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El hombre que fue jueves
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Combate a dos asaltos

Israel Elejalde y Bárbara Lennie protagonizan la obra 'La clausura del amor'

Marcos Ordóñez

Del verano del 89 recuerdo una obra de cinco horas en una mansión de la isla de la Barthelasse, en Aviñón. Se titulaba Les parisiens y su autor y director era un jovencísimo discípulo de Vitez llamado Pascal Rambert, que nos dejó a todos boquiabiertos. Desde aquella noche mágica, Pascal Rambert ha escrito una veintena de piezas, ha dirigido treinta y tantas, y está al frente del Théâtre de Gennevilliers, en las afueras de París.

Hará unos meses, Israel Elejalde y Bárbara Lennie me hablaron con entusiasmo de “La clausura del amor” (Clôture de l’amour), la función que van a hacer juntos, escrita y dirigida por el propio Rambert, en coproducción del Grec y el festival de Otoño. Clôture de l’amour es su obra más conocida. Fue un éxito apoteósico en Avignon 2011, se ha representado en medio mundo (París, Nueva York, Tokyo, el Piccolo de Milán, el teatro del Arte de Moscú) y ha recibido innumerables premios. “Manolo Llanes, que la vió en Francia”, me cuenta Elejalde, “nos descubrió el texto. Jordi Buxó, nuestro productor, nos pasó el video de la obra. Bárbara y yo dijimos al mismo tiempo: ‘La hacemos ya’. Fuimos a París a conocer a Pascal. Nos dijo que escribió la obra cuando se separó de su mujer y eligió para interpretarla a dos amigos actores, Stanislas Nordey y Audrey Bonnet, que también habían sido pareja, y los que más veces la han interpretado”.

Los protagonistas de “La clausura del amor” son un actor y una actriz, Stan y Audrey, preparando una función. Él irrumpe en la sala de ensayo y le dice que la deja, que todo ha terminado. Una embestida feroz, una demolición, todo lo que no le ha dicho después de tantos años. Ella calla y escucha. Hasta que llega su turno de devolver golpe por golpe. Dos monólogos enfrentados, dos largos y desolados silencios. ¿Cómo demonios se hace eso?, le pregunto a Elejalde. ¿Un monólogo de cincuenta minutos, y luego escuchar en escena durante otros cincuenta? Y viceversa, claro. “Son dos personas aparentemente maduras, cultivadas, que en ese encuentro se comportan con una ferocidad salvaje. Nunca hemos hecho nada igual. Es como prepararse para un maratón, porque exige una entrega absoluta. Hay que hacer crecer ese torrente de palabras y luego comunicar en silencio, con el cuerpo. Es un texto durísimo pero de una gran belleza, que ha traducido Coto Adánez. Y un regalo y un reto para dos actores”.

Elejalde y Lennie pasaron una semana con Rambert, en Madrid, analizando el texto línea a línea, adentrándose en esa lava. En julio ensayarán dos semanas en Madrid y otra en Barcelona. Estrenarán en el Lliure de Gràcia. Y en otoño, en los teatros del Canal.

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