Ureña triunfa con una corrida ‘ilidiable’
Paco Ureña no estuvo, quizá, a la altura que le pedían sus toros, pero no les perdió la cara y les robó muletazos interesantes
Si la mayoría de los toros fueran como estos de José Escolar, medio escalafón estaba en su casa, y algunas figuras tendrían otra ocupación. Toros mansos, duros, dificilísimos, complicados e imposibles para la tauromaquia moderna. Afortunadamente, hoy es posible el arte del toreo porque el toro ha evolucionado y ha perdido aspereza, pero es injusto que los más exigentes y espinosos sean siempre para los más inexpertos.
Toros de José Escolar, el primero devuelto, muy bien presentados, mansos, deslucidos y muy dificultosos; destacaron tercero y sexto.
Francisco Marco: estocada caída y tendida y cuatro descabellos (silencio); casi entera baja (silencio).
Paulita: pinchazo y media (silencio); media tendida y pinchazo (silencio).
Paco Ureña: estocada baja (oreja); casi entera (oreja). Salió por la puerta grande.
Plaza de Pamplona. 11 de julio. Quinta corrida de la feria de San Fermín. Lleno.
Tres toreros modestos se anunciaron en Pamplona con la esperanza de que sonara la flauta de un éxito que se presumía lejano. Y lo alcanzó Paco Ureña con el lote más toreable. No estuvo, quizá, a la altura que le pedían sus oponentes, pero no les perdió la cara, les robó muletazos interesantes por ambos lados, animó a las peñas con su sonrisa y manoletinas finales, y mató con rapidez. Y ya se sabe que esos argumentos bastan en esta plaza para que te saquen a hombros. A sus dos toros los veroniqueó con gusto, aunque el sexto, el mejor de la tarde, mereció mejor suerte que muchas tandas de pases insulsos y vacías de contenido.
El resto de la corrida fue ilidiable según la concepción moderna del toreo. Toros sin atisbo de clase, agresivos, que desarrollaron sentido, rebañaban, embestían con violencia y buscaban el corbatín de los toreros.
Allí, ante esas prendas, estaban Francisco Marco, torero de la tierra, veterano en años de alternativa, pero con una corta hoja de servicios, y Paulita, que sigue a la busca y captura de una oportunidad que se le niega año tras año. Al final, el círculo vicioso: no triunfan porque torean poco y viceversa.
A ambos se les podría pedir más compromiso con los toros de ayer, pero no sería justo. Hicieron lo que humanamente pudieron con los muy difíciles toros que tuvieron delante. Seguirán en el paro porque no les permiten demostrar lo que llevan dentro; como les ocurre a tantos españoles.
Babelia
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