La invalidez de los toros de La Palmosilla frustró el cierre de Burgos
Leonardo Hernández y Diego Ventura, a hombros en el festejo final de la feria de Zamora
Una solitaria oreja para Cayetano Rivera fue el escaso balance, ayer lunes, del festejo del día grande de Burgos, en el que la invalidez del encierro ganadero de La Palmosilla condicionó sobremanera una decepcionante tarde de toros. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron toros de La Palmosilla, el cuarto como sobrero, bien presentados pero sin fuerzas. Primero, cuarto y quinto fueron pitados en el arrastre.
José Antonio Morante de la Puebla: estocada (silencio); y media y tres descabellos (bronca);
Miguel Ángel Perera: pinchazo, estocada y tres descabellos (palmas tras aviso); y dos pinchazos y estocada (silencio).
Cayetano Rivera: estocada (ovación tras fuerte petición de oreja); y estocada (oreja).
Morante, que cumplía 18 años de alternativa, desde que la tomara tal día como ayer en el antiguo coso burgalés de El Plantío, ni tuvo lote para conmemorar la efeméride, ni ánimo para justificarse con dos toros moribundos y sin fuerza alguna, tirando por la calle del medio a las primeras de cambio con los dos. Lo único notable de su actuación fue el recibo a la verónica frente a su primero, ya que en la muleta, y ante la nula colaboración del astado, optó por irse a por los aceros lo antes posible.
El sobrero que hizo cuarto no mejoró prácticamente en nada al inválido que había sustituido, un toro apagado y sin fortaleza alguna con el que el torero quedó inédito, volviendo a abreviar ante la sonora bronca del respetable.
Perera anduvo animoso con el capote en su primero, al que recibió por verónicas en la misma boca de riego, y al que quitó por tafalleras. Con la franela, y tras el brindar al público, inició faena con una secuencia de pendulazos, siguió con tandas a derechas, limpias y muy templadas, a pesar de que el astado no aguantaba una serie completa. Perdió premio por la culpa de la espada. Con el inválido quinto, protestado por el público desde su salida por toriles, Perera no pudo estructurar faena.
Cayetano fue, a la postre, el triunfador de la tarde gracias a una actuación de raza, entrega y mucho afán por no dejarse ganar la partida por dos toros en el límite de todo. A su primero lo recibió a portagayola; y, en el último tercio, lo intentó de todas las formas posibles en una faena en la que hubo más voluntad del torero que colaboración del toro, sin fondo alguno. El caso es que se justificó de sobra, mostrándose muy por encima de las circunstancias; por eso, y tras una certera estocada, el público pidió la oreja, que el presidente no concedió.
Al que cerró plaza lo saludó con verónicas sentado en el estribo. El astado fue cambiado con solo dos pares de banderillas, lo que hizo que aguantara más en la muleta, lo que aprovechó Cayetano para tirar de raza y lograr una meritoria faena. Esta vez sí hubo oreja tras una gran estocada.
Triunfo final en Zamora
Los rejoneadores Leonardo Hernández, con cuatro orejas, y Diego Ventura, con tres, salieron por la puerta grande en la corrida de rejoneo que cerró la feria de San Pedro en Zamora, en un festejo en el que Hermoso de Mendoza se marchó del coso taurino zamorano sin trofeos. Con dos tercios de entrada, se lidiaron toros de Luis Terrón Díaz que dieron juego.
Hermoso de Mendoza, aplausos y aplausos; Diego Ventura, dos orejas y una oreja, y Leonardo Hernández, dos orejas y dos orejas.
Babelia
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