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CRÍTICA | LAZOS DE SANGRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mediación hacia el simulacro

Javier Ocaña
Clive Owen y Mila Kunis, en un fotograma de 'Lazos de sangre'.
Clive Owen y Mila Kunis, en un fotograma de 'Lazos de sangre'.

La autenticidad ni se entrena ni se compra ni se traspasa, solo se posee. Si hace un par de meses hablábamos de El año más violento, de J. C. Chandor, como el más vivo reflejo actual del compromiso del mejor cine de los setenta, en Lazos de sangre, primera película en Estados Unidos del francés Guillaume Canet, estamos ante el más patente de los simulacros. Si Chandor partió de Lumet para acabar siendo auténticamente Chandor, Canet se las ha compuesto para lograr la mediación de otro auténtico, James Gray, aquí en labores de coguionista, pero solo logra ser un sucedáneo.

LAZOS DE SANGRE

Dirección: Guillaume Canet.

Intérpretes: Billy Crudup, Clive Owen, Marion Cotillard, James Caan, Mila Kunis.

Género: thriller. EE UU, 2013.

Duración: 127 minutos

A pesar de que estamos ante un remake de una película francesa, Les liens du sang, de Jacques Maillot (2008), demasiado reciente y protagonizada por el propio Canet, lo que viene a ser como decir "soy capaz de hacer la película mejor que tú", los subtextos y las preocupaciones morales remiten con claridad al cine de Gray: las relaciones filiales, el poder de la sangre, la culpa, la redención y la piedad. De hecho, casi parece una copia con proceso profesional a la inversa (de policía a gánster) de la sensacional La noche es nuestra. Sin embargo, a pesar de la intervención en el guión del autor de Little Odessa y Two lovers, aquí no hay ambigüedad moral y sí mucho estereotipo. La película abre demasiados frentes, lo que en algún momento la convierte casi en un capítulo piloto de una serie, pero al intentar cerrarlos solo hay trompicones, pespuntes mal hilados. A Canet se le ve tan inseguro que incluso para explicar una relación, el gran subtexto de la película, necesita hacer un flashback con los dos hermanos convertidos en niños.

Comparar El año más violento y Lazos de sangre podría ser un buen ejercicio de análisis en las escuelas de cine y, de paso, estudiar cómo se puede utilizar con tan poco criterio una colección de canciones tan buena como la de película.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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