_
_
_
_
El hombre que fue jueves
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En el corazón del dolor

Marcos Ordóñez

Pero Medea mata a sus hijos, le digo. Esa es la principal diferencia con otras heroínas trágicas. ¿Cómo asumimos eso? “Es que es inasumible”, me dice Andrés Lima, que está ensayando la obra en la Abadía. “Ni Eurípides, ni Séneca, ni Anouilh, ni Heiner Müller, ninguno de los que se ha acercado a ella tiene respuesta. Séneca podría haber dado una enseñanza moral y acaba enamorado de alguien tan contrario a lo que predica. Yo creo que le fascina la vida que hay en su contradicción, porque refleja al ser humano. Esa mujer, abandonada, exiliada, a la que le han quitado los hijos, alberga todo el pesar del mundo, y sin embargo opta por la destrucción, por la venganza más salvaje. Está muerta y quiere que todo muera a su alrededor. Te conmueve y te repele. Medeahabla de hasta dónde somos capaces de llegar. Las tragedias se abisman sobre nuestros lados más oscuros. Para compensar todo ese horror está la belleza del texto, la sofisticación de la escritura”.

Lima ha optado por la versión de Séneca, más seca, más concentrada. Pero en el montaje, me cuenta, utiliza también fragmentos de Eurípides, y de Müller, y textos propios. Y, a guisa de prólogo, un fragmento de la Teogonía de Hesiodo, “para hablar de ese universo mítico que es anterior a la visión cristiana de la culpa y el castigo”.

La diferencia entre Medea y el resto de heroínas trágicas es que ella mata a sus hijos

Y, sorpresa, canciones de Veloso: “Tierra, para esa madre que engendra y mata, y Tonada de luna llena, que tiene una mezcla de belleza y violencia”. Hablamos de la eterna dificultad de los coros. “Es un invento maravilloso”, me dice, “ese grupo de gente que entra y sale de la historia y manifiesta su punto de vista. He buscado un coro de niños, sombras filmadas y proyectadas, como el permanente recuerdo de esas muertes. Grabamos ochenta voces del Coro de Jóvenes de Madrid, sobre partitura de Jaume Manresa, y Joana Gomila canta la parte solista”.

Aitana Sánchez-Gijón es Medea. Laura Galán es la nodriza. “Los ensayos no pueden durar más de tres horas, porque Aitana ha de estar siempre en el corazón del dolor, en una especie de trance obsesivo. Medea no está loca, pero bordea la locura. No es fácil llegar a eso, ni mantenerse ahí. Su trabajo me recuerda mucho al flamenco: hay una escalada similar. Intento que el texto mantenga el vuelo original y a ratos suene cotidiano, como si contempláramos a una pareja destrozada, en la cocina de su casa”.

Lima encarna a Jasón, a Creonte y al corifeo. Para este último ha querido seguir la pauta del narrador de Hamelin, de Mayorga, donde contaba el relato e indagaba en sus misterios. Pienso en el interrogador que interpretó Michael Lonsdale en La amante inglesa, de Marguerite Duras, intentando llegar a las razones de Clara Amelia Lannes para matar a su prima sordomuda, pura imagen de la inocencia. “No conozco esa función”, me dice, “pero sí tuve muy presente Pena de muerte, la película de Tim Robbins, donde empatizas con Sean Penn, el condenado, y cada tanto te van recordando su crimen. No puedes reducir a Medea al papel de asesina crónica porque es algo más, y tampoco puedes caer en la trampa de dejarte deslumbrar por ella, por su fuerza, por la intensidad de su sentimiento”.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_