Martín Chirino deposita la esencia de su escultura en Las Palmas
El artista abre en el Castillo de la Luz una Fundación con 25 obras básicas
En la vida artística de Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925), la espiral ha representado siempre el punto de partida para, al modo de James Joyce en su Ulises, poder bucear en el significado del mundo. Cada giro de esa espiral ha sido como una nueva aventura por lo más recóndito de sí mismo.
Ahora, con 90 años recién cumplidos, el artista, uno de los grandes escultores del siglo XX, considera que ha dado la vuelta completa a su representación más personal: “He redondeado una manera de ser y sentir. Empecé con una espiral y termino con otra. Aquí está el discurso de mi vida”. Y ese balance de vida personal y artística está representado para él en la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino que hoy se inaugura oficialmente en el Castillo de la Luz, la vieja fortaleza que se levanta junto al Atlántico en el istmo de la Isleta, el mismo barrio en el que el artista vivió hasta su primera juventud, antes de emigrar a París, Nueva York y Madrid. La Fundación es la culminación de un largo proyecto que sentía que debía tener un final feliz. A lo largo de los años fue guardando sus mejores piezas, las que él consideraba más personales.
Vestido con pantalón oscuro, camisa azul y chaqueta marina, apoyado en un bastón de empuñadura de hueso, el escultor no puede disimular la paz que le produce contemplar juntas todas aquellas obras que son un hito en su carrera y que van desde los años cincuenta hasta 2014. Son 25 piezas en las que sus espirales hablan del viento, de la precariedad o de la importancia de las islas Canarias en su vida. “He trabajado siempre bajo dos principios: que menos siempre ha sido más y que la universalidad se consigue desde lo más local y lo más privado”, afirma.
Sencillo y ajeno a toda pompa, Martín Chirino se deshace en alabanzas hacia el contenedor de su obra, una vieja fortaleza, dicen que la primera, que fue construida en las islas para defenderse de las invasiones. Los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, premiados con el Alvar Aalto en Helsinki por su forma de readaptar edificas históricos, empezaron en 2001 la recuperación de este edificio de tres plantas y aspecto medieval sin que supieran entonces cual sería su destino. Su trabajo consistió en vaciar el interior del castillo para reforzar el valor de sus muros históricos, perfectamente conservados en su mayor parte.
El alcalde de Las Palmas, Juan José Cardona, consiguió que ese edificio sin destino definido se convirtiera en el contenedor ideal para la obra de Chirino. "El proyecto estaba ahí", recuerda el artista, “pero pasaban legislaturas y no se remataba. Por fin, se conjugaron los astros para que yo lo vea en vida. Mi obra se contempla aquí como una escultura dentro de otra escultura. Volvemos a la espiral…”.
Jesús Castaño, director de la Fundación, explica que es una entidad privada sustentada por el Ayuntamiento y el cabildo (no el Gobierno autónomo ni el Ministerio de Cultura) y que el patronato está integrado por familiares y amigos del escultor. No hay representación política. Las obras, valoradas en cuatro millones de euros, se mostrarán de manera permanente y el ayuntamiento asume el compromiso de destinar anualmente 100.000 euros para la compra progresiva de las piezas. El presupuesto anual del mantenimiento es de unos 600.000 euros.
El recorrido por el interior del castillo es toda una aventura en la que los elementos arquitectónicos se funden con las esculturas. Tres grandes salas permiten exhibirse en toda su grandeza las composiciones geométricas que, en distintos metales, adquieren aquí una identidad aún más poderosa de lo habitual. Otras esculturas disfrutan para sí mismas de pequeñas salas nacidas en los recovecos de los muros del edificio. En los próximos días, el centro albergará también la biblioteca personal, el archivo y los recuerdos del artista.
Además de la exposición, la Fundación estará dedicada a mantener viva la obra del artista. “Habrá debates, ciclos, conferencias y todo tipo de actividades destinadas a enriquecer el pensamiento artístico en las Canarias”, añade Jesús Castaño. Martín Chirino quiere un permanente debate entre el mundo de las artes plásticas y la literatura porque está convencido de que en ahora sobran grandes declaraciones y falta reflexión.
Babelia
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