Málaga: esto es lo que hay
El festival de cine arranca con una radiografía del panorama nacional del primer semestre
El muerto no está muerto, pero tampoco está para echar las campanas al vuelo. Al menos, eso es lo uno saca en claro mirando la sección oficial del Festival de Málaga Cine Español, cuya 18ª edición arranca hoy con la proyección de Hablar, del veterano Joaquín Oristrell, un plano secuencia de casi 80 minutos filmado el pasado agosto en Madrid y que ha contado con la colaboración de numerosos actores españoles, casi todos surgidos de la escuela de interpretación de Cristina Rota, parte activa del experimento.
Durante los diez días del certamen, casi toda la industria cinematográfica –sobre todo la más relacionada con el mundo televisivo, ya que el evento es conocido como el festival de Antena 3- se traslada a la ciudad malagueña. Y ella le devuelve el cariño a borbotones. Qué a borbotones: a mordiscos, a besos y abrazos, a carreras, persecuciones y desmayos. Todo vale con tal de conseguir un autógrafo –en horas bajas- o un selfie –el trofeo del momento- con un famoso. Y en ese todo vale se incluye reservar habitaciones en el mismo hotel en el que se alojan las estrellas: los ascensores ocultan muchas historias secretas.
Aun con todo el marchamo de festivalfan, Málaga también se alimenta de películas, y este año tres de ellas suponen el debut en el largo de sendos actores como Daniel Guzmán, Leticia Dolera y Zoe Berriatúa. El primero ganó el Goya y la Espiga de Oro de la Seminci con su corto Sueños, y vuelve a escarbar en su adolescencia de barrio obrero en A cambio de nada. La segunda dirige, escribe y protagoniza Requisitos para ser una persona normal, en la que habla, como indica su título, en qué convierte a las personas en seres normales y corrientes. Finalmente Berriatúa ha dedicado diez años a poder levantar otro retrato de la adolescencia –un tema muy repetido en Málaga- Los héroes del mal, proyecto que finalmente se ha hecho película con la producción de Álex de la Iglesia.
Otra directora, Manuela Moreno, conocida por su cortometraje Pipas, entrega una película llamada a ser uno de los momentazos del festivalfan: Cómo sobrevivir a una despedida. También hay hueco para veteranos como Alfonso Albacete (Solo química), Antonio Hernández (Matar el tiempo), Isabel Coixet (Aprendiendo a conducir) o Andrés Duque Pérez y Samuel Martín Mateos (los realizadores de Agallas repiten con Carmelo Gómez en Tiempo sin aire)
Un trío de películas que ha llamado la atención por su interés son la durísima Techo y comida, de Juan Miguel del Castillo; Los exiliados románticos, de Jonás Trueba, uno de los abanderados de esa ecléctica etiqueta que es el Nuevo Cine Español, y La deuda, corruptelas y multinacionales en Perú en una película dirigida por un estadounidense, Barney Elliott, y que cuenta con un curioso reparto: Stephen Dorff, Alberto Ammann, Carlos Bardem y David Strathairn. Aparte está una reflexión metacinematográfica como Sexo fácil, películas tristes, de Alejo Flah, la historia de un guionista cuya relación se desmorona mientras escribe una historia de amor.
En Zonacine, la sección con las propuestas arriesgadas, destaca, tras su éxito en la Berlinale, Der Geldcomplex (El complejo del dinero), de Juan Rodrigáñez, una reunión de fin de semana de un grupo de amigos que esconde una intrincada reflexión sobre la situación económica actual. En las otras secciones destacan la cuidada selección habitual del Territorio latinoamericano y del concurso de documentales. Y los premios, ya que Málaga sigue la política de Sitges de otorgar bastantes premios-homenaje: en esta edición los agraciados son los actores Antonio de la Torre y Julieta Serrano, el director de fotografía Kiko de la Rica, el director y actor Paco León, y la cineasta Isabel Coixet. Finalmente uno de los platos fuertes será la proyección en la Película de Oro, de Campanadas a medianoche, de Orson Welles, de la que se cumple medio siglo de su rodaje y cuya restauración va acompañada de un impresionante libro sobre el filme y su autor de Esteve Riambau.
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