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El vuelo de U2 al presente (turbulencias incluidas)

Adam Clayton, Bono, Larry Mullen Jr. y The Edge.
Adam Clayton, Bono, Larry Mullen Jr. y The Edge.Todd Heisler (The New York Times )

VANCOUVER, COLUMBIA BRITÁNICA – Era rock de estadio del bueno, alto y claro, y llenaba el Coliseo Pacífico de esta ciudad con un sonido vibrante. The Edge hacía sonar a todo volumen un punteo de dos acordes en la guitarra, los tamtanes y cimbales de Larry Mullen Jr marcaban con fuerza el ritmo, el bajo de Adam Clayton vibraba por debajo y Bono lanzaba “uuus” en un falsete exultante. U2 se había adueñado del coliseo durante un mes de ensayos en toda regla para montar su gira iNNOCENCE + eXPERIENCE, que comenzaba en el estadio de Rogers en Vancouver el 14 de mayo, y el grupo se lanzaba a la carga con Elevation. El escenario era una austera geometría de tubos fluorescentes; la canción sonaba triunfal. “Vaya, ¿han pasado cuatro años desde que tocábamos esto?”, preguntaba Bono mientras se desvanece el último acorde. “¡No está mal!”.

U2, el grupo irlandés que publicó su primer disco en 1980, estaba a punto de defender el lugar que ocupa en el presente. Como Apple regaló millones de copias del disco de U2 de 2014 Songs of Innocence —su 13º disco de estudio y el primero desde No Line on the Horizon, de 2009—, el grupo no tenía ninguna forma de calibrar el impacto del disco mediante la habitual referencia de las ventas. El disco también se enfrentaba a una furiosa reacción en Internet de aquellos detractores a los que molestaba que apareciese en sus bibliotecas musicales o espacios de almacenamiento en la nube como "comprado", aunque fuese gratuito. Hasta que tocase las canciones durante la gira, U2 no sabría con certeza si alguien había prestado mucha atención a su trabajo. “La idea de que pueda haber toda una parte del público que todavía no sepa que le gusta el grupo nos atrae muchísimo”, afirmaba Bono. “Nos empuja a salir al escenario y encontrarlos, si están ahí”. Y hacía una pausa antes de añadir: “Podrían no estar ahí”.

La gira iNNOCENCE + eXPERIENCE rebaja la escala de los auditorios tras la gigantesca gira 360º del grupo en 2009-2011 (una gira que llenó estadios de todo el mundo con un enorme y llamativo escenario que era como un edificio). La nueva gira recurría a vídeos de alta resolución y se planteaba de un modo radicalmente nuevo el sonido de estadio; sutil desde un punto de vista tecnológico e íntima a ultranza. Y las reacciones negativas por lo de Apple parecían no haberle afectado. Se vendieron el 98% de los 1,2 millones de entradas disponibles para los 68 conciertos de la gira y se agotaron las de todos los conciertos europeos y las de las seis u ocho primeras actuaciones en el Madison Square Garden de Nueva York, que empezaban el 18 de julio. Pero U2 esperaba suscitar algo más que lealtad y entusiasmo por las canciones de siempre.

Bono ensayando en Vancouver el pasado mayo.
Bono ensayando en Vancouver el pasado mayo.Todd Heisler (The New York Times )

Songs of Innoncence tiene un doble objetivo, a veces contradictorio. Busca el impacto a gran escala del pop con canciones llenas de detalles y recuerdos personales y locales. La confianza de U2 se tambaleó tras la respuesta a No Line on the Horizon. A pesar del arrollador triunfo internacional de la gira 360º, No Line on the Horizon no había engendrado ningún sencillo de éxito de los que U2 siempre ha valorado: canciones como Where the Street Have No Name, y Pride (In the Name of Love), que combinan la popularidad con un sentido implícito de solidaridad altruista.

