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CARAS MUSICALES

Soleá Morente, la hija (indie) del Maestro

Tendrá que haber un camino (El Volcán Música) es el título del nuevo disco de la cantante. “El flamenco es mi fuente de inspiración y mi identidad, pero me he adentrado en otros territorios”, dice para explicar su música.

En medio de un calor pegajoso, la hija del Maestro se acomodó en un taburete. La terraza del Manzana Mahou 330, en la madrileña Plaza de Alonso Martínez, estaba llena de gente que, al escuchar la guitarra, el cajón y las palmas, guardó silencio y dirigió su mirada al frente. Entonces Soleá —la cabellera larga, los labios rojos, el pantalón y la blusa bien ajustados— comenzó a cantar como le enseñaron en casa. Entre canción y canción se empinaba una Mahou y con cada aplauso le brillaban más los ojos.

El disco que yo empecé a grabar con mi padre no lo pude terminar porque mi padre se fue. Pero yo no he abandonado ese disco en ningún momento, sino que lo llevo en mi corazón y sigo trabajando en él.

Soleá es la hija mediana de Aurora Carbonell y Enrique Morente. Vive entre el Rastro de Madrid y el Albaicín de Granada. Estudió Filología Hispánica porque cuando le dijo a su padre que quería cantar, éste le dijo: “primero estudia una carrera. Y luego ya iremos despacito, despacito.” La chica estudió, sacó buenas notas, colgó el titulo en una pared del hogar familiar y comenzó a seleccionar canciones para un disco. En eso estaba cuando, de pronto, la muerte sorprendió al ronco de Graná. En 2011, meses después de la pérdida, los músicos de Los Planetas y Lagartija Nick, fervientes admiradores del Maestro, crearon un grupo para homenajearlo. Le pusieron Los Evangelistas, con el fin de predicar el legado de Morente, y Soleá se les unió como vocalista. Desde entonces, y hasta la fecha, han recorrido varios escenarios de España. El pasado ocho de julio fueron teloneros de Bob Dylan, en el Palacio de los Deportes de la ciudad de la majestuosa Alhambra.

En el ínterin, la hija del Maestro, hermana de Estrella y de Enrique, dos flamencos, Hizo teatro (fue la Lavandera Número Cinco de Yerma, de García Lorca) y fue armando poco a poco un disco-fusión. Muy indie, como le gusta. Apenas lo tuvo listo, eligió un nombre lleno de significado: Tendrá que haber un camino (El Volcán Música). Ya ha estrenado dos singles (La ciudad de los gitanos y Nochecita Sanjuanera) y el conjunto de canciones lo presentará el próximo 18 de septiembre, en el Festival de Vic. Pero todavía no ha definido la banda de músicos que la acompañarán.

Pregunta. ¿Qué tal el concierto de Bob Dylan?

Respuesta. Bueno, bueno… Una experiencia inolvidable. Un sueño. Una cosa, en mi vida y en mi carrera, muy potente. Dylan es uno de mis referentes, de mis estandartes. No sé si fue él quien nos eligió a Los Evangelistas, pero ahí estábamos. Cuando me llamaron mis compañeros, Antonio Arias y Jota, pues me hizo muchísima ilusión, tanto que no lo podía creer.

P. ¿De qué hablaron tras bambalinas?

R. No pudimos acceder a él. Fue totalmente imposible. Lo entendemos porque está inmerso en una gira de varios conciertos. Pero estar ahí fue una experiencia religiosa [ríe] Nos quedamos al concierto y lo vivimos como verdaderos fans. Es un artista de otra esfera. Te hace soñar.

P. Para su nuevo disco no ha elegido el flamenco puro. ¿Qué le ha dicho su madre?

R. A ella le gusta lo que hago. Lo escucha, lo disfruta y me apoya en todo. Ella conoce muy bien la profesión y nos entiende a los tres hermanos. Cada uno hemos elegido un camino y ella está con nosotros en todo.

P. ¿Este disco es el que comenzó a grabar con su padre en 2010?

R. No. El disco que yo empecé a grabar con mi padre no lo pude terminar porque mi padre se fue. Pero yo no he abandonado ese disco en ningún momento, sino que lo llevo en mi corazón y sigo trabajando en él. Con la producción de Isidro Muñoz. Lo que pasa es que a lo largo de este año he ido trabajando canciones con amigos de Granada y, sin darme cuenta, surgió el proyecto de Tendrá que haber un camino, el nuevo disco. Entonces, pues llevo los dos proyectos para adelante. Ocurre que a este disco le he encontrado antes la forma. Y el disco que empecé con mi padre será el próximo. Es que no es fácil retomarlo. Cuando el capitán del barco no está, es difícil seguir el rumbo sin él. Pero en los directos canto canciones de ese disco, ¿eh? Como Sueños o Palabras para Julia. Las canto antes de, digamos, la parte alternativa. A ver: para mí, lo que hago, es música. No me gusta ponerle etiquetas.

