La marea humana ya invade San Fermín

La emoción en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona en el arranque de las fiestas —el chupinazo— tuvo ayer dos nombres propios: Javier Aranegi, miembro del Orfeón Pamplonés, masa coral que cumple 150 años, y Chantal Estrade, nieta de uno de los fundadores de la Peña La Veleta, colectivo que popularizó el atuendo rojo y blanco, realizaron el anuncio festivo a dos voces y encendían de manera conjunta la mecha del cohete. Frente a ellos, las casi 10.000 personas que caben apelotonadas en la plaza Consistorial que, pese al intenso calor de ayer, disfrutaban del inicio festivo. Pamplona se viste de blanco y rojo y se tiñe de fiesta con un programa repleto de actividades hasta las 12 de la medianoche del 14 de julio.

Entre las principales novedades de este año destacan el protocolo establecido por el Ayuntamiento para la prevención de agresiones sexistas, desgraciadamente noticia que ha empañado otras ediciones. Agentes destinados a vigilar esas conductas y un punto de atención permanente en la Plaza del Castillo, centro neurálgico e histórico de la ciudad, son algunas de las medidas específicas para evitar esos casos. En la memoria permanece aún el asesinato en 2008 de la joven de Irún Nagore Laffage.

Por otra parte, el consistorio ha establecido también mayor protección legal para los pastores de los encierros (que empiezan hoy a las ocho de la mañana con los toros de Jandilla), encargados del respeto al toro y del buen desarrollo de la carrera dentro del recorrido. La pasada semana fue absuelto uno de ellos por un presunto delito de lesiones tras una denuncia de un corredor valenciano que recibió un varazo por citar a un toro el pasado año. Los pastores son, para los corredores habituales, unos de los elementos más importantes para que los encierros de Pamplona transcurran con mayor limpieza y se eviten más heridos.