Así que el grupo se propuso disciplinar su forma de escribir canciones, partiendo de melodías sencillas de guitarra acústica y distanciándose de los experimentos sónicos de No Line on the Horizon; también optó por productores más jóvenes. Sin embargo, las letras del nuevo disco se alejaban del rock simple para adolescentes y, a menudo, volvían la vista atrás. “Queríamos pensar que podíamos hacer canciones contemporáneas de lo que suena ahora en la radio, pero en realidad venimos de otro lugar", explicaba Clayton. “Tenemos que escribir desde la perspectiva de ese viaje, un viaje de 35 años”.

La banda seguía desconcertada por lo que Bono denomina ahora el “difícil nacimiento” de Songs of Innocence. En aquel momento, según explicaban los miembros del grupo, les pareció una forma de llegar al público de la forma más directa posible. “El mero hecho de llamar la atención del público en estos momentos es algo muy, muy difícil, así que tratamos de pensar en formas de lograr que nuestro disco llegase a la gente”, decía The Edge entre bastidores. “La perspectiva de publicarlo y que desapareciese como tragado por la tierra, algo que parece sucederles a muchos discos ahora, nos parecía deprimente”.

Un mes después de la publicación, Apple anunció que 26 millones de personas se habían descargado el disco entero. Pero lo que U2 y Apple consideraban un obsequio —Apple pagó a Universal para poder regalar el disco— fue tratado de inmediato por la blogosfera como correo basura, una intrusión en los dispositivos personales y un ejercicio autoritario de poder por parte de un grupo de rock que se creía importante y una corporación tecnológica. U2 hizo pública una disculpa parcial mediante una entrevista en vídeo en Facebook, en la que Bono describía la publicación del disco como “una gota de megalomanía, un toque de generosidad, una pizca de autopromoción y un profundo temor de que estas canciones a las que hemos dedicado nuestra vida durante los últimos años no fuesen escuchadas. Hay mucho ruido ahí fuera. Supongo que también nos hemos vuelto un poco ruidosos para que se nos oiga”. Apple ofreció una forma de borrar el disco con un solo clic.

Más tarde, Bono reflexionaba: “Creo que Apple y nosotros fuimos el blanco de reacciones que iban dirigidas contra las grandes empresas tecnológicas por saber demasiado de la gente. Pero, en realidad, a Apple no le interesan todas y cada una de las búsquedas que hace un usuario; solo le interesa su música, así que no es justo meterla en el mismo saco. Y como alguien que lleva toda la vida siendo miembro de Amnistía Internacional, pienso que, si entre todos los crímenes contra los derechos humanos, este tipo de correo no deseado está en lo más alto de la lista de alguien o aunque sea en la mitad, es que su vida es verdaderamente fantástica".

Kevin Weatherly, vicepresidente primero de programación de CBS Radio y director de programas de KROQ en Los Ángeles, predecía: “La gira va a despertar mucho interés. Al final, la gente va a volver al disco. La calidad acaba triunfando".

Bono en una de las pantallas del escenario de Vancouver.
Bono en una de las pantallas del escenario de Vancouver. Todd Heisler (The New York Times)

A pesar del regalo, las ventas de la versión física en “edición de lujo” del disco, que incluía unas cuantas canciones más y se publicó en octubre, lo situaron entre los 10 más vendidos. Nielsen SoundScan ha registrado la venta de 101.000 copias de Songs of Innocence. Pero los planes para promocionar el disco descarrilaron en noviembre, justo antes de que U2 diese comienzo a una aparición de una semana de duración en el programa The Tonight Show Starring Jimmi Fallon y anunciase la gira que llevaba planeando desde 2013. Fue en la época en que Bono sufrió un accidente de bicicleta en Central Park y. se fracturó la cuenca ocular, el hombro, el codo y la mano izquierda. “Yo antes pensaba que mi cabeza era más dura que cualquier superficie con la que pudiese entrar en contacto, pero ya no lo creo así", decía entre bastidores. “No me caí de una Harley-Davidson. Me caí de una bicicleta corriente y me hice pedazos. No tiene nada de glorioso”.

