuestran) y que en su opinión está en retroceso. “Hicimos El graduado, una película que todavía aguanta, con un guion en el que trabajaron tres años y un rodaje de 100 días” analiza con frialdad. “Ahora tienes rodajes de 20 días de media sin lugar para tomas nuevas o para ensayos. Es difícil hacer un buen trabajo con lo poco que te dan”, resume de la situación actual del cine.
Ahora tienes rodajes de 20 días de media sin lugar para tomas nuevas o para ensayos. Es difícil hacer un buen trabajo con lo poco que te dan”,
El tono analítico, sin crispación ni amargura, se explica por la enorme dosis de autocrítica que siempre ha demostrado, desde Cowboy de medianoche a Tootsie, pasando por Marathon Man, Lenny o Rain Man. “Si hubiera creado un estilo, una seña de identidad, me sería más fácil”, musita rememorando a otros como John Wayne, Humphrey Bogart o Spencer Tracy, nombres más grandes que los personajes que crearon. “Muchas estrellas tienen ese estilo propio. Pero yo siempre he intentado hacer desaparecer esa persona, sorprender al público”, se resigna.
Diga lo que diga de su filme, Hoffman se lo trabaja. Las críticas hablan “del Whiplash del pobre” pero nadie se mete con Hoffman, con el peso que aporta a lo que hace. Con falsa modestia o grandes dotes de actor, el intérprete se sorprende de los halagos. “No soy consciente. De hecho, en esta industria, cuanto más viejo, más difícil te lo ponen”. Aun así, él va a lo suyo, dándole una mayor dimensión a su papel, inventando su pasado, ejercitando junto al verdadero director del American Boy Choir, Fernando Malvar-Ruíz. “Aprendo todo lo que puedo para echarlo todo cuando comienza el rodaje y lo que queda, queda”, ofrece como consejo. Lo explica en esta entrevista a El País porque con sus compañeros de rodaje, por jóvenes que sean, se limitó a comer hamburguesas. “El público no se da cuenta de lo mucho que los actores nos ayudamos y los jóvenes son más receptivos y menos suspicaces. Al final somos un grupo de convictos tramando entre labios para que no nos pille el guarda de la prisión en la que estamos metidos”, se ríe.
El guarda no es otro que la figura del director, esa con la que Hoffman tantas veces se ha enfrentado y a quien no duda en describir como un “control freak” por naturaleza pero sin dar nombres. “Mike Nichols fue maravilloso pero, de nuevo, no solo por contar con un rodaje largo sino con un mes de ensayo. Ahora no puedes contar ni con el reparto para hacer eso”, suspira. También describe a Steven Spielberg como “extremadamente generoso” y le gustaría trabajar con Woody Allen “porque dicen que te deja hacer lo que quieres”. El resto son la razón por la que finalmente se lanzó al ruedo como director con El cuarteto (2012). Pero como admite, ni llamándose Dustin Hoffman le han llegado más ofertas como realizador.
Babelia
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