Sócrates, en pocas palabras
Un espectáculo de Mario Gas sobrio y estático sobre la figura del filósofo
Un ciudadano ejemplar... o un enemigo del pueblo. El paladín de la verdad, convertido, por detractores perseverantes, en un peligro público. Sócrates, comedia procesal, repasa la vida y el pensamiento del maestro de Platón a través del juicio donde se le condenó a morir envenenado con cicuta. Teatro de ideas, escrito a dos manos por Mario Gas y por Alberto Iglesias, que siguen el texto de la Apologíamuy de cerca, aunque no se privan de sugerir analogías entre las fallas de la democracia griega inaugural y las de la nuestra.
SÓCRATES
Autor: Mario Gas y Alberto Iglesias. Intérpretes: José María Pou, Carles Canut, Amparo Pamplona...
Dirección: Mario Gas.
Mérida. Teatro Romano, hasta el 12 de julio.
Acusado de propagar el descontento, de fastidiar a todos con sus preguntas y de abrumarlos con sus dudas sistemáticas (“solo sé que no sé nada”), el Sócrates histórico prefigura el personaje del doctor Stockmann ibseniano, al que sus convecinos lapidan moralmente por su empeño en hacer público que el agua de su ciudad está contaminada, pues para ellos los ingresos del turismo importan más que el derecho a la salud. Pero la figura del filósofo aguijoneador también resulta moderna por el modo extremo en que representa valores en auge como la austeridad (“ningún esclavo querría ser tratado como él se trata a sí mismo”, dijeron de él), el autoconocimiento y la fe en la cultura oral: se pasó la vida dando conversación a quién lo desease, en plazas y mercados, y no dejó escrita una sola palabra. Lo que sabemos de él, es por sus discípulos. Bajito y feo, fue un grano en la Grecia del culto al cuerpo.
Resulta difícil reconocer de entrada al filósofo en la figura de José María Pou, más Welles y más Quijote cada día, pero aceptamos la convención enseguida (la singularidad de Pou, por la de Sócrates), aunque el actor se salga del papel minuto y medio para recordarnos, más Pou que nunca, que la luz de los teléfonos móviles perturba el ánimo de los actores y de una parte del público...
El espectáculo de Mario Gas es sobrio y estático (un monólogo contrapunteado por la acusación, por las réplicas de algún amigo empeñado en salvar a Sócrates y por su esposa, mujer dominante interpretada con humor atinado por Amparo Pamplona), y el texto, expositivo y documental, está bien servido por el director y por sus intérpretes, entre los que destacan Pou, Carles Canut y Borja Espinosa.
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