Sobre el escenario del coliseo, Bono se movía con la seguridad de quien lleva mucho tiempo liderando un grupo, y usaba a menudo la mano izquierda para sujetar el micrófono o apuntar al cielo con un dedo. Pero todavía se estaba recuperando. “Tengo la impresión de tener la mano de otra persona”, confesaba entre bastidores. Señalando el anular y el meñique curvados, añadía: “No puedo doblar estos, y esto” —decía señalando otra zona de la mano—, “es como un rigor mortis. Pero dicen que los nervios se recuperan a un ritmo de un milímetro por semana, así que en unos 13 meses debería saber si vuelve a la normalidad”. Hace un gesto en dirección al antebrazo y el codo. “Aquí no tengo ninguna sensibilidad y esto es titanio", añade. “El hombro está mejor y la cara está mejor”.

Vuelve a levantar la mano. “Pero esto es lo malo, porque no puedo tocar la guitarra", se queja, y echa una ojeada al resto del grupo. “A ellos no parece importarles”, añade, con una media sonrisa.

La semana pasada, U2 exploraba su nuevo montaje mientras la cuadrilla de producción probaba los elementos visuales y los efectos, y se reunían a continuación para analizar todas las opciones: ¿una sección de cuerdas para las baladas? ¿Imágenes de vídeo o franjas de colores? ¿Cómo acortar una lista de canciones demasiado extensa? Bono era el que más hablaba, pero resultaba evidente que el grupo estaba decidido a trabajar de manera consensuada, sopesando respetuosamente cada idea. “Las canciones son las que mandan. Nos dicen qué hacer y le dicen a todos los de este edificio qué hacer”, decía The Edge en una reunión celebrada durante la cena. “Solo tenemos que descifrar lo que las canciones nos están pidiendo y diciendo que hagamos".

La idea inicial era montar dos conciertos completamente diferentes, pero a U2 le preocupaba dejarse atrás elementos fundamentales o que sus fans pensaran que les había tocado el espectáculo de segunda categoría. Cuando solo faltaba una semana para el concierto, decidieron hacer una primera parte relativamente fija y una segunda parte variable (separadas, por primera vez en una gira de U2, por un descanso). El grupo también planeaba utilizar todo el espacio. Recorriendo casi toda la longitud de la planta del coliseo se encontraba la triple plataforma de U2: un gran escenario rectangular (una parte del cual podía iluminarse formando la “I” de Innocence), un escenario redondo más pequeño (la “e” de experience) y, entre los dos, una pasarela lo bastante ancha para convertirse en un tercer escenario, en ocasiones rodeada por pantallas de vídeo de luces LED. “Los sacamos a un estadio y queremos ponerlos en brazos del público”, decía Es Devlin, el diseñador de producción, que también ha organizado giras para Kanye West y Lady Gaga.

La banda después de un ensayo en Vancouver el pasado mayo.
La banda después de un ensayo en Vancouver el pasado mayo.Todd Heisler (The New York Times)

El elemento más innovador y llamativo de la gira no salta a la vista de inmediato. U2 ha trasladado su sistema de sonido a los techos del estadio: un óvalo de 12 filas de altavoces que envía la música hacia abajo de manera uniforme en todo el recinto. Cuando caminé por todo el coliseo mientras el grupo tocaba, la música tenía una transparencia y una fuerza uniformes, y el volumen era el mismo delante y detrás. “Si intentas enviar el sonido hasta el fondo desde el escenario, a veces el local te vence y lo que obtienes es un sonido sucio”, explicaba The Edge. “Con esto, no hay que subir tanto el volumen; se consigue un sonido de buena calidad a partir de un altavoz que está mucho más cerca de lo normal”.

