El inglés, cuanto antes, mejor
Numerosos estudios demuestran las ventajas del bilingüismo Los expertos coinciden en que los niños adquieren con más facilidad otros idiomas
Entrar a la universidad en China es todo un sufrimiento. Los aspirantes se someten a exámenes durante tres días en los que literalmente se juegan su futuro. A esta prueba se la conoce como Gaokao. Una de las materias tiene una especial relevancia. Es el inglés, una asignatura fundamental desde que son niños. Supone el 20% de la nota final en un país en el que los estudiantes deben comenzar a aprenderlo a los 6 años por ley. El emprendedor Jay Walker utilizaba este ejemplo en una Ted Talk (pequeñas conferencias dedicadas a temas inspiradores o tendencias) para hablar de lo que él denominaba “English mania”: la determinación por aprender esta lengua. “El inglés te permite formar parte de una conversación global para hablar de temas globales. Es el lenguaje común para solucionar problemas”, afirmaba el conferenciante en aquella charla.
Unos 400 millones de personas hablan inglés en el mundo como primer idioma y mil millones, como segundo. Según el informe elaborado por el lingüista David Graddol para el British Council, English next, cerca de un tercio de la población mundial lo estudia. Es indiscutible que se trata de la lengua que se ha impuesto en campos estratégicos como el de los negocios o el tecnológico. Lejos de ser un complemento a su currículum o un propósito de año nuevo, para la mayoría de los ciudadanos se ha convertido en una herramienta fundamental para interrelacionarse. Además de los factores sociales o profesionales, varias investigaciones demuestran que adquirirla a una edad temprana es beneficioso.
Un estudio de la Universidad de Strathclyde de Glagow, demostró que los niños que dominan dos idiomas fueron capaces de resolver más fácilmente los problemas que se les plantearon. “El bilingüismo siempre se ha visto como algo positivo, pero también imperaba la idea de que podía confundir a los niños e ir en su detrimento”, afirmaba en la presentación de los resultados el director de la investigación, el profesor Fraser Lauchlan.
El método Disney, con EL PAÍS
Disney ha diseñado un método para enseñar inglés a los más pequeños. El programa está diseñado y avalado por lingüistas y pedagogos y se basa en la motivación, implica a la familia en el aprendizaje y fomenta la creatividad para estimular a los niños. Desde el domingo 15 se podrá adquirir con EL PAÍS cada una de las entregas de la colección Disney English. La primera de ellas sale a la venta por 1,95 euros.
Gracias a este programa los niños aprenden inglés a través de canciones, juegos, actividades y temas atractivos. La primera lección, por ejemplo, explora el campo de la familia y los amigos. Todo aderezado con un espíritu lúdico y acompañado por los personajes de Disney. El sistema se basa en la afirmación de que los niños aprenden idiomas de forma natural si los adquieren en el entorno adecuado. El método trata de adaptarse a los factores culturales, la personalidad y la disposición de cada alumno.
En el site diseñado en EL PAÍS de la colección Disney English se puede obtener toda la información sobre el programa pedagógico y descargar el primer capítulo del tomo que saldrá a la venta el próximo domingo. También se podrá encontrar un vídeo explicativo del programa, donde se puede cantar con Mowgli y Balú, de El libro de la selva, y practicar diálogos con los personajes de La Bella y la Bestia.
El martes comienza un concurso en la página en Facebook de EL PAÍS Promociones. El premio consiste en dos entradas para ver Mi primera película. Los participantes tendrán que contar cuál fue la primera historia animada de Disney que vieron. Las 20 respuestas más originales se llevaran la entrada doble.
Otra investigación del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, llevado a cabo por investigadores de la universidad de Toronto, probó que los niños bilingües eran capaces de combinar varias tareas con más agilidad. Un tanto más rompedor fue otro ensayo publicado en la revista Neurology que determinó que controlar dos o más idiomas puede retrasar hasta cuatro años la aparición de los síntomas de demencias como el alzheimer.
Para aquellos que nacen en el seno de una familia poliglota, el camino está hecho. Pero está claro que esto no siempre sucede. “Los idiomas se aprenden mejor en un contexto social, por eso, cuanto antes, mejor”, asegura el profesor de la Pompeu Fabra de Barcelona y experto en bilingüismo, Albert Costa. “Estudiar una lengua implica tres partes fundamentales: los sonidos, el vocabulario y la gramática. Conviene incorporar los sonidos pronto si se quiere hablar bien un idioma, porque es lo que más cuesta a medida que vas creciendo”, apunta.
Para el experto, “lo básico es que los chicos vean que estudiar un idioma es útil y que les enseña a entender los dibujos animados, que comprendan que una lengua sirve para interactuar y jugar”. Ahí entra el juego el factor de la motivación, clave, según Costa, para que los pequeños entiendan que conocer más idiomas además del materno es una prioridad.
Esa misma opinión tienen, desde su experiencia, los miembros del British Council Mark Levy y John Knagg. “Por lo que yo he observado en programas de enseñanza, cuando los métodos son apropiados los jóvenes encuentran muy motivador estudiar un nuevo idioma y así aprenden mejor”, señala el primero, que dirige los programas del British Council en España. Knagg, asesor del organismo, cree que los niños tienen “menos inhibiciones y disfrutan aprendiendo con canciones y juegos”, además de que “les resulta más fácil interiorizar nuevos acentos”. Solo en 2014, más de dos millones y medio de estudiantes realizaron alguno de los exámenes de esta institución para certificar su nivel.
Para Knagg un futuro con ciudadanos bilingües es más que posible. “Incluso multilingüe”, puntualiza. “Ya es algo común en África y el sur de Asia. En Europa la mayor parte de los países con idiomas menos hablados han incorporado la lengua de sus vecinos, al igual que el inglés”, señala el asesor del British Council, quien indica además que aquellos con más riesgo de estancarse son aquellos con “grandes” idiomas, como por ejemplo España. Aunque aclara que el país ha avanzado mucho en los últimos años para mejorar su nivel. Knagg está convencido de que el inglés se ha convertido en “una herramienta básica del siglo XXI para el entendimiento mutuo”.
Babelia
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