El cine de Marruecos rompe moldes
El Festival Nacional de Cine de Tánger exhibe 15 películas magrebíes cuyas temáticas abordan los derechos humanos, el feminismo, la represión o la droga
Un joven policía patrulla de noche las calles de Casablanca, marcadas por el delito, los estupefacientes y la prostitución. El agente, que sufre la corrupción de sus superiores, tiene una relación tormentosa una prostituta y ha de lidiar con el difícil carácter de su padre enfermo. Este es el argumento de Zero, la película del marroquí Noureddine Lahkmari que en 2013 ganó el premio del Festival Nacional de Cine. El certamen, que celebra estos días en Tánger su 16 edición, exhibe 15 nuevas producciones que compiten por este galardón, con temáticas que van de los derechos humanos al feminismo, pasando por la droga o la represión.
Entre las 15 cintas que se pueden ver en Tánger están La nuit entr’ouverte (La noche entreabierta), un viaje personal de Marruecos a Estambul que mezcla las rutas del yihadismo y la trata de personas; Les transporteurs (Los transportistas), en la que un joven delincuente se ve obligado a llevar droga a través del país; Chaibia, la historia de superación personal de una campesina nómada y analfabeta que se convierte en una gran pintora; o Rif 58-59, que narra la feroz represión que vivieron los habitantes del norte de Marruecos y que todavía permanecen en su memoria. Además, se muestran también 15 cortos.
“El Estado es el principal productor del país porque ha comprendido que un cine libre es la mejor vía para mejorar imagen”, explica El Arbi El Harti, presidente de la Asociación para la Acción Intercultural Universitaria Ciudadana (Apaiuc) y participante en el evento de Tánger. Este profesor universitario explica que Marruecos está inmerso en una transformación social y las autoridades están volcadas en facilitar el rodaje de historias que muestren este cambio. Por ello, existe una libertad creativa que sería impensable en otros países árabes. El director de Zero, que exhibió su película el año pasado en Madrid, dijo allí: “Mi película chocó mucho cuando la exhibí en los Emiratos Árabes Unidos. La gente allí me dijo que eso que yo mostraba no era Marruecos”. En su opinión, “el cine es motor de cambio en este país”.
Esta efervescencia es la que se muestra en un festival que arrancó en 1982 y que, en sus primeras ediciones, se celebraba cada tres o cuatro años dada la escasa producción nacional. “Antes teníamos 300 salas de cine y solo producíamos un par de películas al año, mientras que ahora rodamos más de 20 anualmente y solo contamos unos 30 cines en todo el país”, señala Sarim Fasi-Fihri, director del Centro Cinematográfico Marroquí (CCM), organizador del certamen. La muestra cinematográfica, que en sus inicios pasó por varias ciudades (Rabat, Casablanca, Marrakech y Oujda), se celebra desde 2007 en Tánger y con periodicidad anual. El año pasado, la ganadora fue Sotto Voce, de Kamal Kamal, una película sobre el drama de la guerra en la frontera con Argelia. El ganador de la presente edición se conocerá este sábado.
El Harti apunta que la cuestión que puede hacer despegar al cine marroquí es la cooperación con España, es decir, apostar por las coproducciones hispano-marroquíes. De hecho, existe un acuerdo de 1998 entre ambos países para rodar proyectos comunes, pero hasta la fecha solo se ha traducido en cuatro films. Fasi-Fihri añade: “En Marruecos estamos preparados para participar en más películas junto a la otra orilla, pero hace falta decisión por parte de los productores españoles”. Para abordar este tema, el profesor El Harti ha organizado un encuentro este sábado al que asistirán Gerardo Herrero (uno de los principales productores españoles), Xosé Luis Canido (de la Fundación SGAE), así como varios representantes de los productores marroquíes.
Babelia
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