El grupo llama a la pasarela “escenario divisorio” porque eso es lo que hace en mitad del concierto: convertirse en una barrera que separa al público por completo. La división forma parte de la narrativa del concierto, un paso de la inocencia a la experiencia influido por los recuerdos de Irlanda. Songs of Innocence es el disco más específicamente autobiográfico de U2; entre los títulos de las canciones se encuentran Cedarwood Road, donde creció Bono, e Iris, el nombre de su madre, que murió cuando él era joven. Al principio del concierto, el grupo aparece iluminado por una única bombilla que se balancea, igual que pasaba en el número 10 de Cedarwood Road, donde Bono empezó a tocar música. También hay otra idea, que Bono explica: “Después de la escala y las construcciones de 360 grados, empezar la siguiente gira con solo una bombilla”.

El sombrío punto medio del concierto —“el final de la inocencia", según Bono— es Raised by Wolves, una canción del disco que relata un atentado con coche bomba perpetrado en Dublín el 17 de mayo de 1974, en el que murieron 33 personas. “Crecimos en una cultura en la que el terrorismo aleatorio era un horror. Ahora forma parte de la vida cotidiana en todo el mundo", señalaba Gavin Friday, un amigo de la niñez de Bono que lideró la banda de post-punk Virgin Prunes en la década de 1970 y que ha trabajado durante mucho tiempo con U2 en sus escenografías. En el coliseo, Friday y un ingeniero de sonido montaban un collage con sonidos de explosiones, discursos y noticias en torno al atentado de 1974. “Por la forma en que se publicó el disco, Apple lo deslució todo, de manera que la gente no llegó a escuchar el disco de verdad”, dice sin pelos en la lengua. “Me pidieron que convirtiese la canción en algo muy real”.

Bono decía, medio en serio, durante el descanso: “La gente saldrá sin comprar camisetas, pero con dudas psicológicas y preguntándose: ‘¿Qué ha sido de la diversión?”. La segunda parte del concierto acaba con la división y, fiel al pasado de U2, promete curación y amor. “Cuando acabamos con esa división, tenemos que unirlos de verdad”, explicaba Bono.

La tabla de pedales de The Edge.
La tabla de pedales de The Edge. Todd Heisler (The New York Times)

Las bambalinas del coliseo eran un hervidero de actividad: construcción, programación de vídeo, montaje de sonido, comidas, una sala de ensayo con otro conjunto de instrumentos. Un equipo de la HBO estaba grabando un documental sobre la gira. Y tras unas cortinas, otro rincón oculto: una grabación, con un equipo de estudio portátil. Ahí empezaría a tomar forma el siguiente disco de U2, Songs of Experience.

Durante el descanso forzoso tras el accidente, Bono estuvo escribiendo canciones, a veces con un guitarrista que tocase los acordes que él no podía. “Cuando se termina un disco, uno está en un momento de plenitud en cuanto a la composición, los arreglos y la interpretación”, explicaba The Edge. “Es una pena tener que parar en ese momento para empezar con la otra fase de lo que hacemos, que es tocar en directo. Esta vez, no hemos llegado a parar. Bono intenta aprovechar esa inercia y esa lucidez”. Los nuevos productores se habían unido al grupo en Vancouver. Entre ellos se encontraba Andy Barlow, del grupo electrónico Lamb, que hizo sonar algunas de las canciones que estaba preparando U2, como Red Flag Day, Civilization e Instrument Flying, mientras Bono se acompañaba a sí mismo entusiasmado. “Estamos manteniendo la disciplina en las canciones y ampliando los parámetros del sonido”, decía Bono. “Son cosas muy básicas y terrenales, irreverentes. No son temas elevados. Una de las cosas que hemos aprendido de la experiencia es a estar plenamente en el presente. ¿Cuál es el presente? La música pop”.

Pero, mientras tanto, el grupo tenía que poner en marcha una gira. “El 14 de mayo, vamos a averiguar si el disco ha funcionado y si el experimento ha funcionado”, concluía Bono. “Si la gente se sabe las letras y siente las canciones, es que el experimento ha salido bien”.

© 2015 New York Times News Service.

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