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Los 100 poetas de Bernardí Roig

El artista mallorquín retrata con aspecto de abandono a figuras de la cultura española

El retrato del director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, de Bernardí Roig.
El retrato del director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, de Bernardí Roig.

Todos han posado con la misma túnica blanca sobre la que se lee la palabra Poet. Llevan barba de un par de días y aparecen ligeramente despeinados. No lucen ninguno de los atributos que se les pudiera vincular al cargo que ocupan en su vida profesional. Son 100 personas (99 hombres y una mujer) que han posado para Bernardí Roig (Palma de Mallorca, 1965) en una serie de retratos en los que el artista aborda el paso del tiempo y captura una imagen de toda una generación que está en torno a los 50 años. Miguel Zugaza, Manuel Borja-Villel, Javier Gomá, Enrique Vila-Matas, Jorge Pérez, Antonio Escámez o Alfonso Cortina son algunos de los nombres que se han puesto bajo el objetivo de la Polaroid de Roig. POETS es una exposición de escultura en dos dimensiones que se inaugura el sábado en la galería Max Estrella, dentro del programa Off de PhotoEspaña 2015.

Cuenta el artista que los protagonistas de la serie, los Poets, son coleccionistas, escritores, filósofos, críticos de arte, galeristas, directores de museo y un legionario (su padre). "Todos han formado parte de mi itinerario intelectual, vital y creativo de los últimos 30 años. Unos han escrito, hablado, vendido o comprado mi trabajo. Otros, con sus textos o con las exposiciones que han organizado en los museos que dirigen han contribuido a fertilizar mis ideas y a su formalización".

La idea surgió hace un año, como una continuación de la exposición Vox Clamantis in deserto, presentada en agosto de 2014 en la galería Kewenig de Palma, a partir de la película de Buñuel  Simón del desierto. "Una reflexión sobre la voz que habita en lo alto de una columna y cuya potencia reside, precisamente, en que nadie la escucha, como la del poeta". Allí, el artista  protagonizaba un vídeo rodado en Senegal en el que recorría, en un eterno loop asfixiante, las crestas de las dunas del desierto de Lompouli.

Con el proyecto en marcha, Roig fue llamando a las personas que aparecen en la serie y todas, salvo una, aceptaron encantadas su propuesta. La mayor parte de las imágenes se tomaron en la última edición de Arco, unas fechas en la que casi todos visitaron Madrid y no tuvieron ninguna objeción en acercarse al estudio, en la calle Barquillo para desnudarse y transformarse en poetas. "A todos se les propuso que viniesen con barba de varios días para remarcar el trabajo del tiempo en el rostro y un aspecto de abandono e indigencia.He intentado despojarles de una identidad y una indumentaria facial construida por los roles sociales. Ahí te das cuenta, muchas veces, que el rostro no coincide con la cara. Buscaba un rostro adusto, frontal, seco, sin expresión y sin muecas, porque la mueca es la máscara del instante y yo quería un instante de carne".

Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, bajo el prisma de Roig.
Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, bajo el prisma de Roig.

A la pregunta de por qué son "poetas", Roig responde que Beuys dijo que todo el mundo puede ser un artista. "Yo solo he dicho que cien personas que han influido en vida son poetas. Soy menos ambicioso que el maestro de Krefeld".

La serie arranca con el retrato de un legionario, su padre, y concluye con una mujer barbuda, su esposa. "El hombre más importante de mi vida es una mujer, la mía. Como no podría ser de otra manera. Esto se suma a mi fascinación por Magdalena Ventura, la mujer barbuda del cuadro de Ribera que está depositado en el Prado". La exposición va acompañada de un libro de artista en el que junto a cada imagen, Roig ha escrito un pequeño texto sobre el protagonista.

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