P. ¿Por qué Palabras para Julia es tan especial para usted?

R. Mi padre adoraba esa canción y, un día eligiendo repertorio para el que iba a ser mi primer disco, me dijo que la escuchara. Yo ya conocía la versión del maestro Paco Ibáñez, pero no la de Mercedes Sosa. La escuché y me emocionó muchísimo y decidí grabarla. Y fue la primera canción de mi primer disco. Son las palabras de un padre a una hija y son las que me siguen acompañado. Es como mi amuleto.

P. Después de haber estudiado Filología Hispánica, ¿compone canciones?

R. Sí, empiezo ya. A medias. En este disco he hecho algunas con Jota, con Antonio. De repente cojo mi guitarra, se me ocurren acordes, frases. Y siento que eso me ayuda a comprender mejor la vida. Y a entenderme a mí misma, que no es fácil.

P. Y ahora que comience a promover su disco, ¿qué será de Los Evangelistas?

R. Los Evangelistas son un proyecto que seguirá. Es en honor a mi padre, así que es imposible que se disuelva. Nos encanta tocar juntos.

P. Además de su padre, ¿quiénes son sus referentes musicales?

R. Pues… un amplio abanico de nombres se agolpan ahora mismo en mi cabeza. Por ejemplo, Bob Dylan, Leonard Cohen, Mercedes sosa, Cecilia, Lole, Estrella y La Bienquerida.

P. ¿Cómo nació esa unión personal y profesional con La Bienquerida?

R. La escuché por primera vez hace como dos o tres años y me llamó muchísimo la atención lo que hacía. Admiro mucho cómo a través de su sencillez y elegancia, puede transmitir tanto. Y para mí Ana es un ejemplo. Un día le llamé y le dije que me gustaba mucho lo que hacía y que si tenía alguna canción para mi disco que estaba grabando. Y al final fue muy generosa conmigo y me ha dado tres canciones., por las que siempre le estaré agradecida.

P. Etiquetas aparte, ¿cómo definiría su disco?

R. Hago música. Mi genética es el flamenco, mi identidad es el flamenco. No me considero cantaora. Puedo hacerlo, porque he vivido con esto siempre: mi padre mis abuelos, mis bisabuelo.., todos son cantaores. El flamenco es mi fuente de inspiración y mi identidad, pero me he adentrado en otros territorios, de los que he cogido lo que me gusta. ¿Cómo le llamaríamos a eso? Música, simplemente.

P. Este disco lo grabó en el estudio de su padre y en el de Los Planetas.

R. Sí. Prácticamente cada canción está tocada por músicos diferentes. En Granda hay un ambiente musical maravilloso. Tengo muchos amigos músicos y las canciones fueron saliendo poco a poco con ellos. Maquetábamos y se las enseñábamos a otros y le añadían algo. Así que es un disco que ha surgido entre amigos, con canciones que me gustan y hacen que me sienta bien al cantarlas. Y ahora me apetece compartirlas con la gente.

P. ¿Quiénes son los músicos que la acompañarán?

R. Todavía no lo tengo muy claro. Apenas estamos formando banda. Cada músico tiene diferentes grupos. Entonces tengo que ponerme de acuerdo con ellos. El que se quiera venir, bienvenido.

P. ¿Pesa mucho su apellido?

R. Estoy muy orgullosa de llevar mi apellido. No pesa. Pero sí te impone respeto. Hace que te tomes las cosas muy en serio. Porque te das cuenta de lo que significa mi padre en el mundo de la música. Pienso en ello y eso me da fuerza, me incita y me anima a seguir haciendo lo que me gusta.

P. ¿En qué va la demanda que puso su familia contra la clínica donde murió su padre?

R. De eso no te puede hablar. Es algo en lo que no puedo entrar ni me apetece y, aparte, me hace muchísimo daño hablar de eso. Porque echo de menos a mi padre día a día. Y ese tema me hiere.

P. Por ahí me contaron que su hermana Estrella le ha hecho los coros dos o tres veces. ¿Es verdad?

R. Sí, le gusta mucho lo que hacemos y cuando puede llega y hace los coros. ¡Vaya sorpresones que nos da! Y bueno, así el concierto sueña mucho mejor.

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