El cine y el ministro
Hay otras buenas películas españolas, señor Méndez de Vigo, más allá de 'Cine de barrio'
Es buenísima noticia que un ministro de Cultura español vea cine español. Lo ha declarado abiertamente en EL PAÍS el ministro de ahora, Iñigo Méndez de Vigo. En tiempos de Franco hubo otro ministro del mismo ramo, tan singular e ignorante que se le atribuía la frase, cierta o no, de que él no iba al cine porque le molestaba el pianista que no paraba de tocar debajo de la pantalla. El hombre no se había enterado de que el cine, español y extranjero, había dejado de ser mudo desde poco antes de la Segunda República. Pero son historias pasadas…
Ahora, en la vida moderna, se puede ver cine en la tele. Y el ministro actual así lo hace. Le felicitamos por ello y también por su honestidad al confesar que en primer lugar ve Cine de barrio, aunque también le gustan “muchísimo” las películas de ahora. Coincidimos, nada que objetar.
En cuanto a Cine de barrio es bien conocida la programación de este veterano espacio de la tele. Se afirma que se dedica al cine de la nostalgia, es decir a películas que mayormente fueron hechas en tiempos del franquismo. Nostalgia para quien la tenga, claro. Se emiten ahí comedias populares, muchas de ellas muy bien hechas y la mayoría de gran éxito en su momento. Un cine que fue auspiciado por los prebostes del régimen o castigado por la censura, cuyos mensajes suenan hoy a muy reaccionarios, a veces incluso ofendiendo. Los censores han desaparecido, pero sus delitos permanecen en el tiempo, y así cuanto mutilaron o forzaron sigue siendo hoy en día espectáculo para las generaciones actuales que lógicamente no pueden tener nostalgia alguna de aquellos tiempos. Que el estandarte del programa sea el personaje conservador y rancio que encarnaba Paco Martínez Soria es todo un síntoma. La España eterna que se niega a desaparecer…
Hay otro buen cine español, señor ministro, incluso de aquellos mismos tiempos, pero teniendo usted ahora la responsabilidad oficial de que mejoren las condiciones del cine actual, sería bueno dedicarle atención preferente, ¿no le parece? Lo que se ve en Cine de barrio es para cierto tipo de publico civil y, sobre todo, para historiadores o mejor para sociólogos que tienen ahí mucho, mucho que rascar. Ese es el principal valor de estas películas, además del de poder admirar a una espléndida galería de cómicos y cómicas, muchos ya desaparecidos pero inolvidables. Vivamos el presente.
Babelia
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