Zugaza, Borja-Villel y Solana, contra el IVA cultural y por el pacto político
¿La cultura es más de izquierdas? ¿Es positiva la división del voto? Animado coloquio entre los directores del Prado, Reina y Thyssen
Son los tres directores de museos más importantes de España. Miguel Zugaza dirige el Prado, Manuel Borja-Villel, el Reina Sofía, y Guillermo Solana, el Thyssen. Los tres rechazan de plano la subida al 21% del IVA cultural por perjudicar directamente al mundo de la cultura sin que, además, procure apenas beneficios al Ministerio de Hacienda. Y los tres entran también en el espinoso terreno de la política. No es habitual que se reúnan los tres y que expresen públicamente sus opiniones, tan convergentes en algunos casos como divergentes en otros, sobre diversas cuestiones de máxima actualidad, como sucedió este martes por la mañana en el coloquio celebrado en Madrid.
Zugaza y Borja-Villel consideraron una oportunidad para el diálogo la fragmentación política derivada de los resultados en las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo. “Si algo indican los resultados es la voluntad de hablar, de dialogar, que es un principio del mundo arte y es un elemento muy positivo. Que no vuelvan a ocurrir cosas como la del Macba”, explicó Borja-Villel, en el encuentro que tuvo lugar en la Fundación Telefónica, organizado con motivo de la presentación de la nueva revista Capital Arte. “Se ha visto la mayor fragmentación política. Y no creo que sea un principio malo, sino que es algo positivo que gente nueva se incorpore a la política y que se quiera participar en las elecciones. Que se generen pactos y diálogos es muy positivo para el futuro”, señaló Zugaza.
Tras subrayar la dependencia orgánica del Thyssen del Ministerio de Cultura, como los otros dos museos (si bien en el patronato del Prado hay representación municipal y autonómica de Madrid), Solana expresó su deseo de que el Ayuntamiento rectifique su línea de actuación en el llamado Paseo del Arte, que aglutina a los tres principales museos, más la fundación Mapfre y Caixaforum, y ahora el municipal CentroCentro Cibeles. Asegura que alienta la competencia desleal entre museos públicos y ofrece su espacio a coleccionistas públicos y privados a cambio de la recaudación por la venta de entradas. “Lo he dicho en varias ocasiones. Estoy en abierto disenso con la política del anterior ayuntamiento con respecto al Paseo del Arte y espero que rectifique”.
¿Y qué opinan los tres directores de ese “sambenito” de que la izquierda es más sensible a la cultura y la derecha española más refractaria?, preguntó el moderador del coloquio, el periodista y director de la nueva publicación del grupo Gestiona, Rafael Sierra. En este punto sí afloraron discrepancias de fondo y de énfasis entre tres de las personalidades más relevantes del mundo del arte en España. “Es una perspectiva muy corta”, respondió Solana, que añadió: “El arte en el siglo XX sí ha tenido voluntad revolucionaria y se ha asociado a la izquierda política. Pero tradicionalmente el arte ha estado ligado a la retórica del poder. Los grandes museos de Europa escenifican la ideología del poder. No la resistencia. En España, el gran arte de nuestros museos lo coleccionaron los reyes, no era un arte de izquierdas ni revolucionario, aunque eso iba colándose en los intersticios de la corte. Sustentaba valores monárquicos. El arte era de quien lo pagaba”.
Borja-Villel aportó otra visión: “Es todo más complejo. Sí que hay un vínculo entre arte, poder y dinero, claro. Pero el vínculo es ambiguo. Las pinturas de Velázquez cuestionan, te hacen cuestionar la percepción, te ofrecen otro modo de entender, de pensar. Por no hablar de Caravaggio o Goya. Ahora, obviamente, la relación entre el poder y el arte ha cambiado. Picasso, en los años 20, se declara burgués pero reacciona contra esa burguesía. Ahora el mercado es global y las posiciones artísticas son de otro tipo. A través de la educación, de las exposiciones y de lo que significa una colección que se replantee la historia se crea memoria y se cuestiona la realidad”.
Zugaza cerró este turno de intervenciones: “La izquierda, tradicionalmente, ha querido monopolizar la cultura y colgarle el sambenito de que es su ámbito propio. No es real. La cultura no es de derecha ni de izquierda. Lo que importa es lo que han ido haciendo los diferentes gobiernos, su labor. Un amigo socialista me decía que las personas que más han hecho por el Prado son los personajes históricos más nefastos, es su opinión, Fernando VII y José María Aznar. No me podía negar. Bajo el Gobierno de Aznar se acometió la ampliación del Prado, el Thyssen, el Reina… Ese periodo modernizador para la historia del Prado es muy importante”
Serra recordó que el Gobierno socialista anterior a Aznar cerró el acuerdo del Thyssen, por ejemplo, antes de pasar a otras cuestiones también de actualidad, como la prometida Ley de Mecenazgo, que no se ha llegado aprobar, o la subida del IVA cultural. El público, compuesto mayoritariamente por galeristas y profesionales del mundo del arte, siguía con atención el coloquio
“Es una fatalidad. Es una ley largamente pendiente y cuando llega el equipo que le da prioridad es la coyuntura para sacarla”, dijo escuetamente Solana sobre la Ley de Mecenazgo. “Es como Esperando a los bárbaros, casi esperas que no ocurra”, apuntó, más prolijo, Borja-Villel. “Una ley así tiene que funcionar en una sociedad dispuesta a devolver lo que se ha obtenido de ella, como ocurre en el mundo anglosajón, pero no sé aquí. Luego lo básico e importante es la educación, los procesos, aquello que no tiene valor en el mercado, la investigación, la experimentación. ¿Está el modelo anglosajón favoreciendo este tipo de proyectos? La respuesta es posiblemente negativa. ¿Qué se hace en Nueva York? En general, política main stream, que no recuerda a otros momentos… El tema es si esa ley hace énfasis en aquello que no tiene retorno mediático o resultados inmediatos, como la educación”.
También se extendió Zugaza al respecto: “Hay que generar hábitos de mecenazgo. Ha habido una grandísima voluntad política de este Gobierno, y en especial de la Secretaría de Estado de Cultura, pero ha chocado contra la realidad, contra una coyuntura económica muy adversa y no ha sido capaz desarrollarse. Pero la realidad es que la cultura vive de los presupuestos públicos, y va seguir así. Crear una pantalla sobre la entrega de la responsabilidad al ámbito privado ni es bueno ni se va a producir. En España, y en Europa, la cultura es un servicio público y se ha de defender esa vocación pública. Que la sociedad aporte recursos es fantástico, pero no se va a sustituir una cosa por otra”.
IVA cultural
¿Y qué opinan del 21% del IVA cultural y en el mundo del arte? El consenso vuelve a aparecer. “No es de recibo en absoluto”, contestó el director del Thyssen, que abundó en los efectos colaterales del IVA y el “encarecimiento brutal” de las exposiciones que culpa de ese incremento. “Comprendo la situación apurada, pero la insensibilidad de Hacienda ha sido notoria y probablemente no proporcionada a los beneficios que podía atraer. Ha sido una crueldad desproporciona”, agregó. “Con el problema añadido”, terció el director del Reina, “para la compra de obras, que es un hándicap considerable”. “Es un error incrementar el IVA en la cultura, que no busca beneficios y con un efecto dudoso para Hacienda, como decía Guillermo”, concluyó el responsable del Prado.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.