Una española en el universo Marvel
Natacha Bustos entra en la mayor editorial de comics de EE UU, donde dibujará ‘Devil Dinosaur and Moon Girl’, las aventuras de una niña afroamericana y un tiranosauro
Marvel tiene nueva dibujante en la oficina. En un par de semanas, Natacha Bustos (Ibiza, 1981) comenzará a entregar páginas a la mayor editorial de comics de Estados Unidos, pero su mesa de dibujo no está en la clásica sede neoyorquina, sino a 6.000 kilómetros, en un estudio barcelonés que es también su casa. A partir de noviembre iniciará Devil Dinosaur and Moon Girl—su primera experiencia con una serie mensual—, las aventuras de un T-Rex rojo y una niña afroamericana, un título que mezcla la moda de los dinosaurios con la diversidad racial. “Este año puede ser la primera vez que diga que vivo del tebeo. Hasta ahora he sido mercenaria”.
Natural de la isla balear, aunque con un acento malagueño que delata su infancia en Torremolinos, Bustos, de madre afrobrasileña y padre chileno, no tiene un estilo claramente superheroico, sino heredado del manga. “Mi origen es diverso, como gusta allí”, contesta por teléfono.
Devil Dinosaur and Moon Girl reinventa dos de los personajes más extraños de Jack Kirby, rey de superhéroes y creador de Iron Man o 4 Fantásticos. Su Moon-Boy es hoy una niña negra. Otro intento de Marvel de expandir audiencia. “Hay demanda social global. Puede ser corrección política pero debemos olvidar la raza y centrarnos en la historieta. Son pasos necesarios para llegar a una minoría poco representada. No debería ser cosa de este es negro y este chino”, defiende la dibujante.
Bustos es consciente de que Internet ataca dichos cambios, y que el fan “a veces es conservador”, pero la respuesta que ha recibido también ha sido acogedora. “Hay una necesidad de referentes”, asegura. Solo una semana después de la presentación, le llegaron fotos de niñas negras vestidas de la protagonista, diseñada por la escritora Amy Reeder: “No podía rechazar un personaje como yo. Era personal. Es una nerd, gordita y lejos de estereotipos”, defiende.
A Bustos le tocará dibujar, además, dinosaurios, lo que parece el sueño de todo niño. Repasando los cajones de su infancia ha descubierto, sin embargo, que no era el suyo. “Con nueve años mi hermano dibujaba mucho mejor: Tortugas Ninja, Mario... Yo hacía princesas. Es síntoma de la sociedad. Te influye lo que crees que tienes que ver. Los dinosaurios eran de chicos, una estupidez. Es guay dibujar seres raros”, recuerda. Esos referentes cambiaron cuando con 13 años descubrió el manga. “El primero que leí me volvió loca”. Ahora unas maquetas de tiranosaurios y velociraptores reposan sobre su mesa.
Lo que sí tiene claro es que siempre quiso dibujar: “Intentaba contar comics, pero no sabía lo que eran. A Torremolinos llegaban dos astérix y uno japonés”. Después de probar con diseño gráfico, animación (donde todavía trabaja) e incluso estudios de aparejador, el momento decisivo llegó hace 10 años con Chernóbil, de Francisco Sánchez, que dibujó “mientras cobraba el paro”. El lanzamiento coincidió con la crisis de Fukushima, lo que les sirvió —“maldita casualidad”— para venderlo al extranjero. “Fue Lost in traslation, hablando con periodistas y editores en Japón. Aunque no era mi cómic, me permitió entrar en el mundillo”. ¿Y hay camaradería? La dibujante cree que sí: “Hay muy buen rollo. Me he hecho mi grupito: los pintamonas. Es una profesión agradecida, donde nos respetamos porque sabemos que es muy duro, dibujes donde dibujes”.
Así fue adentrándose en otros mercados. “Internet es básico para mostrarte”. En marzo hizo un especial en DC con el guionista de Devil Dinosaur, Brandon Montclare, que le recomendó a Marvel. Javier Rodríguez, con quien colaboró en Francia, enseñó también sus bocetos para que firmara un número de Spiderwoman. “Es mi Obi-wan. Cuando te ven, existes, y otros te llaman”.
Y, aunque es la última de una larga lista de españoles en saltar a Estados Unidos, Bustos es solo la segunda mujer española, tras Emma Ríos, en trabajar en Marvel. Autores como Emma Ríos utilizaron su lanzamiento en Marvel para luego hacer lo que querían en el independiente. Bustos no lo ve mal. “Cuando tienes tu público vas donde te dejan crear cosas nuevas, tuyas y con libertad. Aunque a mí también me gusta hacer otros personajes. Emma es una artista que hará historia por su manera de contar historias propias. Es un referente”.
Sobre la minoría de mujeres en esta industria, Bustos le resta importancia (en junio eran el 13% de Marvel). “Llama la atención porque somos pocas, pero en España no me han tratado de menos”, defiende. En EE UU, aun así, ya han comenzado a clasificarla por su color de piel: “Estoy en listas de dibujantes afroamericanas y me llaman para entrevistarme. Sin embargo, me siento incapaz de hablar por un colectivo, no soy parte de la comunidad. No quiero meterme en temas políticos y personales”.
De momento desea ponerse a trabajar. “Motiva pero hay mucha anticipación sin ver nada. Es la cultura de usar y tirar”. Ella lo percibe así: “Es un paso para enseñar que aunque en España se edite más, muchos nos vamos. No hay cultura visual. La animación sigue con lo barato: rosa para chicas y zombies y peleas para chicos. La gente ni conoce a Miyazaki”.
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